MEMORIAS DE LA FRONTERA

Qultura lleva el jazz al Museo para que lo escuche Trajano

La Asociación Qultura lleva va-rios años demostrando que aún existe sociedad civil en la capital gaditana: a la chita callando, sin demasiado exhibicionismo ni grandes presupuestos, esta entidad creada por distintos artistas y profesionales de procedencia muy diversa, ha regalado una ya larga serie de conciertos de música clásica en el patio del Museo Provincial de Cádiz.

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Ahora, le viene tocando la hora -y nunca mejor dicho¯al jazz gaditano, con un ciclo que se inició el pasado jueves 26 de junio y que concluirá el próximo día 11 con un concierto del pianista Juan Galiardo, un sanroqueño formado en el prestigioso Berklee College of Music de Boston, pero afincado en Cádiz, donde se rodea del contrabajo Dave Santero y de la batería de Andrea Michelutti, para un trío.

Esta vez, la asociación cuenta con el patrocinio de Cajasol y la colaboración de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía y de Chorot, ya que se concibe como una actividad preliminar al IV Seminario Internacional de Jazz de Cádiz, organizado por la Empresa Pública de Gestión de Programas Culturales en colaboración con la Consejería de Educación.

El abogado Pedro Fernández, director de Qultura, entiende que, en el futuro, la asociación podría ampliar sus actividades a otros ámbitos como el del flamenco o el de la música contemporánea. El próximo martes día 8 y a las 20.30 horas como cada día, está previsto que el patio de Trajano, con capacidad para 80 espectadores y donde se reúnen diversas y a veces colosales piezas de la estatuaria romana, acoja a una nueva formación de veteranos que bajo la denominación de Flamenco Standards Band, apuestan por una música de fusión entre el flamenco y el jazz, cuyas raíces cabe buscar en el clásico spanish tingle que popularizó Miles Davis y que, desde España, asumieron sucesivamente Pedro Iturralde, Paco de Lucía y el grupo Dolores, a caballo entre los 60 y los 70. A bordo del grupo, viajará la guitarra diversa de Luis Balaguer, que ha viajado del jazz al flamenco, al clásico o al tango, con apasionada curiosidad, el imprescindible saxo de Pedro Cortejosa, el contrabajo de José López y la percusión de Carlos Cortés.

La primera banda en abrir fuego, en dicho espacio, fue Gitanes Swing, un grupo compuesto por Juan Sainz, ese excelente a la par que contenido batería gaditano, el bajo de José Aragón, las guitarras de Polo Rodal y de Fernando Vargas, así como el violín de Ramsés Puente. Llevan actuando juntos desde hace cinco años, rindiendo un constante y explícito homenaje al jazz gitano francés de Django Reinhardt, padre espiritual de Tito Alcedo a quien, por cierto, se echa de menos en esta primera aproximación al jazz gaditano.

El pasado jueves, sin ir más allá en el tiempo, tuvo lugar la actuación del Julián Sánchez Sextet, que reúne al trompetista que le da nombre junto a Enrique Oliver (saxo tenor), Javier Galiana (piano), Ramón Prats (batería), Carlos Cortés (percusión) y José López (bajo). Todos ellos, y también la asociación que les convoca, demuestran de nuevo que Cádiz no es ajeno a las jambás, que a mediados del siglo XX constituía la genuina forma gaditana de llamar a las jazz band o cualquier grupo musical que llevase incorporada una batería.