Lucha contra el cáncer

Los 60 titanes malagueños de Santiago

Un grupo de niños que plantó cara al cáncer en el hospital Materno de Málaga ha terminado con éxito el Camino de Santiago

Lucas y su madre se abrazan tras el corte de pelo ABC

J.J. Madueño

El despertador sonó temprano el domingo. Pese a que eran sólo las 6.00 horas de la mañana, se percibía la ilusión. En el desayuno había impaciencia por llegar a la Plaza del Obradoiro. Sólo quedaba el último empujón tras abrirse paso como titanes por el Camino de Santiago. Una camiseta verde de la Asociación de Voluntarios de Oncología Infantil (AVOI) con la concha del peregrino anunciaba su llegada. Era un grupo de 200 personas, cuyo corazón han sido 60 niños durante el viaje. Luchadores incansables contra el cáncer . Vencedores en la vida hasta el punto de susurrar su conquista a los oídos del Apóstol.

Al llegar a la plaza, las tijeras cortaron el pelo de Lucas. El niño se había dejado el cabello largo después de curarse de una leucemia que le diagnosticaron con ocho meses. El cabello se donará para hacer pelucas para aquellos niños en tratamiento que pierden el pelo. Era también el gesto de la victoria de un grupo que vio a Nico dar sus primeros pasos , tras levantarse de la silla de ruedas en el Camino.

Lo hizo con la misma fuerza con la que Josemi superó 16 operaciones siendo un bebé o con la que Sonia caminaba cada día. Esta joven tuvo su primera operación con cinco meses, tiene Síndrome de Down y lleva ya nueve cirugías a sus 16 años. Su cuerpo funciona con tres marcapasos y necesita oxígeno cuando camina mucho , pero ha hecho los 100 kilómetros de senderos hasta Santiago.

Es la superación de un grupo que no tiene barreras. Dispuesto siempre a conseguir sus sueños, como le ocurrió a Dani. Un tumor cerebral con cinco años lo dejó postrado. Sólo podía mover los ojos . El chico tuvo que volver a aprender a hablar, andar y ser autónomo. Alguien que coincidía con él en la sala de espera le regaló un bastón para hacer el Camino. Es el cayado sobre el que se apoyaba al llegar a las puertas de la Catedral, tras una semana en la que el grupo ha ido levantando expectación, mientras ellos cantaban, bailaban e inundaban el Camino de Santiago de alegría de vivir .

Dando ejemplo hasta el último aliento, como en las ocasiones que los niños en silla de ruedas se levantaban en las cuestas más escarpadas para andar, siendo ellos los arietes que rompían el cansancio y el desánimo. Sabiendo que la lucha más dura la libran cada día. Así durante siete días han recorrido una media de 18 kilómetros por la «ruta francesa».

El grupo en la puerta de la Catedral de Santigado ABC

Se alojaron en albergues y pabellones con cocineros que cuidaban de su adecuada nutrición. Voluntarios, familiares, profesionales sanitarios con los que van de la mano en la lucha contra sus patologías y cuatro guías para llevarles a las puertas de la Catedral entre bailes simbólicos, como el que el último día hicieron una de las oncólogas y su paciente en un desafío de cariño a la enfermedad .

La llegada fue una gran fiesta. En la plaza del Obradoiro les esperaba el alcalde de Santiago, Xosé Sánchez Bugallo, que les destacó sobre los miles de peregrinos que recibe la ciudad cada día. «Sois especiales» les dijo el regidor, antes de que retumbara en toda la plaza el grito de «¡siempre fuerte!» . Aquel órdago a la debilidad lanzado por Pablo Ráez y al que todos se agarran cuando la oscuridad trata de imponerse.

Es la luz con la que se recuerda a los que no consiguieron vencer la guerra al cáncer. «Hoy estamos aquí porque muchos de estos niños han recibido una donación de médula, otros no han venido porque la esperan, y otros no lo consiguieron», señaló David, que hizo el camino en memoria de su hijo y que acabó con un rotundo «¡hay que donar!» .

Y en medio del jolgorio se oyó el «¡reto conseguido, siempre fuerte!» de Juan Carmona, presidente de AVOI, que les recordó que estar junto a ellos es un aprendizaje diario. Palabras que precedieron al abrazo al Santo, a un paseo por la ciudad y al regreso a Málaga, donde hay que seguir librando la batalla incansable por la vida , pero ahora con la bendición del Apóstol.

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