Medio ambiente

El pantano de La Breña II en Córdoba, en el mínimo histórico de agua embalsada

El bajo nivel ha hecho aflorar edificios sepultados y la vieja presa original

El dique de La Breña II, a la izquierda, y a su lado la vieja presa de los años 30 Álvaro Carmona

Rafael Verdú

El pantano de La Breña se ha quedado prácticamente seco tras un año con escasas lluvias. Es la viva imagen de la sequía, con apenas una sexta parte del volumen que es capaz de embalsar. La caída en el nivel ha dejado al aire los edificios que se tragó el agua en su construcción, árboles muertos y caminos hace tiempo olvidados. Incluso puede verse ya la vieja presa original , unos metros más arriba de la actual, que fue levantada en los años 30. Entre ambas hay una diferente de altitud de 74 metros, un desnivel que muestra de forma gráfica la magnitud del problema.

La gigantesca presa de La Breña II está entre las más grandes de Andalucía, sólo superada en volumen por la de Iznájar, también en la provincia de Córdoba . La Breña II (el pantano es en realidad un recrecimiento de la presa anterior) puede almacenar hasta 823 hectómetros cúbicos de agua, suficiente para dar de beber a toda la ciudad de Córdoba -incluyendo industrias y piscinas- durante 40 años. Sólo este reservorio supone más del 10 por ciento de toda la capacidad de almacenamiento de la cuenca. Ayer, sin embargo, acumulaba poco más de 142 hectómetros cúbicos, el 17,29 por ciento de la capacidad total, según los datos de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir.

La Breña II ha alcanzado así su mínimo histórico desde su construcción, terminada en 2008. Nunca antes había tenido tan poca agua, y los registros más cercanos son también de este verano. Hay que remontarse a septiembre de 2017 (otro año prácticamente sin lluvias) para encontrar datos parecidos, e incluso entonces la presa contaba con un tercio más de agua que ahora.

De entre los pantanos de la cuenca del Guadalquivir , el de La Breña es el que se encuentra en peor situación. Todos sin excepción superan el 20 por ciento de agua embalsada, y algunos están prácticamente llenos, si bien son los más pequeños. En realidad, la situación de la cuenca no es tan mala como aparenta si se mira sólo La Breña II . De los más de 8.100 hectómetros cúbicos regulados por la CHG, ayer había disponibles cerca de 3.000, en torno a un tercio del total.

La CHG tiene dos formas de medir la sequía en sus informes mensuales. Por un lado, calcula la disponibilidad del recurso para cubrir todas las demandas. En el último análisis, a fecha 1 de septiembre de 2019, toda la cuenca del Guadalquivir se encontraba en situación de prealerta, aunque hay un hecho notorio: el sistema general, el más importante con diferencia -y en el que se incluye el pantano de La Breña II -, se encontraba ya en alerta. El abastecimiento de Córdoba capital, por el contrario, está más que garantizado, con reservas superiores al 50 por ciento.

El otro estado que analiza la CHG son los datos meteorológicos respecto a la media histórica. En este caso la situación es mucho peor. Toda la vertiente norte de la cuenca del Guadalquivir, coincidente con Sierra Morena y por donde discurren la mayor parte de los afluentes del río Betis -también el Guadiato, sobre el que se levanta La Breña II-, está en situación de sequía prolongada.

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