El troleo fino

El Ayuntamiento de Córdoba , tras no pocas deliberaciones, ha decidido no tener en cuenta a las dos empresas que trolearon sus contratos de obra civil , cuestión que tenía de los nervios a miembros del equipo de gobierno . Como se ha contado en estas páginas, el Consistorio había decidido no limitar por arriba el plazo de garantía que se puede mejorar para ganar una obra concreta (lo que da una puntuación extra), lo que hizo que la empresa J. Campoamor presentarse una oferta de 54.000 millones de meses y Obra Civil Cordobesa una de 600 meses . Aplicando la fórmula matemática usada para la aplicación de baremos, estas empresas podrían haberse quedado con los contratos en condiciones más ventajosas (para sus intereses) que las que licitaron por precios significativamente inferiores. Hecha la ley, redactada la trampa.

El informe definitivo de la Mesa de Contratación del contrato de marras, el de la reforma de la calle Pedro López , ha determinado darle cero puntos a cada uno de los licitadores ya que, afirma, nunca actuaron de buena fe . Según el documento general de valoración, las ofertas desorbitadas presentan un plazo de imposible cumplimiento lo que va en contra del Código Civil . Además, se acusa a las dos empresas de «actuación fraudulenta» con el objetivo de distorsionar la competencia por medio de la técnica de ofrecer lo que no pueden cumplir . Cuidado con las palabras, que significan lo que significan.Tras muchos días de darle vueltas, el asunto ha quedado de la siguiente manera. No se echa a estas empresas de la competencia pero no tiene en cuenta sus ofertas creativas . De hecho, el informe de la Mesa de Contratación les recrimina que hayan presentado, en otros contratos, alternativas menos creativas que guardan de algún modo relación con la realidad. Es decir, que no llegan a los 3.500 millones de años de nada.

Tengo la impresión de que el asunto va a llegar a los tribunales de justicia, que esto va a dar de sí. No es que las empresas presentasen esa oferta de mala fe, es que las condiciones técnicas realizadas por el Consistorio les abrían la puerta a esa posibilidad , que existía una laguna tan grande como la de Ruidera . Existe cierto consenso en el gobierno municipal de que el asunto es una cagada y gorda teniendo en cuenta que el contenido de los contratos se debatió y la posibilidad de que esto tuviera lugar, también ocurrió. ¿Se puede acusar a dos empresas de mala fe (con las consecuencias que ello puede tener) para tapar un error propio y no forzado ? Este asunto, por cómico que parezca, tenía paralizado el desarrollo del plan de obras que desarrolla el Área de Infraestructuras, cuya titular, Amparo Pernichi, se ha estado subiendo (creo que literalmente) por las paredes de Capitulares . Dado que todos los contratos son copias unos de otros, parecía razonable que primero se adoptase una decisión no fuera a ser que aparecieran más ofertas similares. Las empresas del sector saben que se suelen limitar las posibilidades a un máximo de 24 meses de garantía , precisamente, para que esto no pueda ocurrir.

La mayor lección que se puede sacar de esta cuestión es que todo el mundo mira. Que la industria tiene ya profesionales cualificados que están a la que saltan y que pueden poner en un brete a la institución más pintada. Tengo noticia cierta de que el troleo era una estrategia que las empresas aludidas consideraban absolutamente legítima para quedarse con el contrato municipal . Y, por cierto, que algo ha funcionado muy mal en estos años en las tripas mismas del Ayuntamiento donde el desgobierno ha llegado, en fin, a momentazos como éste .