TURISMO

Málaga enterrará el alma de su casco histórico como acto simbólico contra los apartamentos turísticos

La Asociación Centro Antiguo prepara un sepelio simbólico para la última vecina expulsada de su casa por el turismo

Parte de la esquela distribuida en la campaña en el centro de Málaga ABC

J.J. Madueño

Las ciudades «no son parques de atracciones», explica Alejandro Villén, vicepresidente de la Asociación Centro Histórico de Málaga, quien añade que «deben ser lugares para vivir». Barrios que están perdiendo su esencia con la masificación turística y en los que la vida ha cambiado con la llegada de las viviendas turísticas. «¿Te acuerdas cuándo esto era un barrio?» es el lamento de los vecinos, que se disponen para celebrar el entierro por el alma de un centro que ha mutado a favor del turismo. La ceremonia protesta será este viernes a las 19.00 horas en la plaza Uncibay .

Lo harán con un ataúd en el que irá el cadáver simbólico de la última vecina que debió abandonar el centro de la ciudad por culpa de los apartamentos turísticos y sus «irrespetuoso» inquilinos. «Todo empezó, según nos cantaba, el día que recibió un folleto anónimo por debajo de la puerta en el que la invitaban a vender su piso al precio que quisiera », afirma una nota adjunta a una esquela, donde se explica que « falleció por invasión de apartamentos y viviendas turísticas , exceso de especulación y dejadez municipal».

Carta adjunta a la esquela ABC

«Al poco cerró el ultramarino de la esquina y en su lugar montaron una tienda de alquiler de segways», afirma la carta, en la que narran cómo la vecina, que encarna el alma del barrio, falleció entre fiebres y recordando la vida de un distrito que ya no reconoce. «La del segundo C, tercero A y el bajo desaparecieron sin dejar rastro y en su lugar se instalaron viviendas turísticas, un ruido constante de ruedines y entradas y salidas continuas a cualquier hora», abunda la carta de despedida.

La asociación de vecinos culpa de esta muerte a «la actitud del alcalde, socios de gobierno, corporación municipal, fondos buitre, franquicias y Airbnb». A su juicio culpables de la degradación que sufre el centro histórico. «Poco a poco se fue quedando sola en un paisaje cambiante : la pescadería fue sustituida por un restaurante de sushi; la panadería por una boutique de pastelitos incomprables; la ferretería por una tienda de souvenirs; y la cafetería siguió siendo cafetería, pero cambió de dueño y de aspecto, los cafés con nombres impronunciables se vendían por litros en vasos de cartón», explica la esquela, como síntomas de la degeneración del centro.

Finalmente, esta deriva hizo a que esta vecina, que encarna la esencia del barrio, le subiera la fiebre, «hasta que una mañana una llamada le subió el alquiler , asestándole el golpe definitivo». «Duró apenas dos días recostada en la cama y repitiendo una y otra vez: ¿Te acuerdas cuándo esto era un barrio?», concluyen los vecinos de esta parte de Málaga.

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