NECROLÓGICA

La monja andaluza que tocaba las castañuelas en Japón con 110 años

Fallece Sor Victoria de la Cruz, religiosa malagueña que pasó casi toda su vida en el país asiático tras ocho décadas de misión

Sor Victoria de la Cruz, con una antigua colegiala japonesa que adoptó su mismo nombre ABC

F. DEL VALLE

Su secreto, contó no hace mucho, era mirar de soslayo el ascensor y subir las escaleras a pie . Hasta casi el final. No ha sido la única receta que explica la longevidad de sor Victoria de la Cruz, misionera malagueña fallecida en la subprefectura de Kitami, en Japón, cuando estaba a punto de cumplir 111 años.

Sor Victoria también tocaba con arte las castañuelas , comía de todo, mantenía la mente despierta leyendo prensa en inglés y en japonés y, especialmente, gozaba de la felicidad que otorga un corazón limpio después de toda una vida dedicada a los demás .

Nacida en la fonda que regentaba su abuela en pleno centro de Málaga, sor Victoria decidió muy jovencita que quería ser religiosa adoratriz e ingresó en el noviciado de Guadalajara tras haber estudiado para maestra y colaborar en la delicada economía familiar dando clases particulares.

Allí le sorprendió la Guerra Civil . Y los desmanes contra las comunidades religiosas llevaron a sus familiares a sacarla del convento y devolverla a Málaga.

Pero pronto, el mismo año del estallido de la contienda, fue destinada a Tokio por su orden . Allí de nuevo se vio obligada a huir de la amenaza de las armas cobijándose en las frías montañas de Karuizawa hasta que finalizó la Segunda Guerra Mundial . «Pasamos muchísimo frío y teníamos muy poca comida» relataba de aquellos años, de los que envió a sus familiares fotografías en las que se le podía ver con la nieve hasta las rodillas.

Tras el fin de la guerra, marchó a Yokohama. Y desde entonces, toda su labor, desde los colegios católicos que fundó su orden , se basó en la atención a niñas de la calle a las que evitaban un futuro seguro de prostitució n .

En su primer regreso a España para ver a la familia, en 1963 ABC

Aunque echaba de menos el Mediterráneo, y pedía a sus familiares malagueños se acordaran de ella cuando miraran el mar, sólo volvió a España para ver a sus seres más queridos . La primera vez, en 1963, fue todo un acontecimiento. Pero sus visitas a su país de origen cesaron en 1981 por razones de edad.

«La edad no me pesa; soy tan feliz como hace 20 o 30 años» afirmaba sor Victoria a un programa de Trece TV que la entrevistó recientemente. En él se podía apreciar la alegría que siempre la caracterizó y hasta apareció en pantalla tocando las castañuelas, instrumento con el que llegó a acompañar a alguna orquesta en Japón en conciertos.

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