PEDRO TOUCEDA

«He contado la infancia de varias generaciones de españoles a través de los ojos de un niño»

El director del FIBABC presenta su primera novela el próximo jueves en Málaga y también estará en la Feria del Libro de Murcia

Pedro Touceda Isabel Permuy

S.C.

Escritor, fotógrafo, cineasta y periodista de ABC, Pedro Touceda autopublicaba ya sus libros de relatos a comienzos de los 80 y los vendía disfrazado de hombre anuncio por las calles de Madrid. Vestido de esa guisa lo descubrió un miembro de la plantilla del ABC en la Feria del Libro de 1985.

En este periódico comenzó como crítico musical , luego creó diferentes suplementos de Ocio y fue el coordinador de redacción de los cerca de diez suplementos que publicaba ABC entonces, incluido el «Blanco y Negro». Actualmente dirige el Festival Iberoamericano de Cortometrajes de ABC.es (FIBABC) , que el mismo ideó en 2009.

Como cineasta ha dirigido tres cortometrajes , multipremiados en los certámenes de diferentes ciudades del mundo como Nueva York, Los Ángeles o Tokio. Este año Touceda ha regresado a la literatura con su primera novela, una obra titulada «Los elefantes andan descalzos y no usan paraguas» que escribió noche a noche en su muro de facebook en el invierno pasado y que puede leerse también como un libro de relatos. Pese a ser también una autoedición ha conseguido estar más de una semana entre las novelas cortas más vendidas en Amazon. El próximo jueves 3 de octubre la presentará en La Casa del Libro de Málaga a partir de las 19 horas. El director de la edición Andalucía de ABC, Fernando del Valle Lorenci, será el encargado de introducir la presentación.

¿Por qué ha pasado tanto tiempo desde su último libro?

La vida, en muchas ocasiones, es una suma de casualidades. A mí me fichó el ABC en una Feria del Libro de Madrid del año 85 y en poco tiempo me convertí en crítico musical del periódico. Seguí escribiendo relatos y poemas a la par que entrevistaba a los Rolling Stones, Lou Reed o David Bowie. Nunca los publiqué, aunque en alguna ocasión repartí poemas gratuitamente en el Metro. Luego se me cruzó el cine: rodé tres cortometrajes entre 2002 y 2008 que tuvieron bastante éxito. Y a continuación escribí una novela tan de otro siglo que nadie se atrevió a publicarla, ni siquiera yo mismo. “Andanzas del Maravilloso Idiota” es su título y está durmiendo dentro de un baúl. En alguna agencia literaria de Barcelona me hicieron una valoración fantástica: “una novela para gourmets de la literatura”, pero lo cierto es que nadie quiso devorarla. El año próximo la sacaré del baúl para ver qué tal ha envejecido.

¿Y por qué ha roto el silencio literario de tantos años publicando una historia semiautobiográfica sobre su familia?

Tengo que reconocer que yo no elegí, al menos en un primer momento, escribir este libro. Surgió por casualidad. En octubre del año pasado comencé a publicar relatos en mi muro de facebook. Historias un poco marcianas que tuvieron una discreta acogida. Una noche, se me ocurrió cambiar y narré una historia de mi niñez. Los “me gusta/me encanta” empezaron a multiplicarse. Seguí contando historias de los años 60 y 70 en mi muro y decenas de personas a las que no conocía de nada comenzaron a seguirme y a pedirme que publicara un libro con todos aquellos relatos. Acabaron convenciéndome. Como el “decorado” de esas historias era el mismo: mi barrio y mi colegio; los protagonistas eran mis familiares y amigos, y el “espectro temporal” abarcada unos quince años, solo tuve que ordenarlas cronológicamente y seleccionar 41 capítulos. El libro se escribió en cinco meses, noche a noche, un poco como los antiguos folletines.

Los escritores siempre tiran de autobiografía para sus ficciones, pero en su caso ha decidido contar su autobiografía de forma literaria. ¿Por qué cree que su historia merecía ser contada?

