El exalcalde de Marbella, Julián Muñoz, en libertad pese a sus numerosas condenas de prisión
El exalcalde de Marbella, Julián Muñoz, en libertad pese a sus numerosas condenas de prisión - ABC
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Julián Muñoz, la placentera vida de un condenado en libertad

Al exalcalde de Marbella le acaban de caer nueve meses más de cárcel por su gestión, pero los cumplirá bronceándose entre amigos y haciendo deporte

MARBELLA Actualizado: Guardar
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Los informes médicos dicen que Julián Muñoz no puede estar en prisión por tener una enfermedad «grave e incurable». La Junta de Tratamiento de la prisión de Alhaurín de la Torre (Málaga) decidió no alargar el malestar del recluso entre rejas. La Justicia concedió al exalcalde de Marbella un tercer grado que le permitió salir de la cárcel y entrar en el Centro de Internamiento de Algeciras, donde compartió la celda con la casa de su pareja. Poco después, Muñoz pasó a un estatus previo a la libertad condicional, denegada por activa y por pasiva. La Fiscalía recurre su salida de prisión porque la enfermedad de Julián Muñoz «no es terminal», pero esto no le impide llevar una placentera vida en Marbella, que levanta ampollas.

Retumba en la ciudad aquella frase: «No dejen que me muera en la cárcel».

Pese a que pidió perdón por todas las tropelías cometidas, hay quien no le perdona ser uno de los causantes de una deuda en Marbella que se tardará en pagar 40 años. La primera vez que saltaron las alarmas fue con la llegada del calor el año pasado. Muñoz disfrutó de un día de playa, con el bañador húmedo y la toalla al hombro fue cazado cuando salía de la arena. «Todo iba bien hasta que habéis aparecido», señaló a los periodistas que le descubrieron, sabedor de que la imagen que estaba dando no era la de un preso moribundo que debía salir de prisión por caridad. Broceándose en la hamaca, se olvidaba de aquella camiseta negra y el pañuelo para la limpiarse la boca con la que había dado ante el juez una imagen de debilidad en sus comparecencias. Julián Muñoz ya no estaba tan enfermo o, al menos, no lo aparentaba.

Un años después ha frecuentado amistades y ha sido cazado en varias ocasiones disfrutando de la ciudad. Se le ha visto en el chiringuito Víctor Beach en la Milla de Oro de Marbella comiendo entre amigos. A la salida se ha fotografiado con algunos de los viejos conocidos. En una de las ocasiones trascendió la imagen con dos personajes históricos de las noches de Marbella y de las ferias organizadas por el GIL. Con «La Toñi» y «La Tanke», dos famosos travestis de la ciudad, posaba sonriente recordando aquellas veladas en las que los artistas locales amenizaban la caseta municipal de las fiestas de San Bernabé –patrón de Marbella–.

Ambos amigos de Muñoz comenzaron su andadura en los 70, donde se hicieron célebres por sus espectáculos en grupo en La Polaca. Con la llegada de Jesús Gil al poder en 1991 tuvieron una segunda época dorada, sacaron hasta cintas de chistes aupados por el «gilismo», que los tenía como unos de los animadores de cabecera. En las imágenes del encuentro Julián Muñoz posa sonriente con un disco regalado por estos dos viejos conocidos.

Diversión que mezcla con el cuidado de su estado físico. Los usuarios del gimnasio en Playas del Duque en Puerto Banús no daban crédito cuando se encontraron al exalcalde en la cinta de correr. El deporte ocupa parte de su jornada. Muñoz se machaca para mantener a raya sus dolencias en uno de los centros deportivos más exclusivo de la localidad. No se trata de un establecimiento municipal, la oferta es extensa y personalizada. Salas para deportes «indoor», musculación, piscina cubierta, SPA o cafetería propia son algunos de los servicios que se ofertan en este establecimiento, frecuentado por los habitantes más potentados de esta zona de la localidad.

Los informes médicos presentados a la Junta de Tratamiento para su tercer grado aseguran que Julián Muñoz sufre «una diabetes de tipo uno y varios problemas cardiovasculares». Su defensa explicaba que la prisión «había agravado estas dolencias». Durante su internamiento, visitó con frecuencia a los servicios sanitarios y sufrió alguna hospitalización, como la que le llevó al Hospital Clínico Universitario Virgen de la Victoria de Málaga en el área de Observación de Urgencia por una insuficiencia cardíaca. Lugar que visitaba con asiduidad para pruebas y seguimientos, ya que es el centro de referencia para la prisión. Es donde también se recuperó de una angina de pecho.

Desde su salida no se ha vuelto a conocer ningún internamiento más. La salida de prisión ha provocado una buena recuperación para el exalcalde de Marbella, que ahora frecuenta un salón de bronceado para preparar la piel de cara a las posibles jornadas de playa este verano. A Julián Muñoz se le ha podido ver en la puerta de uno de los locales de bronceado de Marbella charlando de forma amigable con otro antiguo conocido del Consistorio, Rafael del Pozo. Las imágenes retratan al que fuera jefe de la Policía Local bajo su mando, y condenado tras la operación «Malaya», charlando en la puerta del establecimiento con un Muñoz que le interpela desde la puerta, sin salir a la calle.

No es el único viejo amigo con el que ha tenido trato. También se le ha podido ver en el Ayuntamiento de Marbella con Leopoldo Barrantes, exsecretario municipal, y María del Carmen Barrantes, hija del exsecretario, en la Delegación de Urbanismo «moviendo papeles sobre las propiedades en Banana Beach» –explicaron los funcionarios–. Semanas después de aquello, los tres implicados en aquella reunión han sido condenados a nueve meses de prisión por la adjudicación directa de un piso a la hija del secretario. Pena que no tendrá efecto.

No volverá a prisión, aunque le sigan cayendo condenas y años de cárcel. Al igual que a Juan Antonio Roca, que también está por Marbella cuando su condición penal se lo permite, pero con más discreción, Muñoz no cumplirá más de 20 años de prisión por sus actos. Es el límite legal y, al haber pasado ya más de la mitad de ese período entre rejas, disfruta de los beneficios carcelarios, pese a todas las causas por decidir que pueda tener. En el momento de su salida de prisión le quedaban más de 80 juicios pendientes. Desde su salida, han pasado algunos procesos en los que ha sido absuelto, en otros ha sumado años de inhabilitación y también meses de cárcel, pero nada de lo que digan ya los jueces le impedirá disfrutar de la playa, comer con viejos amigos, tratar antiguos asuntos o relajarse con un bronceado o haciendo deporte. Es un hombre libre.

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