Listeriosis

Benaoján, un pueblo de Málaga golpeado por una bacteria

La alerta sanitaria decretada por la Junta ha hecho temblar los cimientos de este municipio de Málaga

Antigua fábrica de embutidos abandonada en Benaoján (Málaga) Francis Silva

J. J. Madueño

Fue un paquete de «chicharrones especiales» de la marca «La Montanera del Sur» a la que se achacó la contaminación por listeria de un enfermo ingresado en el hospital Costa del Sol de Marbella. Aquellos chicharrones fueron servidos en el restaurante Doña Pakita de Ronda y han sumido al pueblo en una crisis. La alerta sanitaria decretada por la Junta de Andalucía sobre Incarybe, una de las 11 factorías de chacinas del municipio, ha golpeado con dureza a Benaoján. «El 80 por ciento de nuestra economía son estas compañías», remarca la alcaldesa, Soraya García, que ha sido nombrada por el colectivo de empresarios dedicados a la chacina como portavoz ante todo lo que está pasando.

Desde el primer positivo en la empresa de Sevilla Magrudis por contaminación de la carne mechada el sector se resintió . «Entonces, nuestras fábricas llegaron a perder un 20 por ciento», añade la regidora socialista. Sin embargo, desde que una de las tres alertas dadas por la Administración regional se localizó en este municipio todo ha empeorado. Los datos ofrecidos de forma oficial a través del Consistorio hablan de pérdidas de hasta 200.000 euros en 10 días y de hasta 13.000 kilos de productos devueltos para su destrucción. Sólo por relacionarse el nombre del pueblo con la dichosa bacteria. La alcaldesa afirma que grandes empresas de la distribución han puesto a los mataderos en cuarentena, han devuelto productos y han dejado de hacer pedidos.

Chicharrones

Productos tradicionales como la torta de chicharrones, elaborada en la panadería de este municipio de 1.500 habitantes, no se vendía fuera del pueblo en los cuatro días primeros días por miedo. «Aquí había gente que suministraba a las fábricas unas 40.000 cabezadas de lomo para hacer la carne mechada y ahora no les vende ninguna», afirma Sergio Aguilar, que tiene una tienda a la entrada del pueblo, donde han desaparecido las tortas de chicharrones y ve cómo se resiente la venta de productos. Justo en su puerta hay una rotonda en honor a las máquinas de hacer embutidos que reseña la importancia de esta industria.

Y es que alerta sanitaria sobre estos chicharrones que no tiene sentido para los vecinos, que defiende a ultranza al empresario. «Han dado con el más pulcro de todos», dice Aguilar sobre el dueño de Incarybe, empresa dueña de la marca «La Montanera del Sur». «En esa fábrica puedes comer en el suelo. Lo he visto reñir a sus trabajadores si dejan actuar el producto que se usa para limpiar un tiempo que no exceda el prescrito. Allí no hay listeria, aquello está impecable», asegura rotundo Pedro Camuñas, otro de los vecinos.

Hasta el momento, la Junta de Andalucía ha levantado de forma parcial el cierre a esta factoría, que se encuentra en el barrio de la Estación. No han encontrado positivos en la mayoría de sus productos y sólo mantiene, hasta el momento, veto a los chicharrones y a la carne mechada. La Consejería de Salud autorizó este viernes a esta compañía a la puesta en marcha de las líneas correspondientes a almacenamiento y distribución polivalente, secado de jamones y salado y secado de carne y derivados cárnicos. Lo autoriza al no encontrar listeria en estas áreas de producción de la factoría, que se encontraba cerrada hasta nueva orden.

Ley del silencio

Mientras se revuelve todo se ha impuesto una ley del silencio en el pueblo para que «no se siga dando bombo». Un día después de estar ABC en Benaoján recibimos una llamada de uno de los entrevistados para pedir que no demos su nombre ni su foto en el reportaje. Asegura que hay presiones para que no se hable del tema, que se pretende que todo se olvide. «Por favor, esto es un pueblo muy pequeño y tengo un negocio», asegura este entrevistado, que permanecerá en el anonimato.

ABC también llegó a varias empresas en las que recibió la negativa a hablar. «El efecto de la alerta ha sido demoledor», asevera la alcaldesa. «Esto es un desastre. No se han dado cuenta de lo que han hecho. Es una industria artesanal centenaria que tiene a gala haber inventado recetas como el chorizo vela o el magro cuadrado», recuerda Aguilar mientras cierra la tienda y reconoce que en el pueblo hay un pacto no escrito de no hablar demasiado de este tema, para que no haga más daño. «Hay centros de salud de pueblos cercanos en los que han dicho a los pacientes que no coman productos de Benaoján, sin saber si el positivo es real aún. Eso no se puede hacer», lamenta el tendero.

El silencio es una de las medidas tomadas para preservar la buena imagen de una industria que ha entrado en crisis en el peor momento, ya que está la campaña de Navidad a la vuelta de la esquina. Es el momento en el que estas compañías llevan a cabo el mayor volumen de facturación de todo el año. Se producen contrataciones temporales para reforzar plantillas y las empresas van a pleno rendimiento. Sin embargo, este año en las vísperas de este período se han reportado 15 despidos en una industria que tiene unos 300 empleados en el municipio . «La reestructuración de plantillas se está haciendo dando vacaciones y reduciendo las jornadas laborales para evitar que haya más despidos», explica Soraya García.

Incertidumbre

Estas últimas noticias de despidos han hecho que la gente en el pueblo añada incertidumbre al futuro, que ya había visto cómo 40 autónomos entre tiendas, hosteleros o repartidores de productos han visto mermada su actividad. «El que vendía estas chacinas fuera lleva una semana que no lo hace», dice la alcaldesa, que asegura que está afectada la base económica del municipio y que se va a notar en la tradicional Feria de la Chacina.

Y es que la crisis afecta a todos los estamentos sociales. «Si sigue habiendo despidos la gente tendrá que irse a buscarse la vida a otro sitio. Nosotras ahora en la guardería tenemos a 13 niños, muchos de gente que trabaja en estas fábricas y que, si se tienen que ir, dejarán nuestra guardería. La crisis de la alerta sanitaria afecta a todo en el pueblo», concluye María Jesús Hidalgo, una de las dos «seños» del jardín de infancia de Benaoján.

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