LITERATURA

«Regolfa como las olas y el viento», un libro para compartir en los bares

El malagueño Manuel Sánchez Vicioso presenta su nueva obra, cuatro relatos de viajes para acercar la cultura a donde no suele llegar

Manuel Sánchez, en el centro, durante una de las presentaciones de la obra de Molina F. J. Hernández

J.J. MADUEÑO

En la era de las redes sociales, donde las relaciones personales se llevan al ritmo de clic, nace en Málaga una oportunidad de oler a papel y a café, de conversar e intercambiar momentos cara a cara, sin importar si al otro se le conoce o no. El lugar: un bar cualquiera de ese barrio que se frecuenta. La excusa: «Regolfa como las olas y el viento» , el libro de Manuel Sánchez Vicioso nacido para contar la aventura de viajar, pero también para ser parte de las conversaciones en una barra de un bar o en la mesa de un restaurante. Una visión crítica de la realidad que será vendido en los bares y restaurantes, donde se va a presentar y donde se quedará para ser adquirido. 

«Regolfa...» cuenta la historia de cuatro viajes . Tres de ellos reales y otro ficticio. El último es un viaje en cometa, los otros tres son acercamientos a Lisboa, La Palma y Marruecos. Lugares comunes que se descubren con una crítica difunidad en la personalidad de los protagonistas, entre hecho reales e imaginarios, con personajes «especiales» que son retratos ficcionados de gente conocida por el autor y que tienen ilusiones como el viaje a lomos de un águila o por un agujero negro. Son valoraciones políticas y filosófica distribuidas por la editorial Atrapasueños, que tiene un carácter cooperativo.

El centro de la vida popular

Mundos que surgen alrededor de esta obra pensada para ser «un punto de encuentro» .   Por esta razón, el mejor lugar para descubrirlo es como comensal de esta esta historia. «Los bares son las catedrales de la comensalidad, entendida como una forma social de compartir algo», explica el autor, que rememora un tiempo donde las iglesias eran el centro de la vida. Recuerda aquel dónde el mercado se situaba dentro de las parroquias y fuera solo estaban los ilegales, la venta ambulante. No eran sólo un lugar de culto, sino el centro de la vida popular, como atestiguan algunas de las inscripciones que aún que se conservan en los muros exteriores de la iglesia de San Juan en Málaga, cerca del mercado de Atarazanas.

«Cuando las parroquias fueron sólo centros de espiritualidad, todo eso se trasladó», explica Manuel Sánchez Vicioso, que dice que ahora las tabernas son el lugar donde la gente puede quedar para departir sobre lo mundano. «Hay que acercar la cultura ahí. El libro estará en los bares y los restaurantes donde lo presente, porque hay que acercar la cultura a la gente de los barrios », señala Sánchez Vicioso, que critica que pese a exquisita oferta cultural que tiene la ciudad, ésta no recale en los barrios, donde los parroquianos de los locales habituales recibirán la visita de este autor, que ya ha pasado por el Ateneo o por el albergue Inturjoven.

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