Reportaje

La suciedad y la basura pudren los «bajos fondos» de Las Moreras

Los semisótanos y las cocheras alojan balsas de aguas negras y fecales ante la pasividad de la Junta

Interior de un semisótano en Las Moreras, con una balsa de aguas negras Álvaro Carmona

Rafael Verdú

Los vecinos de Las Moreras han vuelto a denunciar esta semana el mal estado y la falta de mantenimiento en los «bajos fondos» del barrio. El conjunto lo componen 1.785 viviendas distribuidas en ocho manzanas y 128 portales. Para entender la situación de abandono del barrio, basta mencionar que ni siquiera las instituciones saben cuánta gente vive allí . El Ayuntamiento , con datos basados en el Padrón del 1 de enero de este año (que sólo cuenta los que están oficialmente censados, residan o no), habla de 5.854 almas , de las que medio centenar son inmigrantes (menos del 1%). La Junta, en su estudio Estrategia Regional Andaluza para la Cohesión e Inclusión Social (Eracis), que se supone que debe transformar el barrio a mejor, cuenta 10.330 personas , prácticamente el doble. Y los propios vecinos, que probablemente sepan mejor que nadie cuánta gente hay en el barrio, se quedan en el medio: 8.000 , según la asociación de vecinos La Palabra.

En cualquier caso, son muchos. Y casi todos ellos sufren día a día los problemas de insalubridad que fluyen desde los diferentes tipos de bajos con que cuenta el barrio. Los hay de tres clases: locales comerciales, cocheras bajo rasante y semisótanos . Todos, como el barrio en su conjunto incluyendo las viviendas, son propiedad de la Agencia de Vivienda y Rehabilitación de Andalucía, organismo público dependiente de la Junta . Casi ninguno está en condiciones mínimamente aceptables.

Una vecina observa un punto de entrada a un semisótano de Las Moreras Álvaro Carmona

Los semisótanos son una extraña construcción de difícil acceso bajo los edificios en cuatro de los grandes patios de Las Moreras. Están diseñados como una cámara de aire para que las viviendas del bajo no estén en contacto directo con la humedad del suelo; se conocen como forjados sanitarios y en ellos se ubican las instalaciones de saneamiento, cañerías o bajantes . No son habitables y, en teoría, ni siquiera pueden acceder los vecinos. En la práctica, algunos residentes han terminado por hacer de ellos un vertedero privado, o cosas peores. Se ingresa por una gatera en la entrada de cada bloque, y son enormes, con cientos de metros cuadrados de superficie, aunque con una altura en la que hasta un niño de 10 años tendría que permanecer agachado. Por eso no han sido ocupados, como sí ha ocurrido con buena parte de los locales comerciales.

Lo que empezó como una solución para la humedad ha terminado siendo el problema. Debido a la falta de mantenimiento y a la irresponsabilidad de algunos vecinos, en los semisótanos se acumulan aguas negras y todo tipo de porquería y enseres . Las filtraciones de las bajantes o el agua que se cuela por los respiraderos han formado balsas estancadas.

El hedor en esos soterraños es insoportable y proliferan todo tipo de insectos. También es fácil ver restos de deposiciones de roedores. Mari Ángeles Sánchez , vecina del patio Periodista Grondona , lleva tiempo asegurando que de allí procede el brote de mosquito tigre que se ha desplazado a otras zonas de Córdoba. Sus hijas sufren hinchazones y picaduras que, sostiene, se deben a los insectos que salen del semisótano. AVRA , sin embargo, niega los problemas. En respuesta a este medio, asegura que «el único que últimamente ha generado algún problema ha sido el Patio La Voz del Pueblo , bloque 8, donde el pasado mes de junio se intervino para eliminar una concentración de aguas fecales, quedando con ello eliminada la presencia de insectos».

Detalle del interior de un forjado de servicios Álvaro Carmona

Los vecinos consultados manifiestan lo contrario. Ana Sánchez, portavoz de la asociación La Palabra, asegura que llevan «años» sin ver técnicos de mantenimiento por la zona. «Y como esto se ha ido dejando, cada vez cuesta más arreglarlo», aclara. Una vez más, la agencia de la Junta rechaza las críticas y defiende que lleva a cabo las intervenciones necesarias: «Es habitual que AVRA tenga que intervenir en los bajos y sótanos de los edificios de la barriada Las Moreras, por atascos en la red de desagüe de aguas negras que discurre bajo los bloques. En el último año se ha realizado una decena de intervenciones por esa causa».

El problema no son sólo los insectos, que también. La suciedad campa por todo el barrio y Sadeco se niega a intervenir en las áreas que competen a AVRA . Tampoco lo hace en los patios interiores por considerar que son propiedad privada. Desde la ventana de un primer piso, una mujer pregunta escandalizada: «¿Esto es sólo por los mosquitos ? Porque yo quiero que vengan cuando vuelvo de trabajar a las dos de la mañana y veo ratas grandes como conejos ». Esa misma comparación se oye por todo el barrio. Las humedades, además, se extienden hasta la tercera planta de las viviendas y son visibles desde el exterior.

Garaje con la cerradura forzada en un patio Las Moreras Álvaro Carmona

Los garajes

Otro tipo de bajo en Las Moreras son las cocheras bajo rasante , construidas en cuatro de las ocho manzanas. Sobre el papel, cuando se diseñó el barrio en los años 60 se pensó en dar todos los servicios posibles a sus habitantes, y un aparcamiento cubierto era ya algo necesario. Sin embargo, jamás han estado en uso y AVRA no tiene ninguna en alquiler. Es más, se encuentran todas cerradas a cal y canto y nadie se hace cargo de su mantenimiento .

Lo reconoce hasta la propia Agencia de la Vivienda, que asegura que los garajes «no están en uso porque no puede garantizarse su buen estado y mantenimiento en las condiciones precisas para prestar un servicio adecuado». AVRA no ha querido especificar hasta el momento qué motivos le impiden mantener las cocheras en un estado mínimamente decente.

Los vecinos aseguran que esos sótanos para vehículos están llenos de aguas estancadas. No es fácil comprobarlo puesto que están clausuradas con portones metálicos y el acceso a pie no se realiza desde el interior de los bloques. La entrada de una de ellas está forzada pero la pestilencia y podredumbre impiden acercarse a menos de cinco metros de la puerta a la mayoría de las personas. De allí también salen «ratas como conejos» por la noche, afirma la dueña de un quiosco a seis metros de la entrada.

Local comercial ocupado con una vivienda Álvaro Carmona

Locales comerciales

Los locales comerciales son el tercer tipo de bajo en Las Moreras y presentan otros problemas. Los vecinos no quieren ni acercarse a los más problemáticos -allí operan las «mafias» , dicen-, okupados desde hace tiempo y en muchos casos adaptados como viviendas. Ana Sánchez indica que «aquí viene la Policía , les toman los datos [a los ocupas] y les dicen que pueden quedarse lo que quieran, que no se puede hacer nada». Lo suelta a tan sólo unos metros de una patrulla de la Policía Nacional apostada en la entrada de un bloque. «Seguro que han venido a entregar una citación judicial», manifiesta.

La solución al problema pasa por un plan integral para Las Moreras que abarque todas las áreas, no sólo la higiene urbana, afirma la portavoz de la asociación del barrio. Pero « nos dicen que somos cafres y ya no tenemos derecho a nada», se lamenta Ana Sánchez . «Cafres aquí son algunos, la mayoría somos gente trabajadora», concluye.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación