Agricultura

La producción y superficie de leguminosas crece en Córdoba gracias a las políticas europeas

Según los datos oficiales, en un lustro se ha tripiclado la cifra

Planta leguminosa del garbanzo ABC

P. C.

Las leguminosas han vivido un auténtico «boom» en los últimos años en Córdoba. La causa no es una mayor rentabilidad, algo que ocurre actualmente con el olivar o el almendro, cuyos mejores precios están desbancando a cultivos históricos como los cereales o el girasol, sino que este fenómeno es consecuencia de un cambio normativo a nivel europeo .

Según los datos oficiales publicados por la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible , la superficie destinada a este herbáceo al término de 2018 se situaba en las 15.537 hectáreas. En un lustro esa cifra se ha triplicado , lo que le ha valido a Córdoba para colocarse como la segunda provincia productora de leguminosas en Andalucía, únicamente superada por Sevilla, que cuenta con 41.187 hectáreas.

Ese crecimiento también se ha observado en la cosecha, ya que en 2018 la producción de este cultivo se multiplicó por cinco en media década , al pasar de 5.999 a 31.074 toneladas. Los guisantes y los garbanzos son los principales responsables de esta subida.

En el primero de los casos, la superficie se ha sextuplicado hasta alcanzar un total de 7.178 hectáreas, mientras que para el segundo esta cantidad se ha cuadruplicado, con un total de 4.662 hectáreas. Aunque tiene mucho menos peso, es llamativo que el área sembrada con altramuces se ha duplicado en este ciclo temporal, situándose en 156 hectáreas.

El técnico de Asaja en Córdoba, Antonio Monclova , informó a ABC de que esta subida es consecuencia directa de la última reforma de la Política Agraria Común (PAC) que la Unión Europea (UE) aprobó en 2015. Esta normativa establecía la obligación a los agricultores de reservar un 5 por ciento de sus explotaciones al «interés ecológico».

Monclova detalló que se incluían dos modos de cumplir con esta premisa. Una de ellas es dejar ese terreno en barbecho durante un año. La otra era plantar leguminosas debido a sus efectos positivos en el medio ambiente al fijar al suelo el nitrógeno existente en la atmósfera , lo que permite también no necesitar abonos para su desarrollo. «La mayoría optó por esta segunda opción porque a los agricultores no nos gusta que tengamos tierra improductiva», recalcó.

El lado negativo de este cambio legislativo es que prohíbe a las plantaciones la utilización en esos terrenos de cualquier tipo de tratamiento fitosanitario , lo que provoca que la producción se merme y se potencie la generación de malas hierbas, por lo que «lo normal es que la superficie se estabilice o incluso descienda algo a lo largo de los próximos años».

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