Sociedad

Vega, la quimioterapia rubia

Una niña elabora y vende objetos para ayudar a críos de la planta de oncología de Jaén

Un crío ingresado en la planta juega junto a Vega con un Belén elaborado por la niña. ABC

JAVIER LÓPEZ

En la planta de oncología del hospital infantil de Jaén hay 70 niños ingresados que, además de excelentes cuidados médicos, reciben una terapia especial, la que les proporciona Vega, una cría de 12 años que un día decidió hacer algo por ellos. Algo grande. No sólo les visita, les acaricia, les mima, sino que, además, elabora objetos que vende después en Úbeda, su ciudad, para donar el dinero a la Asociación Pídeme la luna. Con los 1.000 euros que ha aportado la niña este colectivo ha pagado entradas del musical El Rey León y sufragará parte de un viaje a Sierra Nevada.

Mariló , la madre de Vega, aclara que el interés de su hija por los niños que padecen esta enfermedad se deriva de la incidencia de la misma en un compañero de clase. En ese momento, la niña tuvo claro que debía ayudar a quienes a tan temprana edad sufren esa patología. E ideó el modo: elaborar con sus propias manos figuras de Navidad, marcapáginas y otras piezas que después ofrecer, a cambio de un donativo, no sólo a su familia, sino a otras personas de Úbeda. Para este menester tiene incluso un equipo logístico. Cuenta en concreto con la ayuda de una prima y de amigas que colaboran en la venta de los objetos.

"Los padres de Vega se quedaron helados cuando ella les dijo que quería ayudar de esta forma a los niños con enfermedades oncológicas", asegura Marisol Escribano , presidenta de la asociación que recibe la aportación de la niña, quien elogia las virtudes de Vega. "Tiene una cara y un corazón angelicales", recalca. Su madre corrobora la bondad de la niña y apunta que en su decisión tiene mucho que ver su abuelo pediatra, quien siempre le ha transmitido que sanar es el oficio más bello del mundo . De ahí que la niña quiera ser médico. En realidad, los 4 hijos de Mariló proyectan realizar esta carrera. La mayor comenzará a cursarla el año próximo.

A Vega le queda aún muy lejos el MIR, pero apunta maneras de terapeuta. Su interés por los enfermos de la planta de hemato-oncología pediátrica del hospital no es, obviamente, clínico, sino afectivo. Proporcionar consuelo a los enfermos le recompensa. Sabe que hace el bien y se siente satisfecha. "Está muy contenta", aclara Escribano, quien destaca que es un caso único de solidaridad porque a su edad los críos no suelen reconocer el sufrimiento en los demás niños. Ella sí. Y eso que tiene un coste: su tiempo. "Dedica todos los fines de semana que puede a los niños enfermos", asegura su madre. Los sábados y los domingos o elabora manualidades o los visita. O ambas cosas a la vez. Precisamente, en Navidad les regaló un belén realizado por ella misma .

Pídeme la luna enmarca el ejemplo de Vega en el apartado sueños cumplidos. La asociación lleva a cabo actividades de entretenimiento con niños de la planta de oncología . Está formada por enfermeras, médicos, auxiliares de enfermería, farmacéuticos y demás personal sanitario, así como por padres de críos hospitalizados y voluntarios. Su objetivo es satisfacer los anhelos de los niños, acotar su ansiedad, acrecentar su confianza. La idea, desarrollada con éxito en Jaén, se acaba de exportar a Granada.

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