VERANO

Las playas históricas de Málaga

Submarinos, galeones, fusilamientos o batallas son algunas de las leyendas que guardan las zonas de baño de la provincia en su arena o bajo sus aguas

Momento de la serie Verano Azul, rodada en las playas de Nerja ARCHIVO

J.J. Madueño

Las playas de Málaga guardan historias, algunas que han perdurado a lo largo del tiempo dejando vestigios del pasado. En Nerja, por ejemplo, murió Chanquete. Un deceso en la ficción de la serie Verano Azul que fue portada de los periódicos e hizo llorar a media España. Desde el Balcón de Europa se puede ver algunas de las zonas de baño de este municipio, que pasó a la historia por las andanzas de la pandilla que filmó Antonio Mercero. La Dorada, el barco de Chanquete, estaba varado en una de esas playas que pasaron al imaginario colectivo, como La Burriana o la caleta de Maro.

En La Burriana está el chiringuito de Ayo, que fue usado como cuartel general por el equipo de rodaje durante toda la serie. En la caleta de Maro, la «cala chica» se le llama de forma popular en la localidad, se produjo una de las escenas que pasaron a la historia de la ficción televisiva en el país. Es allí donde Pancho, llorando, llegó corriendo para comunicar al resto del grupo que Chanquete había muerto.

Pero no todo es televisión. Las historias de las playas recuerdan a una época en la que el turismo no era el sector principal de la región. Esto lo rememora la torre del cable que transportaba las mercancías mineras en Marbella. En la playa de El Cable se puede ver el pasado industrial de la ciudad del lujo. Torre que dejó de funcionar hace 60 años, pero que representa las lides económicas que se desarrollaban en esta ciudad hasta la explosión del turismo en los años 50. El cable transportaba las vagonetas llenas de material hasta la ensenada para ser embarcado. En el fondo de esta torre hay una Virgen del Carmen sumergida que los marineros sacan cada año para celebrar la festividad.

Flota de sumergibles repúblicanos ARCHIVO

En una playa de San Pedro , también en Marbella, se oculta bajo sus aguas los restos de un barco de guerra francés del siglo XVIII. Está declarado por la Junta de Andalucía como Bien de Interés Cultural y es una atracción para los buzos que buscan instantáneas submarinas. Los expertos de Patrimonio Histórico de Andalucía han bajado a las profundidades de las aguas marbellíes para investigar el citado yacimiento.

No es el único barco hundido en las costas malagueñas. El 12 de diciembre de 1936 el submarino alemán U34 torpedeó al sumergible republicano español C3. Se encontraba en labores de vigilancia de la bahía de Málaga con 37 marineros abordo. Solo tres de ellos consiguieron salvarse. Sus cuerpos yacen en la embarcación frente a las costas de Rincón de la Victoria . Los restos de esa batalla naval se encuentran en el fondo del mar. A unos 68 metros de profundidad, a unas 3,9 millas al sur del Candado y 7 millas al sureste de La Farola de Málaga. La Unidad de Buceo del Estrecho del buque Mar Rojo descendió en 1998 para constatar que estaba partido en dos a la altura del primer tercio de la eslora, tumbado sobre el costado a babor y cubierto por artes de pesca, que dificultaban su aproximación.

Las batallas no se han librado solo en el mar. También se hizo sobre la arena, como es el caso de la Batalla de Fuengirola en 1810. En las faldas del Castillo Sohail , ahora convertidas en auditorio de conciertos, se enfrentaron unos 2.000 soldados del bando aliado hispánico-británico, comandadas por el general Lord Blayney, a 500 soldados polacos del Ducado de Varsovia, que en aquellos tiempos se encontraban aliados con Napoleón.

Antonio Gisbert inmortalizó en un lienzo el Fusilamiento de Torrijos ARCHIVO

La mañana del 2 de diciembre de 1831, el liberal José María de Torrijos y Uriarte divisaron tierras malagueñas, tras casi cuarenta horas de viaje desde Gibraltar. Llegando a la costa les sorprendió el «Neptuno», que abrió fuego contra ellos. Se refugiaron en la playa de El Charcón en Mijas y huyeron hacia la sierra. Cerca del pueblo aparecieron formaciones de la corona del rey Fernando VII, dispuestas a cortarles el paso y capturarles. Torrijos ordenó a sus hombres que bordeasen el pueblo. Descendieron por la vertiente norte de la sierra de Mijas y se adentraron en el valle del Guadalhorce hacia Alhaurín de la Torre. Se refugiaron en Torrealquería del Conde de Mollina en ese municipio, a unos 20 kilómetros de Málaga.

Con las primeras luces del alba del 4 de diciembre de 1831, los Voluntarios Realistas de Coín dispararon sus armas, para dar a entender a los liberales que ya estaban localizados y que habían sido rodeados. Se había iniciado el ataque. Torrijos y los suyos abrieron fuego desde el interior, hasta que decidió rendirse. El grupo fue apresado y recluido en el convento de los Carmelitas Descalzos de San Andrés, donde pasarían sus últimas horas. A las once y media de la mañana del domingo 11 de diciembre, Torrijos y sus 48 compañeros fueron fusilados sin juicio previo en dos grupos en la  playa de San Andrés  de Málaga por intentar restaurar las libertades de la Constitución de 1812.

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