PROTESTA. Las enfermeras de San Rafael, en Cádiz, se echaron a la calle el miércoles. / F. JIMÉNEZ
CÁDIZ

La guerra de las faldas en los hospitales Pascual aviva un conflicto entre UGT y CC OO

Las diferencias surgen por el liderazgo en los comités de empresa Los secretarios provinciales ofrecen opiniones enfrentadas

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El conflicto que se vive en las clínicas Pascual por el uso de faldas entre las enfermeras como uniforme está enconado entre los sindicatos. Los comités de empresa de ambas centrales sindicales mantienen posturas enfrentadas. «Se ha montado un circo con este asunto y los trabajadores ya están cansados». De esta forma definía ayer el secretario provincial de UGT, Pedro Custodio, la situación que estalló a mediados de marzo cuando el comité de empresa de la clínica San Rafael de Cádiz, liderado por CC OO, denunció que algunas enfermeras y trabajadoras del hospital dejaron de percibir un complemento de productividad por sustituir la falda de su uniforme sanitario por un pantalón. El sindicato destapaba así el malestar de un colectivo de empleados y anunciaba un calendario de movilizaciones.

El conflicto se convertía en una bomba mediática. El parlamentario gaditano de IU, Ignacio García, toma entonces cartas en el asunto y pide que se cumpla la Ley de Igualdad, al mismo tiempo que exige a la Junta, a través de la Inspección de Trabajo, un informe sobre la situación que viven las enfermeras de Pascual.

Sin embargo, los acontecimientos han desvelado que detrás de la guerra de las faldas hay una batalla sindical encubierta entre los sindicatos mayoritarios. Así, UGT se desmarcó el pasado martes de todas las protestas y la presidenta del comité de empresa del hospital Virgen de las Montañas de Villamartín, Beatrice Bejarano, de UGT, comentó que «la falda no atenta contra la dignidad».

Desde la dirección provincial de UGT se ha puesto de manifiesto que el sindicato cumplirá el convenio que se firmó con Pascual en 2007, donde se fijó la negociación del plan de Igualdad, de Salud y Riesgos Laborales. Pedro Custodio aclaró que ya hay un foro o una mesa donde se debaten estas cuestiones sobre la empresa Pascual «y entendemos que el uso de las faldas no tiene nada que ver con los riesgos laborales, como trata de hacer ver Comisiones Obreras».

Esta opinión ha sido rechazada de plano por la presidenta del comité de empresa de la clínica San Rafael, Adela Sastre, de CC OO, que ha reconocido que las malas relaciones con UGT en los centros de Pascual vienen de largo, «porque siempre ha actuado del lado de la empresa».

Se da la circunstancia de que UGT es el sindicato mayoritario en las clínicas de Pascual en Huelva, en El Puerto y Villamartín, frente a CC OO, que lo es sólo en Cádiz. Este sindicato ha amenazado con llevar el caso a los tribunales si el informe que debe emitir el lunes la Inspección de Trabajo no es favorable al uso del pantalón en el uniforme en lugar de la falda. Por su parte, UGT no cree que el uso de la falda guarde relación con la salud laboral o el riego en el trabajo, como trata de defender el otro sindicato.

El secretario provincial de CC OO, Manuel Ruiz, destacó ayer a este periódico que el conflicto de las faldas forma parte de un conflicto global que, según el sindicalista, se vive en Pascual, «ya que, al margen de las faldas, hay problemas de relaciones laborales». Aclaró que las diferencias surgidas entre su sindicato y UGT en el caso de la guerra de las faldas son puntuales y solo afectan a los comités de empresa de Pascual. En su opinión, este problema no ha salpicado a las relaciones que mantienen ambos sindicatos a nivel regional. Sin embargo, reconoció que la actitud de UGT en el conflicto «es despreciable».