Siempre he sabido que mi vida ha sido un poco de “película”. Ha estado llena de casualidades, de cambios de rumbo, de situaciones surrealistas... Pero, aquí, como dije antes, decidieron mis lectores y, sobre todo, mis lectoras de facebook. Me llovían los mensajes del tipo: “Qué bien estás contando nuestra infancia de esa manera tierna y divertida a un tiempo… queremos más relatos”. Me estaban diciendo que mi historia merecía ser contada porque no solo era mía, era la historia de varias generaciones de españoles y españolas. De todos aquellos que vivieron su infancia antes de la revolución tecnológica de los últimos años, de internet y la telefonía móvil.

La no ficción en la que el autor se desnuda sin obviar los detalles más escabrosos de su vida cotiza al alza en la literatura, pero usted ha optado por una estilización y un punto de vista que se podría resumir en la mirada de un niño, con un territorio, el de su barrio junto a la Casa de Campo, que adquiere tintes casi míticos, ¿quería mostrar su infancia y adolescencia con esa mirada de quien descubre por primera vez las cosas en aquellos años?

En realidad, lo que quería era pasármelo bien. No sé escribir sin disfrutar. Pero es cierto que existe en el libro esa mirada de niño, esos descubrimientos que solo se tienen entonces... Aunque también he de apuntar que el libro no es puramente autobiográfico. Casi todos los capítulos están basados en hechos reales, pero también hay pinceladas de ficción. Lo más curioso es que, en ocasiones, he tenido que rebajar las dosis de “realidad” para que algunas historias fueran creíbles.

Tanto en el estilo como en la estructura de capítulos, que cuentan historias cerradas, ¿quería darle también apariencia de cuento luminoso al libro?

Esta apreciación puede que tenga su origen en la forma en que ha nacido el libro. Pero no fue algo premeditado. Y cuando lo autopubliqué con Letrame y lo releí impreso, me di cuenta que podía leerse como novela, digamos “libre”, o como libro de relatos. Es un libro difícil de clasificar: es humilde, muy sencillo de leer y mis lectoras dicen que tiene algo especial, que ven la película de su niñez pero con los olores y los sabores incluidos… El director de cine Fernando Colomo, que me acompañó junto a Cristina Higueras en la presentación de Madrid, me comentó: ¿Y para cuándo la película? A esto último no me atrevo a responder todavía.

¿Su historia puede leerse como una novela de iniciación, del paso de la infancia a casi la edad adulta, con los primeros amores y el paso que suponía para los jóvenes de su generación el servicio militar?

Es cierto. Arranca con una mudanza de la familia, siendo yo aún muy pequeño, y acaba en una época en la que ya compaginaba el periodismo con mil trabajos diferentes y con la sombra de la mili al fondo, aunque ampliada como cuando alguien pasaba entre el proyector y la pantalla del “cinexin”.

Usted presenta la vida de una familia de clase media en un Madrid casi idílico, aunque la dura realidad de aquellos años termina filtrándose en capítulos como “La chabola” o en personajes marginales como El Chivero, de los que antes se veían muchos por las calles?

He llegado a la conclusión de que escribí este libro como se ruedan las películas: con gente delante y detrás de la cámara, sin orden cronológico, con personajes que a veces eran como actores, el caso de mi abuela… Y, por supuesto, con un decorado: el del Madrid de aquellos años, un Madrid suburbial pero donde, ante todo y pese a todo, la mayoría de nosotros fuimos felices sin necesidad de comer perdices.

En uno de los capítulos finales cuenta cómo conoció a Pablo Carbonell , ¿no quería renunciar a contar sus primeros años como periodista?

Ese capítulo es quizás el único anacrónico del libro. Pero lo que se narra es totalmente cierto aunque parezca increíble. La primera entrevista de mi vida se la hice a Tete Montoliu en Tenerife años antes de mi encuentro con Pablo Carbonell. Pablo dice que soy su “hermano lejano”. No nos vemos mucho, pero siempre estamos ahí cuando nos necesitamos.

Su barrio de la Colonia de Lourdes parecía un vivero de artistas, allí vivieron de niños Carlos Arroyo (Faemino), Sergio Peris-Mencheta, Natalia Millán… ¿Nacer allí imprimía carácter? ¿Conoció a alguno de ellos en su niñez y adolescencia?

