ENTREVISTA

«Carlos Fernández es inocente y no ha sido condenado por ningún juzgado»

Antonio Fernández, el abogado y hermano del concejal de Marbella fugado en «Malaya», habla de la detención, extradición y prescripción de los delitos de su defendido

Antonio Fernández, abogado y hermano del prófugo de Malaya Carlos Fernández FRANCIS SILVA

J.J. MADUEÑO

A Carlos Fernández , concejal fugado de Marbella, se lo tragó la tierra. La Justicia le ha buscado sin éxito durante 11 años, hasta que ha sido detenido en Argentina. «Carlos comenzó a dar pistas de su paradero. Sabía que en cualquier momento lo detendrían», explica Antonio Fernández , abogado y hermano de Carlos, quien le ayudó a escapar cuando el juez de «Malaya, Miguel Ángel Torres, le citó para declarar en 2006. Pasó a ser Carlos Hernández, hasta que su defensa ha estimado que los delitos pueden estár prescritos y se puede librar de ser condenado por el mayor caso de corrupción municipal de España.

– ¿Por qué deciden decir dónde estaba Carlos Fernández?

– El 20 de abril recibo una comunicación judicial del juez de «Malaya» diciendo que no va a permitir la personación de la procuradora en los procedimientos. No se puede ver la prescripción de los delitos. Dice que venga Carlos aquí y ya se verá. No tenemos acceso al expediente. Si determinaban que no estaban prescritos, no podíamos ejercer el derecho a la defensa. Decidimos forzar la extradición para tener acceso a los casos, porque los juzgados españoles tienen que comunicar a los de Argentina si las causas están prescritas y allí sí tenemos acceso.

– ¿Cuántas causas hay contra su hermano?

– No lo sabemos. Hay localizadas algunas, pero más de nueve no habrá en los distintos juzgados. Lo sabremos gracias a la extradición.

– ¿Qué es lo que puede haber prescrito?

– Carlos sólo tiene una condena firme por el caso de los jugadores de San Pedro. En eso ya ha cumplido, porque no debía ingresar en prisión y pagó la responsabilidad civil. Por otro lado, los delitos aseguramos rotundamente que están todos prescritos. Malversación de caudales públicos, falsedad documental, prevaricación, blanqueo... Todos vienen de una misma base y estarían prescritos después de 11 años.

– ¿Qué plazos hay ahora?

– El convenio de extradición dice que las autoridades españolas deben ser lo más ágiles y concisas posible. Se va a marcar 30 días en un principio.

– ¿Cómo ha sido la fuga?

– La hicimos a través de Portugal. Estábamos en el Camino de Santiago, cuando el juez instructor comenzó a llamar a declarar. Nos dimos cuenta de que todo el que declaraba iba a la cárcel. Carlos pensaba declarar, pero sabía que iba también a la cárcel y decidió marcharse. Lo dejé en Portugal, desde donde coge un vuelo a Brasil y luego a Argentina. Allí conoce a su mujer, tiene dos hijos y hace una empresa de «coaching». Cambió de forma verbal el apellido. Su mujer sabía toda la historia, que ahora se acaba. Esto es una liberación. Durante 11 años y medio hemos protegido su identidad. Estamos aliviados, ahora podemos hablar libremente.

– Pero está preso, después de todo.

– Sabíamos que lo iban a detener, pero era necesario para poder defendernos. Está en prisión provisional. Estar fugado no era una vida cómoda. No podía tener su identidad. Eso es tan duro que, en todos los ordenamientos jurídicos, existe la prescripción. Se entiende que estar fugado no es fácil. Ahora está en un módulo destinado a delitos de lesa humanidad. No puede estar con presos comunes y se ha habilitado ese espacio.

– ¿Y si los delitos no están prescritos?

– Habría un recurso en las entidades superiores de rango jurídico de Argentina. Pero la verdad es que estén o no estén prescritos, ahora podemos ejercer la defensa. Si no están prescritos tenemos la defensa jurídica preparada. Si queda libre, regularizará su situación y podrá volver a Marbella.

– ¿Entienden que haya gente a la que moleste el regreso?

– Carlos Fernández es inocente. La única condena firme es por los jugadores del San Pedro y ha cumplido. Del resto no se ha podido demostrar que sea culpable. Y con la prescripción de los delitos no va a ser juzgado por esas causas. La figura de inocencia prevalece.

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