SANIDAD

Joan Carles March: «Algún "no" me ha podido costar el cese en la Escuela Andaluza de Salud Pública»

Ha dirigido durante tres años el brazo filosófico del sistema sanitario andaluz, del que sale, admite, por ser discrepante

Ha dirigido durante tres años el brazo filosófico del sistema sanitario andaluz L. RAMA

LEO RAMA

La sanidad andaluza no podría concebirse sin la Escuela Andaluza de Salud Pública, un ente dedicado a la formación y la investigación; polémicas de antaño aparte. Durante los últimos casi tres años, al frente se ha situado Joan Carles March . Hasta su reciente cese, aunque seguirá ligado a la EASP como profesor. El bigote nacarado, la enchaquetada camisa de lunares y el añil de sus gafas le delatan como el verso libre que quiere ser. Está sentado en la terraza del mítico restaurante Chikito, en la céntrica Fuente de las Batallas de Granada. Un lugar simbólico: donde han terminado todas las históricas y multitudinarias manifestaciones de Spiriman, el médico que ha puesto en cuestión los planes sanitarios de la Junta.

¿Por qué pasó aquí lo que pasó aquí?

Las manifestaciones se han debido a un planteamiento discutible, por decir una palabra fina, de la unión de los dos hospitales de Granada. Fue un planteamiento poco profesional… Eso generó una dinámica de salir a la calle ante un proceso que no era el mejor. Seguro que no lo era. Y la Escuela Andaluza de Salud Pública no tuvo nada que ver, porque nunca se nos encargó nada.

Sorprende que diga eso. Siempre se ha hablado, y así está recogido en las hemerotecas, de que la fusión contaba con informes favorables de la EASP.

La EASP no ha participado. De ninguna forma. Cero. Sólo hicimos un trabajo de apoyo y concreto del reparto de la tecnología. Muy técnico, nada filosófico. La EASP sólo entró después de la primera manifestación para mediar.

Muchos directivos de la sanidad andaluza han pasado por la EASP…

Muchos directivos se han formado en la EASP, sí; técnicos y políticos.

¿Y qué tiene que ver la EASP con la implementación del actual y cuestionado modelo de la sanidad andaluza?

No salió de aquí. El modelo basado en las unidades de gestión clínica es interesante, ha aportado mucho al sistema, pero las cosas se pueden hacer bien o mal. Algunos directivos han olvidado que el objetivo es la mejora del sistema. Hay mucho por hacer.

En la teoría está bien, pero lo cierto es que, en la práctica, las Unidades de Gestió Clínica fijan objetivos que a menudo persiguen el recorte.

Sinceramente, no creo que el problema sean las UGC. Son muy mejorables. En los objetivos ha habido errores, pero la clave es el liderazgo profesional. Existen muchos elementos problemáticos alrededor de las UGC y hay que hacer un cambio del sistema sanitario.

¿Qué necesita la sanidad andaluza?

La sanidad andaluza está en una encrucijada. Granada ha generado un alud de visiones contrapuestas. Hay que mejorar la atención primaria, a la que se le ha recortado la inversión en los últimos años de una forma brutal. Pero hay que pensar que los servicios, los hospitales, no pueden trabajar de espaldas entre sí ni de espaldas a la atención primaria, que tiene que ser mucho más fuerte.

¿Y en qué momento se debilitó la atención primaria, que era el centro del sistema?

No lo sé, pero es evidente que ha habido una descapitalización de la atención primaria. Ha pasado de estar arriba a estar abajo. Va a costar cambiar eso. Los presupuestos tienen que ser más expansivos para poder cambiar de verdad.

A veces da la sensación que ese cambio se dificulta porque en muchas tomas de decisiones está presente la corrupción. ¿Se ha viciado el sistema?

Yo no he vivido directamente ninguna corruptela. Si se evaluaran las cosas que hacen los directivos, muchas cosas no pasarían. En ese sentido, si te quitan de tu puesto, que sea por una razón profesional. No porque digas que no a algo…

¿Se puede interpretar su cese como un castigo por acercarse a los postulados de Podemos y un alejamiento del PSOE?

Yo no soy del PSOE y nunca lo he sido. Y no soy de Podemos, y nunca lo he sido. Me interesa mucho la política, pero no los partidos políticos. Ni he militado. La EASP tiene que estar por encima de eso, y por encima de quien gobierne. Yo lo he intentado, pero hay gente a la que le conviene que la institución sea más partidaria.

Entonces, ¿por qué le han cesado?

No lo sé. Para mí ha sido una experiencia fantástica. En la EASP hemos tratado de mantener la independencia. Participamos en proyectos desde un prisma profesional, no político. Hay gente de todos los partidos. Mi papel ha sido intentar que todo el mundo se sintiera bien. Creo que lo hemos conseguido. Por eso muchos profesionales no querían que dejara de ser director.

¿Ha sido usted incómodo?

Para algunos, sí. He mantenido la independencia de la institución y he tenido que decir que no. Algún «no» me ha podido costar el cese.

¿Y se puede saber a qué se negó?

[Ríe]. No… Pero lo volvería a hacer.

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