Laura Luelmo

El Campillo ya vivió un crimen horrible de un guardés de 78 años molido a palos

Cinco jóvenes de entre 17 y 24 le mataron para llevarse una TV de pantalla plana y algunos cartones de tabaco

La Guardia Civil que lleva la investigación de la desaparición de Laura Luelmo EP

R. M.

Abrió la puerta de la propiedad en la que trabajaba como guardés armado con un palo de fregona, por lo intempestivo de la hora y el aislamiento de los terrenos, la finca Calero, ubicada en el término de El Campillo (Huelva). No le dio tiempo a reaccionar ni hubiera tenido opción alguna en caso de poder hacerlo: eran cinco contra uno, cinco jóvenes de entre 17 y 24 años contra el guardés, un anciano de 78 años, al que acorralaron y torturaron durante cuatro horas hasta matarlo. En la mañana del 1 de septiembre de 2016, el hijo de José Rachón Ferrera, la víctima, encontró su cuerpo sin vida molido a golpes en el interior de la finca, una paliza mortal que le costó la vida por un botín de 20 euros, una televisión de pantalla plana y algunos cartones de tabaco.

Cinco meses después

Cinco meses después del brutal homicidio, la investigación de la Guardia Civil se saldó con la detención e ingreso en prisión de los supuestos autores, un grupo de cinco amigos residentes en Minas de Riotinto (entre los que se encuentra un menor de edad), todos con antecedentes y que habían actuado juntos en la comisión de otros delitos, ninguno de sangre hasta aquella noche.

Acudieron a la finca Calero para robar a José Ranchón, tras llegarle el supuesto chivatazo de que el guardés, además de vigilar aquella propiedad, escondía en algún lugar una importante suma de dinero, de alrededor de 14.000 euros . Llegó a oídos de los atacantes después de que el anciano hubiera realizado una compra de pienso para los animales que pertenecían al propietario, soplo que no era cierto: José no guardaba semejante suma.

Según ha desvelado la investigación de la Guardia Civil, varios de los asaltantes se dedicaron a golpear al guardés para que dijera dónde escondía el dinero, mientras el resto ponían patas arriba la casa en una búsqueda que acabó con la muerte de José después de cuatro horas , cuando su cuerpo no pudo seguir soportando más torturas. Murió por una hemorragia interna a consecuencia de los golpes.

El grupo de criminales dejó la casa al amanecer, llevándose 20 euros, la televisión y tabaco. Regresaron a Minas de Riotinto andando (unos cuatro kilómetros), como habían hecho en el camino de ida, en el que llegaron a realizar una parada en la piscina municipal de El Campillo, donde entraron por la fuerza en el bar para robar e incluso comer algo antes de reiniciar el paso hacia la finca en la que se encontraba su víctima. Más de doscientas muestras de ADN tomadas por la Guardia Civil, les han puesto ante la Justicia.

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