La Colonia de Lourdes fue un barrio en cuya realización participó el arquitecto Sáenz de Oiza, el mismo de las Torres Blancas de Madrid. El diseño de una parte del colegio era con aulas redondas, teníamos la Casa de Campo al lado y cuando llegaba el buen tiempo algunas clases las dábamos al aire libre. Todo eso influye, pero, verdaderamente, de aquella especie de “minipueblo” han salido muchos artistas por arte de magia, no porque formáramos un grupo homogéneo. Con Faemino coincidí en el colegio y ya era muy divertido, nadie se perdía en los patios sus imitaciones de los profesores y de los personajes de la tele de entonces. Con Natalia Millán coincidí en una de las pandillas del barrio, aunque es unos años más joven que yo. Seguimos siendo amigos. Y Sergio Peris-Mencheta era uno de mis vecinos de arriba. Yo tenía una cierta amistad con su padre, y él jugaba con uno de mis sobrinos que vivía en mi casa. El único sobrino que aparece en el libro.

¿Está preparando ya una segunda parte de la misma?

Sí, porque la novela está siendo un pequeño éxito editorial, y un éxito no tan pequeño si hablamos del mundo de las autoediciones. Ha llegado a estar como número tres entre las historias/novelas cortas más vendidas en Amazon Kindle, aunque ahí es difícil mantenerse. Hice una primera tirada en papel de 800 ejemplares, luego imprimí 200 más, y ahora acabo de imprimir otros 1.000 ejemplares para la venta en librerías y para abordar las distintas presentaciones que haré por diversos puntos de España. No tengo datos fidedignos de las ventas en plataformas online, pero debo de haber superado hace tiempo, entre papel y el formato ebook, los 1.500 ejemplares y voy camino de los 2.000.

¿Y las grandes editoriales han llamado ya a su puerta?

No, ninguna. Algunas de las grandes editoriales tuvieron “a mis elefantes” antes de que publicase la novela. Y también después de publicarla y vender en solo dos meses, los meses de verano, calculo que más de mil ejemplares. Pese a ser un periodista con una amplia trayectoria, siempre he tenido que autoeditar mis libros y que autoproducir mis cortos. Es curioso, pero es así. Y hasta hace unos meses, en que firme en El Corte Inglés de Valencia, jamás había firmado dentro de una librería. Siempre lo había hecho en la calle.

¿Esta segunda parte de “Los elefantes andan descalzos…” de la que hablamos la escribirá también en facebook?

En parte la escribiré en facebook y en parte no. Mi idea es publicarla antes de la Feria del Libro del Madrid del próximo año. Cada vez tengo más seguidores que me leen y me apoyan y eso te da una fuerza impresionante. Incluso se han hecho seguidores míos algunos de los periodistas que me han entrevistado y a los que no conocía de nada. De hecho, las críticas del libro están siendo muy generosas.

¿Le resulta difícil compaginar su faceta literaria con la cinematográfica?

Todo se consigue durmiendo algo menos. Acabo de lanzar la IX Edición del Festival Iberoamericano de Cortometrajes de ABC.es (FIBABC), del que soy director, y, al mismo tiempo, me están pidiendo que vaya a firmar ejemplares de “Los elefantes andan descalzos y no usan paraguas” a muchos sitios de España. De hecho, después de la presentación del próximo jueves en La Casa del Libro de Málaga estaré el 5 y el 6 de octubre en la Feria del Libro de Murcia. Quienes quieran conocer a “mis elefantes” deberán buscarme el sábado de 12 a 14 horas y el domingo de 17 a 19 horas en la caseta de la editorial Letrame que estará en la Feria. Como en Andalucía tengo muchos amigos y familiares, y mi padre era un malagueño que vivió varios años en Murcia, siento como si él me hubiese organizado esta pequeña gira. Eso sí, aprovecho los trayectos en tren para ver una gran cantidad de cortos llegados de diferentes países de Iberoamérica. Intento mirarlos también con ojos de niño. Al fin y al cabo, las obras son las sensaciones que nos producen al encontrarnos con ellas.

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