Los aliados digitales de los ayuntamientos de la Costa del Sol

Los vecinos de Marbella quieren que su ciudad se mantenga limpia y segura. Para ello, han buscado en las redes sociales un canal de comunicación directo con los concejales de cada área. Desde el portal «Marbella se queja» se han hecho grupos de Messenger a través de Facebook en cada barrio. La idea es que los vecinos den a conocer a un coordinador de cada zona los desperfectos o peligros que hay en ese barrio. La persona elegida en cada barriada, que actúa a modo de «corresponsal», lo sube al portal en señal de denuncia y ahí los concejales pueden verlo y solucionarlo. La página, que fuese azote del tripartito por presentar todas las carencias de su gestión durante dos años, está siendo aprovechada por el nuevo gobierno para tener una vía directa con la que detectar y solucionar los problemas menores que afectan de forma directa a los ciudadanos. Si con el PSOE todo era confrontación por las «quejas», hasta el punto de que uno de sus cargos de confianza –asesor en limpieza y residuos– persiguió e increpó al administrador en plena calle , ahora está siendo aprovechado como un útil buzón de sugerencias.

En los primeros días de gobierno, un vecino alertaba de una farola descolgada en el paseo marítimo, que podía caerse y causar daño a algún peatón. A las pocas horas el concejal de Obras, Javier García, subía otra foto a la página en la que se veía que se había eliminado el peligro y se anunciaba que se corregiría al día siguiente el problema. Lo mismo pasó con un acerado en Puerto Banús, con la suciedad de las aceras en Las Chapas o con las arquetas rotas del centro. El nuevo equipo de gobierno de Marbella ha encontrado un aliado en las redes sociales para arreglar los desperfectos de la ciudad y conocer los problemas que preocupan al ciudadano, como la falta de seguridad en Las Albarizas y barrios cercanos. Tal es la aceptación de estos canales que el Ayuntamiento ha lanzado su propia aplicación móvil para mejorar los servicios.

En el caso también de Mijas, donde está «Línea Verde». Es una «App» en la que los vecinos pueden denunciar sus incidencias en los diferentes ámbitos, desde fallos en el alumbrado a problemas que atañen a los servicios sociales. Los usuarios deben identificarse con un correo y reseñar la incidencia que les preocupa, detallan su queja en un pequeño texto y tienen la posibilidad de adjuntar una imagen de lo sucedido. Esto llega al sistema, se procesa y se da el aviso para que se produzca el arreglo .

Sin embargo, el municipio que más canales tiene habilitados es Fuengirola. La ciudad cuenta con una «App» móvil parecida a la de Mijas y Marbella que se llama «Juntos Fuengirola Avanza», donde los vecinos pueden registrar las quejas, pero también tiene un teléfono de incidencias donde se puede llamar para hacer saber al Consistorio los problemas de cada barrio. Demandas vecinales que pueden llegar a través de la página web del Consistorio en un buzón de sugerencias , que tienen todos los municipios de la provincia. Aunque lo más efectivo para los servicios operativos es estar atentos a las redes sociales y a los diferentes grupos que se originan en ellas, confirma el Consistorio.

Hay más aplicaciones de las nuevas tecnologías. En Estepona se invita a los vecinos a conocer todos los pormenores de la gestión de la localidad. El Ayuntamiento lleva meses con un canal de WhatsApp entre el Ayuntamiento y los ciudadanos que estos puedan conocer toda la información útil sobre el municipio. José María García Urbano, alcalde de la ciudad, lanza constantemente llamamientos a los vecinos para se suscriban y puedan estar informados de los problemas y soluciones que tiene la ciudad.

Esta también la otra cara de la moneda, como en Torremolinos. Uno de los grupos en Facebook es uno de los principales focos de denuncia contra el Ayuntamiento. Se ha convertido, como fuese el de Marbella, en el azote del gobierno local. Se trata de un portal vecinal que persigue el laicismo en la ciudad . Torremolinos tiene un amplio abanico de confesiones asentadas en su término y este grupo de vecinos cree que el laicismo es la mejor manera de convivir. Cada vez que el alcalde favorece a una religión sobre otras o penaliza a una de ellas, sobre todo a los católicos, los vecinos salen en tromba pidiendo coherencia y laicidad en los despachos consistoriales.