ENSAÑAMIENTO. Uno de los patos, en el estanque donde fueron asesinados los animales, ayer. / ÓSCAR CHAMORRO
CÁDIZ

La Policía busca a una pandilla de menores que se ensañó con los patos del Parque Genovés

El martes aparecieron tres aves muertas: una ahorcada, otra descuartizada y otra empalada Los agentes temen que se trate de un juego de rol, por lo macabro de las muertes

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Uno de los patos apareció atravesado de arriba a abajo por un palo de escoba. Al siguiente animal lo degollaron, y antes de abandonarlo, el desalmado que le dio muerte se molestó en subirlo a lo alto de un árbol, para hacerlo visible. El último yacía descuartizado en el frío cemento del comededero junto al estanque; rodeado de plumas y sangre.

Manuel, el cuidador de estos animales en el Parque Genovés de Cádiz, relata la escena que se encontró el martes por la mañana con el horror aún agarrado en sus ojos. «Los mataron a palos, los atravesaron con el palo de una escoba, los desnucaron... y aún después a uno de ellos lo subieron a la cruceta del árbol. Había dos charcos de sangre en el suelo. Y plumas.... Todo ha sido muy macabro», recuerda Manuel, sin apenas gesticular.

Apenas eran las ocho de la mañana del martes. El frío que se agarra a las palmeras y plantas del parque a estas horas, se rompió por el horror. Fue Paco, un jubilado de Cádiz, que se acerca cada mañana a dar de comer a los animales, quien se encontró con la sangrienta escena. «Llegó con las lágrimas en los ojos a contar lo que acaba de ver», relata Manuel. Los asesinos se ensañaron con los patos.

Los autores de esta atrocidad son una pandilla de menores de la zona, según fuentes policiales de la investigación. Seguramente, los mismos que siembran la zona de incendios y destrozos de inmobiliario de forma esporádica desde hace un año. «Es fácil pensar que pueda tratarse del mismo grupo de vándalos, puesto que los destrozos son siempre en la misma zona», afirma un policía. El incendio de un coche, a las puertas del parque, el pasado 17 de diciembre -aquella noche, una atracción infantil de la zona de juegos, un castillo hinchable, también fue devorada por las llamas-. Destrozos en la caseta de los vigilantes (la última vez robaron además las linternas). Destrozo de farolas, volcado de macetas.... «Sospechamos quienes son, y parece que puede tratarse de una pandilla de menores que merodea por la zona. Pero nunca les hemos pillado con las manos en la masa», se lamenta el agente. Y siempre actúan de noche. Los autores, creen, rondan los 15 años. Pero esta vez, sobrepasaron los límites de la gamberrada.

«Desde luego quienes estén detrás de este ensañamiento tienen una mente extraña y retorcida. Es más que una simple gamberrada. Los culpables querían ver sufrir al animal», afirma el Intendente Mayor Padilla, de la Policía Local. Los criminales dejaron al animal empalado, y moribundo, sobre uno de los focos de luz del estanque, para que se acabara de achichar. «La crueldad, y lo dantesco de la escena nos hace pensar que pueda tratarse de un juego de rol. Desde luego todo conduce a que se trata de algo planeado», reconoce el inspector Padilla. Los sangrientos criminales no escatimaron un ápice de dolor a los animales.

Vigilancia intermitente

Los diez guardas que vigilan el parque terminan su turno a las 21.30. Vuelven por la mañana, a las ocho. Entre tanto la vigilancia se hace de forma «intermitente», por una patrulla de la Policía Local. Tienen las llaves de la puerta. Se cuelan a hacer la ronda con el coche y dar algún paseo por allí. «La última fue bien entrada la noche», recuerda Padilla.

esanmartin@lavozdigital

Penas de dos años de cárcel

El maltrato de animales domésticos está tipificado como delito, para quienes «maltraten con ensañamiento e injustificadamente a animales domésticos, causándoles la muerte o provocándoles lesiones que produzcan un grave menoscabo físico» (Ley 15/2003, sobre delitos relativos a la protección de la flora, fauna y animales domésticos.

El texto legal contempla, en este caso, penas de prisión que van desde los tres meses, pero que pueden llegar hasta el año de cárcel.

El maltrato a los animales entraba así, hace cinco años, a formar parte de las penas tipificadas como delitos, en el Código Penal.

Largamente reivindicado por las asociaciones de protección de los derechos de los animales, aquel texto endurecía los castigos muchos más laxos, que hasta entonces recogía la ley de 1995.

Las penas se extienden a los dueños, en ciertos casos de descuido deliberado.

«Los encargados de la custodia de animales feroces o dañinos que los dejen sueltos (...) serán castigado con multas de 10 a 30 días», dice la nueva normativa.