Condenado por «robar» Facebook a su compañera para humillarla en Málaga

Competía con ella por un ascenso y le usurpó su clave escribiendo mensajes ofensivos

La Policía logró dar pronto con la dirección desde donde se mandaban los correos JUAN FLORES

«De compras en mi horario laboral» . Los amigos de Facebook de una página corporativa del Ayuntamiento de Málaga no daban crédito al mensaje que podían leer escrito por una funcionaria del propio Consistorio en la red social. Con una carrera intachable en todos sus años de servicio público, esta trabajadora precisamente aspiraba en aquellos momentos a ser promocionada. Presumir de andar por calle Larios con bolsas de alguna de sus boutiques ante los más de 10.000 seguidores de esta cuenta no parecía la mejor forma de lograrlo.

Menos aún se lo podía creer, claro, la funcionaria en cuestión cuando se lo contaron. Sobre todo porque ella no lo había escrito. Al intentar entrar desde su ordenador en su cuenta de Facebook para ver qué había pasado, la sorpresa fue a más. No podía acceder. La contraseña, que recordaba perfectamente, no era válida . Asustada ante la repercusión que personal y profesionalmente podía tener lo que ya a todas luces se adivinaba como una usurpación de su perfil, acudió a la Policía Nacional a presentar una denuncia.

Una ausencia temporal del despacho sirvió para que le robara la clave de la red social

Fue entonces cuando su asombro llegó a cotas que ni podía sospechar. Fruto de las pesquisas realizadas por los agentes, pudo conocer que la dirección IP desde donde se había escrito el comentario y también se habían mandado mensajes privados insidiosos para con ella... pertenecía nada más y nada menos que al domicilio del compañero del despacho contiguo al suyo. Estaba a nombre de su esposa. Y que para conseguir acceder a su perfil, su «colega», que casualidades de la vida optaba a la misma promoción profesional que ella, había aprovechado que se había ausentado temporalmente de su despacho para sentarse tranquilamente delante del ordenador y, como se había dejado la pantalla abierta, modificar la clave de acceso a la red social. Sólo él podía ya acceder a la cuenta, que quedaba a su merced.

Recientemente, la Audiencia Provincial de Málaga ha ratificado la condena a este funcionario que ya dictara en 2016 un juzgado de instrucción. Al trabajador, que el Ayuntamiento trasladó de unidad a petición propia, se le ha condenado a un año de cárcel por un delito contra la intimidad y por coacciones. No tendrá que ingresar en prisión pues carece de antecedentes penales. Pero también tendrá que pagar una multa algo superior a los 2.200 euros.

«Enemistad importante»

Los jueces entienden probado que el acusado «movido por una enemistad profesional importante», entró en su ordenador para alterar su contraseña. Una animadversión que era conocida en el Ayuntamiento. Ante sus jefes, el condenado había sostenido taxativamente estar mejor capacitado que su compañera para acceder al puesto que se había convocado. A uno de ellos, tras el proceso de selección en el que ella fue la elegida, llegó a decirle que no le hubiera importado que se hubiese elegido a cualquier otro. Menos a ella.

Los magistrados también dejan patente en su fallo que, además de resultar perjudicada la víctima, quedaba afectado también el proyecto y la institución en la que trabajaba, «dada la pésima imagen que se ofrecía». Asimismo, resaltan lo novedoso de la sentencia condenatoria, dado que la mayoría de los fallos emitidos hasta ahora por otras audiencias en casos similares han sido absolutorios pese a a considerarse «sin fisuras» que la usurpación de identidad en redes sociales y la manipulación de su contenido es constitutivo de delito. El motivo, no identificar a los culpables por no poder obtener la dirección desde que se lanzan los ataques.

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