Said Mefetah presume de su mezquita como tolerante e integradora con los demás
Said Mefetah presume de su mezquita como tolerante e integradora con los demás - A. DÍAZ

La comunidad islámica de Almonte: «No entiendo cómo una persona decide ir al infierno»

ABC visita la mezquita de la comunidad islámica de Almonte, donde rezaba María

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«Vive y deja vivir. O sea, no andes chingando» es el lema de la Asociación Cultural Islámica de Almonte. La nítida declaración de intenciones escogida para el perfil de su muro en Facebook, para que no queden dudas de su tolerancia cero con toda clase de terrorismo. Su presidente, Said Mefetah, presume de dirigir la asociación que representa el mejor espejo de integración de una comunidad islámica en España. Como otros musulmanes, no desea que una manzana podrida acabe estigmatizando a todo el colectivo. En Almonte hay, asegura, 84 familias empadronadas y de marzo a junio, cuando se desarrolla la campaña de recogida de la fresa, la localidad cercana a Doñana concentra más de 500 personas de origen magrebí, entre temporeros y familias ya instaladas en el municipio.

«Aquí se ven a más inmigrantes que a locales y nunca ha habido ningún problema». Quiere dejarlo claro.

Habitación contigua

Said nos abre las puertas de la mezquita donde rezaba María Ángeles Cala hasta hace pocas semanas. Siguiendo los preceptos de su religión, las mujeres escuchan los sermones del imán en una habitación contigua al amplio salón alfombrado donde rezan los hombres separada por una cortina fucsia, en señal de respeto. A este templo, que desde fuera aparenta ser una nave industrial, la presunta yihadista cumplía religiosamente en julio pasado el rito del Ramadán, un mes en el que el Islam prescribe un riguroso ayuno de comida, bebida y relaciones sexuales desde el amanecer hasta que cae la noche.

En estas mismas alfombras se inclinaba para rezar, en compañía de su inseparable amiga Manoli, y tal vez iba planificando en su cabeza su viaje a Siria. «Nosotros no sabemos lo que pensaba. No teníamos contacto con ella. Sólo la veíamos a veces cubierta con su neqab, era una muchacha amable y simpática», recuerda el presidente del colectivo, que «condenó fuertemente» el sangriento atentado a los periodistas de la revista francesa Charlie Hebdo a principios de año.

Aquí rezaba María
Aquí rezaba María - ABC

La inauguración de la mezquita, el pasado mes de febrero, fue un paradigma de esa integración que predica. «Invitamos al alcalde, a la Guardia Civil y a la Policía», apunta. «La mezquita está abierta al público; no rechazamos a ningún musulmán ni podemos controlar a nadie», se justifica.

María Ángeles Cala llevaba con ella en su maleta un pasaporte de un amigo suyo y un Corán en español

Cuando se disponía a coger un vuelo a Siria con escala en Turquía, María Ángeles Cala llevaba con ella en su maleta un pasaporte de un amigo suyo y un Corán en español, tal vez el bien más preciado. Said, que llegó a Almonte procedente de Fez (Marruecos) hace quince años, rechaza que se vincule el libro sagrado del Islam con la violencia. «Aquí tengo el Corán. Si hay un artículo o párrafo que empuje a alguien a matar a otra persona, yo rechazo esta religión. Nuestra religión es de paz». El camino emprendido por la joven almonteña, dispuesta a unirse al Daesh, según las investigaciones, le parece una locura. «Si millones de personas en Siria están sufriendo porque no pueden dormir sin escuchar bombas, no entiendo cómo una persona decide ir a ese infierno», dice encogiéndose de hombros. Con todo, este musulmán con doble nacionalidad expresa su solidaridad con la familia de María Ángeles. «Esperamos que vuelva pronto».

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