FÚTBOL SALA
España se luce ante Hungría (7-0) en Córdoba
El equipo nacional vapulea al combinado magiar con la presencia del cordobés Bebe
La selección española de fútbol sala se ha impuesto con rotundidad a la su homóloga de Hungría (7-0) en el partido disputado esta tarde en el Palacio de Vista Alegre con el que abre una serie de amistosos preparatorios para la fase de clasificación para el Mundial de 2020 en Ucrania.
Tal vez avisada del disgusto ante Rumanía en una de sus últimas comparecencias, la selección española no quiso dar lugar a la sorpresa a Hungría desde el minuto uno de partido. La circulación de balón era tan veloz que a los magiares ya les suponía bastante estar ordenados y esperar a salir en un contragolpe.
El resto del choque fue un monólogo del equipo nacional . Llamó la atención algún destello de Usín y también se vio que Bebé tenía ganas de marcar. Sin embargo, sus primeras tentativas no se certificaron, por lo que ese ansiado momento tenía que esperar.
Y es que Fede Vidal, sabedor de la serie de cuatro partidos en 10 días, optó por hacer rotaciones de unidades enteras cada vez que hacía algún cambio. Y a los pocos segundos de efectuar la primera llegó el 1-0. Fue a balón parado gracias a un contundente disparo de Sergio Lozano.
No es que el equipo adiestrado por Fede Vidal se sintiera nervioso, pero lo cierto es que el marcador demandaba esa ventaja por los méritos registrados. Pero el partido siguió siendo el mismo. España controlaba y Hungría, al menos, se asomó ante los dominios de Jesús Herrero en un par de transiciones.
Con todo, la lógica del partido llevaba a ver algún gol más de España y así sucedió. De nuevo, a balón parado. El granadino Fernan empaló un balón a la salida de un saque de esquina que supuso el 2-0. Después, más rotaciones. En la de Bebe, por ejemplo, al cordobés se le acumularon un par de ocasiones que no terminó de rubricar.
Pero España sí encontró el camino del gol nuevamente y a balón parado. La agresividad de los húngaros les llevó a entrar en el bonús de cinco faltas. Por lo tanto, unas manos a falta de cuatro minutos para el final provocaron un tiro de castigo desde los 10 metros que Aicardo no perdonó. Era el tercero. El partido, cada vez, iba teniendo menos historia . Además, todas las acometidas de los magiares acababan siendo desbaratadas por grandes acciones defensivas. Y así se llegó al descanso.
Comenzó la segunda parte bajo el mismo esquema de la primera . España mandaba y Hungría seguía a la espera de lo que pudiera depararle un golpe de suerte. Y lo cierto es que no estuvo muy lejos del gol. Pero se notó que le faltaba algo de mordiente. Por lo demás, Vidal cambió las unidades, pero no las ideas en cuanto a las rotaciones de cambios en bloques de cuatro.
Incluso, dio la sensación que bajó el ritmo del partido, aunque de vez en cuando aparecían los incuestionables brotes de calidad de los componentes de la sección española para activar a una grada de Vista Alegre que optó por la vía de la expectativa en lugar de participar de la fiesta . Es decir, que sólo los goles cambiaban el ambiente, como el que anotó Juan Emilio finalizando una gran combinación.
Y ese gol abrió un poco más el partido. Raúl Campos, casi a renglón seguido, marcó el quinto. Pese a la holgada diferencia, los magiares decidieron apostar por la fórmula del portero-jugador . Al ser un partido de prueba, les podía servir el experimento, si bien era demasiado riesgo ante toda una superpotencia como España con ocho minutos por jugar.
Y lo pagó, puesto que en poco más de 30 segundos Fernan hizo dos goles más con los que ampliar su cuenta y la de la selección. Y eso, al menos, dio pie para que se hiciera una ola en la que tomó parte hasta la alcaldesa, Isabel Ambrosio, quien presidía en el palco. Para que el broche hubiera sido perfecto sólo faltó el gol de Bebe, pero se le resistió .
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