Pasar el rato

El ridículo y la verdad

El independentismo catalán, con sus clérigos e historiadores de estelada, es ridículo

Marcha soberanista el pasado día 1 de octubre en Barcelona EFE/ALBERTO ESTÉVEZ
José Javier Amorós

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El Niño Jesús nació en Barcelona , que era la capital del Imperio catalán. Para construirlo hicieron falta doce cadenas independentistas, vivan las cadenas, una por cada uno de los doce Apóstoles , que eran pescadores de la Costa Brava. El Hijo de Dios se encarnó en una virtuosa doncella de Olesa de Montserrat , llamada María, con el mismo nombre en castellano, lo que provocó en su momento protestas de la Generalitat al Vaticano. A María la visitó en sueños San Jordi -arcángel técnico sustituto, en funciones de portavoz-, anunciándole que Dios había decidido nacer de ella por la acción del Espíritu Santo . Y sugiriéndole que se casara con un hombre bueno, para evitar habladurías. Cumplida su misión, San Jordi hizo caer sobre la casa de María una lluvia de rosas, como muestra de veneración y respeto. De ahí vino luego la costumbre de regalar a las mujeres catalanas una rosa cada 23 de abril, en que se conmemora el día del mensajero. Con la invención de la imprenta, las autoridades dispusieron que cada rosa se acompañara de un libro. La imprenta se inventó en el Laboratorio para la Invención de la Imprenta , que la Generalitat había instalado en la Plaza de Cataluña , en el solar que hoy ocupa El Corte Inglés. Joan Gutenberg , el inventor, era un catalán de Maguncia , y en el museo que lleva su nombre se exhiben los tipos que empleó para imprimir los conocidos eslóganes independentistas: «Somos una nación» y « España nos roba ». El varón elegido fue un carpintero de Olesa, llamado José , prudente y paciente. Estando ya encinta María, el matrimonio tuvo que desplazarse hasta la capital para cumplir con el deber de empadronamiento que imponía la Generalitat. Dificultades para encontrar alojamiento -el turismo ya había invadido Barcelona- los condujeron hasta una cueva en las afueras. Siglos después, el arquitecto Antonio Gaudí recibió la inspiración divina de proyectar y construir el templo de la Sagrada Familia, que se levanta en el mismo lugar donde Dios vino a la tierra. La primera música que oyó el recién nacido fue el villancico «El 25 de diciembre, fum, fum, fum», que le cantaron los ángeles del Orfeón Catalán . La Sagrada Familia se estableció en Tarrasa, donde el Niño Dios crecía en edad, santidad y ciencia. Y enseñaba en catalán a los doctores de la ley, el primer Tribunal Superior de Justicia de Cataluña.

Cristo tuvo sus primeros desencuentros con los fariseos, que eran españoles de Madrid . España está en el origen de la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo . Cuando Judas se ahorcó, no llevaba consigo las treinta monedas con que se retribuyó su infamia. Posteriores investigaciones -inexplicablemente omitidas por el Dr. Sánchez en su tesis- han demostrado que ese dinero maldito se encontró en poder de un empresario español, detenido cuando huía del incendio de Roma . «España nos roba», se cuenta que exclamó Nerón al enterarse del incidente. Y siguió tocando la lira. La costumbre de tocar la lira durante el incendio pasó a los presidentes de la Generalitat. Los Comités de Defensa de la República exigen que se recoja en la constitución catalana esa seña de identidad política. Ellos, faltos de sensibilidad musical, se conforman con tocar órganos populares, menos complicados. Y el pueblo no se queja. El pueblo, lo que le toquen. Todo en el independentismo catalán, con sus clérigos e historiadores de estelada, es ridículo. Pero no tienen sentido del ridículo. Y según una máxima todavía más antigua que el ridículo Torra , el sentido del ridículo es la piedra de toque de la verdad.

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