Síndrome del hombre lobo

Una madre afectada por el crecepelo: «Al bebé le crecía el pelo rápidamente y tenía problemas respiratorios»

Las autoridades investigan si el error es responsabilidad de un laboratorio indio o de una empresa malagueña

Imagen de uno de los bebés afectados por el crecepelo. ABC

Leo Rama

Omeprazol . Es el nombre del fármaco para tratar el reflujo de lactante, una enfermedad habitual en los recién nacidos. En los últimos días han aflorado multitud de casos en toda Españ a en los que, lejos de remitir esta patología, su estado se ha visto agravado a causa de consumir un medicamento que era, en realidad, crecepelo . El tarro del supuesto protector de estómago contenía minoxidil , un principio activo contra la alopecia que ha provocado que decenas de niños hayan desarrollado hipertricosis .

Esta patología, también conocida como síndrome del hombre lobo, ha desatado un brote de «niños lobo» . Una quincena de casos han aflorado a raíz de la denuncia del Defensor del Paciente . Entre ellos, el del hijo de Ángela, una madre de Granada que comenzó a suministrar omeprazol a su bebé apenas un mes después de que naciera. Unas semanas más tarde, en enero, surgieron los primeros síntomas. «Le crecía el pelo rápidamente, tenía eccemas y problemas respiratorios» , señala Ángela, quien inició entonces una peregrinación por especialistas sin solución.

La situación se mantuvo hasta mayo. Fue entonces cuando, por decisión propia, decidió dejar de medicar al niño con este fármaco. «Ahora está bien» , asegura a ABC. «Los eccemas han desaparecido, aunque sigue teniendo la piel delicada y sigue teniendo un poquito de pelo, pero ya no tiene problemas respiratorios», comenta entre lágrimas al referirse a la enorme cantidad de antibióticos que le fueron recetados a su hijo «intentando curar un resfriado que no era un resfriado»: «Hace un rato en caído en la cuenta…».

Ángela y otras madres lamentan la falta de información al respecto . «Ni siquiera tenemos un informe, no sabemos si la concentración de minoxidil que tenía el fármaco era del 2% o del 100%», asevera. Ahora espera que su hijo sea sometido a pruebas para evaluar el posible daño a los órganos internos del niño. Con los resultados en la mano, Ángela denunciará el caso , como barajan más familias: «Desde luego… ¿A quién? No lo sé aún, pero que quede claro».

En una situación similar se encuentra Amaya, una de las varias madres afectadas en Cantabria . Agradecida y mareada por el interés mediático que ha suscitado su caso, dice sentirse «indignada, con rabia, asustada, incomprendida»: «Mi hija ha estado tomando 7 mililitros diarios de este compuesto , que es más de la dosis diaria recomendada, y encima no es un adulto». Igual que Ángela, lamenta la falta de información proporcionada a los padres afectados: «Lo primero que quiero es que esto se quede en una pesadilla, pero también quiero que paguen los culpables» .

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