PUERTOS

La encrucijada portuaria de Marbella

Los cuatro puertos de la ciudad tienen problemas y los grandes yates se fugan a Málaga capital

Vista de Puerto Banús J. J. M.

J.J. MADUEÑO

Falta de calado, instalaciones obsoletas, bloqueos, procesos judiciales o problemas con las concesiones son algunos de los males que asolan a los puertos de Marbella. La ciudad tiene cuatro enclaves de atraques . El más famoso es Puerto Banús, que trata de remontar, luego están La Bajadilla, con la licencia del jeque Al-Thani inmersa en pleitos en el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA), el Puerto Deportivo, que es de gestión municipal, y Cabopino, cuya licencia está caducada. Cuatro focos de actividad económica que necesitan apoyo, mejoras, planes de inversión y remodelaciones para adaptarse a los nuevos tiempos. En muchos casos no hay espacio para más barcos y en otros, simplemente, no pueden acceder.

El caso más urgente es el puerto de Cabopino , que es el más pequeño, pero donde los problemas son más graves. El pasado septiembre, un barco alemán se refugió de un temporal en este puerto. Quedó encallado porque la entrada no tiene profundidad ni para un pequeño velero. El enclave pasó a finales de año la última revisión de la Junta de Andalucía, que le tiene prorrogada la licencia a la concesionaria , pero que no le otorga una definitiva por una serie de años que permita planteamientos a largo plazo. Este hecho hace que los propietarios no inviertan y que la zona tenga problemas de calado, dragado o de suministros de combustible. En el Ayuntamiento se ha tenido constancia de propietarios de atraques en estos muelles que se han negado a pagar su cuota porque no pueden salir a navegar por las condiciones del puerto.

«La Agencia Pública de Puertos de Andalucía (APPA) quiere retirar todas las concesiones privadas en 2018», apunta Manuel Cardeña, concejal de Puertos de Marbella. Esta decisión afecta al Puerto Deportivo, que es de gestión municipal, y cuya concesión se acabaría en 2026. «No se van a producir esos rescates. Esa aplicación de la Ley de Costas no afecta a los puertos deportivos y la Junta tendría que pagar millones a las concesionarias », explica José Carlos Martín, presidente de Marinas de Andalucía.

Sin embargo, no se puede negociar nada sobre este enclave, según el Consistorio. El puerto está pendiente del nombramiento de un director general y la agencia de la Junta de Andalucía está descabezada –según Cardeña– desde la salida de Alfonso Rodríguez Gómez de Celis de la Dirección General, tras las primarias socialistas. «No hay un interlocutor» , explica Cardeña, que tiene paralizados algunos proyectos en el enclave a la espera de soluciones en el gobierno autonómico. «Vamos a hacer una modificación y le vamos a dar más calado, pero lo tiene que aprobar la APPA», apunta el edil, que ha aprobado obras menores como la reparación de muelle de Levante.

Puerto Banús fue otro foco de incertidumbre. La adjudicación no caduca hasta 2068, pero en caso de venta la Junta no asegura prologar esa estancia poniendo en riesgo la amortización de la inversión, tasada por encima de 200 millones de euros tras la oferta del consorcio chino-suizo liderado por Credit Suisse. La familia Vidiella, que sigue siendo la propietaria de la adjudicación, ha dado un paso al lado en la gestión y ha nombrado a José Núñez Isausti como consejero delegado. La venta quedó congelada a la espera de nuevas oportunidades de negocio. Pero éstas tendrán que verse con la APPA, entidad que ya vetó el desarrollo inmobiliario alrededor de una posible ampliación de atraques por miedo a que verse con otro caso similar al del Algarrobico y tener problemas con la normativa europea.

Y en una paralización de seis años está La Bajadilla . El puerto pesquero que iba a ser transformado por el jeque Abdullah Al-Thani –dueño del Málaga C.F.– en uno de los complejos más lujosos de Europa con una inversión de 400 millones de euros. Sin embargo, quedó paralizado y desde la presentación del proyecto no se ha puesto un ladrillo en la zona. El pleito llevó a la Junta a recuperar la adjudicación a instancias del exalcalde socialista José Bernal, pero el jeque fue a la justicia ordinaria. El TSJA anuló la licencia el pasado noviembre, porque el magnate árabe no reunía los requisitos. Pero la UTE creada por el Ayuntamiento y Al-Thani ha recurrido y habrá que seguir esperando a una nueva resolución.

Mientras tanto, los grandes yates se marchan de Marbella . El Puerto de Málaga se ha convertido en el punto de referencia. Los capitanes aconsejan a sus propietarios este destino para las paradas técnicas. «En Marbella no ha disponibilidad de atraques de grandes dimensiones. El único sitio es Puerto Banús, pero están ocupados. Tienen que atracar junto al dique, porque no hay otra zona. Y eso sólo es provisional», explica José Alonso, gerente de Kara Premium, que gestiona desde Puerto Banús, todo tipo de servicios de alta gama, desde mansiones a yates, pasando por aviones privados.

El Ayuntamiento reconoce un problema de calado en sus zonas portuarias. «Por eso queremos ampliar el del puerto deportivo», apunta Cardeña, que ha visto en los últimos tiempos como ilustres se han ido con el yate al Puerto de Málaga. El «Rising Sun», propiedad del productor David Geffen –uno de los fundadores de Dreamworks– se marchó a finales del verano. No es el único. El «Prince Abdulaziz» de la familia real saudí también atracó en la capital. Igual que el «Luna», que perteneció a Roman Abramovich, hasta ser vendido a un empresario de Arzebayán. El «Radiant» de Abdullah Al Futtaim, el mayor empresario automovilístico de los Emiratos Árabes, fue otro de los emigrados. «Es más sencillo. Aquel puerto está más preparado que los de Marbella. Aquí no se invierte porque no se sabe el futuro », explica Alonso.

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