REPORTAJE

Medina Azahara, ante la Unesco: «Somos parte del paisaje», defienden los parcelistas

Los dueños de Las Pitas, Córdoba la Vieja y La Gorgoja piden que la declaración de Patrimonio de la Humanidad les respete

Panorámica del núcleo de viviendas de Las Pitas con arcadas del yacimiento en primer término VALERIO MERINO

RAFAEL A. AGUILAR

«NOSOTROS formamos parte del paisaje: así que nos tienen que conservar». Ernesto, el novio de una vecina de toda la vida de Córdoba La Vieja, a tiro de piedra, o casi, de Medina Azahara de Córdoba, lo dice en la puerta de la casa que acaba de convertir en su residencia estable una vez que su relación sentimental con la oriunda se ha asentado.

«A ver si vamos a tener que irnos para que esto se quede bonito. Si bonito ya está»

« El icono [por Icomos] puede decir lo que quiera, pero aquí lo que vale es la vida de la gente: ¿qué pasa, que ahora vamos a tener que irnos los vecinos para que los turistas vean esto bonito. Si bonito ya está. ¿Usted ve algún problema en que nosotros nos quedemos aquí? Esto está bien como está», resume este hombre recio de unos cincuenta años que es uno más de unos en torno a setecientas personas que viven entre su parcelación y las otras dos de las proximidades del yacimiento arqueológico, que son La Gorgoja-Marroquil y Las Pitas.

«Qué culpa tenemos nosotros de que haya un monumento tan bonito junto a nuestras casas»

La alegría por el sentido positivo del informe de Icomos es menor que la preocupación por el porvenir del vecindario. «No podemos seguir siendo los maltratados de los parcelistas. Qué culpa tenemos nosotros de que haya un monumento tan bonito al lado de nuestros terrenos. Que hubiera estado en otro sitio y no habría problemas. Somos personas con derechos, que son las fuertes que los que tienen las piedras, por muy musulmanas y antiguas que sean», añade Ernesto.

Un hombre con una bicicleta en una parcelación colindante al monumento VALERIO MERINO

En la entrada de Las Pitas, que lleva décadas en una situación legal irregular, se forma a media mañana una tertulia de tres vecinos que tratan de desentrañar los pormenores de las noticia que este periódico avanzó hace tres días. «Que la Junta espere sentada si quiere que colaboremos. Nos han engañado una y otra vez. Todos. Mellado primero, Rosa después, Andrés y Rafa Blanco cuando les tocó y el PP miró para otro lado. Pues no decían hace diez o quince años que iban a comprarnos las casas como hicieron para ampliar el aeropuerto. Yo ya tenía hasta un precio pensado y un adosado mirado en Encinarejo para cambiarme, que salía lo comido por lo servido. Pero nada, oye», expone un jubilado que se niega a que su nombre aparezca en el periódico. A su lado está Rosa P., que vive de alquiler en un chalé con piscina de los alrededores.

«Habrá que negociar, y que sepa el Ayuntamiento, la Junta, la Unesco que las condiciones que vamos a poner son duras: no puede ser que nosotros nos quedemos fuera de los enganches de luz y de agua que tienen todas las parcelas de Córdoba. Como si en nuestras casas no viviésemos personas sino que animales», argumenta. El enfado va a más. «Mire: ya nos ha costado bastante caro que Medina Azahara quede al lado de nuestros domicilios. También es mala suerte».

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