Economia

Los biocarburantes reducen el 3% del CO2 a costa de duplicar el precio de los cereales

El sector ganadero es de los más perjudicados por el persistente encarecimiento de estas materias primas, proceso que puede durar 10 años, según un estudio

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La utilización de biocarburantes, elaborados a base de cereales y aceites vegetales, como alternativa a los carburantes convencionales, presenta hasta el momento unos resultados poco alentadores, según señalan los expertos. El recorte de CO2 que generan no supera el 3%, mientras que los precios de los cereales, por efecto del aumento de la demanda, prácticamente se han duplicado en poco más de 18 meses.

Desde hace algún tiempo muchos países, principalmente los más industrializados y los grandes productores agrícolas, han apostado fuertemente por los biocarburantes. Se trata de los denominados biocombustibles de primera generación. Los de segunda generación serían aquellos obtenidos a partir de otros materiales no destinados primariamente a usos alimentarios.

Estos biocarburantes mezclados en cierto porcentaje -actualmente en torno a un 5% con los actuales motores- con combustibles fósiles (el etanol se usaría en la gasolina y el biodiésel en el gasóleo) emiten menos CO2 a la atmósfera.

La opción política a favor de este tipo de combustibles más ecológicos ha sido adoptada de un modo muy decidido con gran difusión mediática y con cierta «precipitación», al no venir acompañada de «estudios rigurosos» que valoren adecuadamente las consecuencias que pudieran derivarse sobre los productos de alimentación, según el estudio 'Análisis de la actual estrategia europea en materia de biocarburantes. Otras verdades incómodas', elaborado por el catedrático de Economía Agraria de la Universidad Politécnica de Madrid, Carlos Tió Saralegui.

A su juicio, los biocarburantes apenas pueden desarrollarse en condiciones competitivas con los actuales precios de las materias primas, a pesar de las subvenciones estatales. Además, el elevado precio del petróleo aumenta los costes de producción de los biocarburantes, ya que utilizan mucha energía fósil en su elaboración.

Un reciente informe de la OCDE destaca que el desarrollo de los biocarburantes no logrará una reducción mayor del 3% de CO2, pero sí tendrá un fuerte impacto en la economía y en el medio ambiente. En este sentido, el informe de Carlos Tió va más allá y asegura que no estamos sólo ante un problema energético, sino ante una situación «en la que se ven comprometidos intereses sociales, económicos y medioambientales muy notables».

El trabajo de Tió, promovido y financiado por la asociación ganadera Asoprovac, asegura que culpabilizar únicamente del alza del precio de los cereales al encarecimiento del crudo o a prácticas contrarias a la competencia es un «burdo intento de eludir responsabilidades políticas», derivadas de la adopción de una estrategia que no fue adecuadamente evaluada en su momento. En la evolución de los precios de los cereales ha existido un claro componente especulativo, según Tió. Coincide el autor con un reciente estudio de la OCDE, en que cualquier desviación en tierras que se destinan a la producción de alimentos o piensos hacia la producción energética, influirá en el precio de los alimentos.