El sector pesquero se planta en Huelva por el cierre del caladero de la chirla

El sector pesquero de Huelva se ha concentrado hoy a las puertas de la Delegación de Agricultura y Pesca tras el cierre del caladero de la chirla del Golfo de Cádiz –donde faenan unos 96 buques- en demanda de ayudas dignas a armadores y tripulaciones, al tratarse del tercer cierre tras los de 2011 y 2017.

Pescadores y representantes del sector de Punta Umbría e Isla Cristina , los puertos más afectados por el veto, abren así un calendario de protestas para que se tenga en cuenta sus demandas – además de las ayudas, una nueva regulación que tenga en cuenta los criterios del sector- , que tendrá continuidad en Sevilla si la Administración andaluza no tiene algún gesto.

«La gente de la mar tiene la mala costumbre de comer todos los días», ha manifestado el patrón mayor de la Cofradía de Pescadores de Punta Umbría, Manuel Fernández , para subrayar que atraviesan un momento« bastante malo», con más de 1.500 padres de familia en situación crítica.«Necesitamos ayudas dignas y urgentes , no podemos estar otros siete u ocho meses sin nada», ha dicho.

Fernández ha pedido la dimisión de la directora general de Pesca de la Junta, ya que después de una parada de ocho meses hubo una regulación nueva que «el sector dijo que no era adecuada y se ha llegado al colapso , al cierre de la pesquería».

«Me preocupan las ayudas pero me preocupa más el futuro , por una mala gestión administrativa y una mala política pesquera, además del cierre de las puertas de la Consejería del ramo al sector. Llevamos meses diciendo como está la situación, pidiendo reunión y no hay convocatoria hasta llega al límite», ha subrayado el patrón mayor de Isla Cristina, Mariano García .

«A ver si de esta aprendemos y tomamos en cuenta al sector», ha señalado a dos días de que se celebre una reunión en la Consejería de Agricultura y Pesca – la convocatoria llegó en ayer-.

Respecto a la regulación, García ha indicado que se debe tener en cuenta los topes de captura en lugar de los horarios, al ser más fácil de controlar, y el daño que provoca Italia, por la bajada de tallas.