«Éramos los quintos engañados con el alquiler de un piso en La Antilla»

Una familia de Sevilla cuenta cómo cayó en las redes de un falso dueño que ofrecía un piso de veraneo

Uno de los miembros de la familia Ortega frente al bloque donde estaba el piso que no pudieron alquilar ABC

M. C.

«No tenemos piso», se escuchó . Y se hizo un silencio de esos que raramente se producen en las familias numerosas. Fue la mañana el 1 de agosto y, como cada año, desde los días en los que se llegaba de Lepe a la playa en burro, los Ortega se disponían a pasar el mes de veraneo en La Antilla, una tradición casi sagrada.

Mari, la abuela, empezó a veranear allí cuando era una muchacha. Continuó yendo con sus hijos y nietos. Este verano, varias circunstancias les habían impedido cumplir con el plan de echar una mañana de primavera allí a fin de dar con una casa para toda la tropa. «Esperamos al último momento y decidimos buscar por internet», comenta una de las hijas.

Encontraron un piso amplio. Los muebles dignos; la ubicación, perfecta. Una terraza desde la que dominar el litoral, además de pistas de pádel, piscinas y chiringuito. «Los niños estaban emocionados», lamentan. El supuesto propietario había colgado la oferta en Milanuncios. Les envió varias fotografías e información profusa de la vivienda y ellos a él 400 euros de fianza. «Es importante lo del plato de ducha», había reclamado otro de los hijos en una de sus charlas vía Whatsapp con el estafador , que le sugirió que no se preocupara, pues él se había encargado de adaptar los baños para sus propios padres.

Todo falso. El señor Alberto Ignacio Maldonado -qué rimbombante nombre había escogido para sus embustes- no era propietario. Ni siquiera existía. Como tampoco existía un 4ºA, puesto que se trata de una urbanización de tres alturas.

El día que llegaron, otro desembarco de Normandía, como cada año, se encontraron con que habían pagado por humo . «Son los quintos que vienen preguntando por el mismo apartamento», les desveló el portero de la urbanización Las Terrazas. Una de esas familias había viajado desde Salamanca con dos niños. Se marcharon al grito de «a Huelva, nunca más».

El portero cuenta que ha habido nuevos casos en los bloques vecinos, Las Marinas. « El tal Maldonado utilizaba tres números de teléfono. Al ponerlos en internet, descubrimos que había varios pisos anunciados con ese móvil en otros sitios de España».

Según la familia, el estafador actuó con calma: «Tuvo contención para no parecer ansioso. Nos envió los datos bancarios y el contrato con su nombre y DNI , así como la dirección del piso. Su trato fue educado. El 31 de julio, le escribí por Whatsapp para decirle la hora a la que llegaríamos y un rato después vi que no había leído mi mensaje. Insistí por mail y me contestó de inmediato para citarme a las 14.30». No llegó nadie. Tras denunciar, esta familia tuvo la suerte de encontrar otro piso para su veraneo, un milagro de última hora, aunque con 400 euros menos y un disgusto de recuerdo. Otros, tuvieron que despedirse del mes junto al mar.

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