CULTURA

María Tena, en Córdoba: «Crecí entre escritores y pensaba que no tenía nada que hacer en ese mundo»

La autora recala en la Feria del Libro para presentar «Nada que no sepas», Premio Tusquets de Novela en 2018

María Tena antes de empezar su presentación en la Feria del Libro VALERIO MERINO

Irene Contreras

El Uruguay de los años 60, el recuerdo dulce de la adolescencia visto desde un trago amargo de la adultez, la búsqueda de respuestas a las preguntas que no se formularon a tiempo, un desafío a esa letanía que dice que no se ha de regresar al lugar donde se fue feliz. Todo eso cabe en « Nada que no sepas », la novela con la que María Tena (Madrid, 1953) ganó en 2018 el Premio Tusquets y cuya presentación fue el plato fuerte del lunes en la Feria del Libro de Córdoba, en un acto presentado por la periodista Carmen Lozano.

La autora tuvo un despertar editorial tardío enmarcado en toda una vida de dedicación a la cultura. Aunque no editó su primera novela hasta 2003, Tena se ha pasado la vida escribiendo una narrativa a la que ella misma despojaba de valor. Simplemente, pensaba que nadie tendría interés en leer aquellas páginas que escribía antes de acostarse. «Crecí en un ambiente de letras, de madre poeta [Pilar García Noreña] y con muchos amigos escritores. Mi padre [el diplomático Juan Ignacio Tena Ybarra] era amigo de Onetti , de Luis Rosales , de Vargas Llosa , de los poetas de la posguerra... Comparada con ellos, siempre pensé que yo no tenía nada que hacer en ese mundo», explica. El tiempo le ha demostrado lo contrario.

La protagonista de «Nada que no sepas» tiene en común con María Tena que ambas pasaron su infancia en Uruguay . Ese detalle abre la puerta a la especulación sobre el componente autobiográfico de la novela, que la autora desmiente de un golpe. Lo que tiene de realidad, explica, es el Uruguay que retrata. «Recuerdo su ambiente de libertad, de felicidad. Era un sitio ideal. España vivía aún los últimos años del franquismo y en Uruguay, la Suiza de América, la gente era culta, lectora, humilde; el país, laico y libre . Para escribir no interesa la verdad completa, sino una ficción que tenga enganche con lo real», explica.

La nostalgia es una de las materias primas de la creación literaria. Y es tramposa, porque es tan adictiva que puede robar la atención al presente. Pero eso, según María Tena , solo ocurre cuando no es una nostalgia de buena calidad. «La buena nostalgia es la que te sigue emocionando pero te permite mirar hacia adelante . Como decía Rilke, 'la verdadera patria del hombre es la infancia'». En «Nada que no sepas», la protagonista se lanza al reto de descubrir quién fue su madre. Una gesta poco habitual porque los hijos no suelen pensar en la vida que precedió a su nacimiento. «No sabemos realmente quiénes son nuestros padres. Sabemos que nos quieren y nos apoyan, pero ¿les conocemos más allá de eso? Esa búsqueda es uno de los pilares. Y es bonito, porque cuando empiezas te das cuenta de todo lo que no sabes y, en el camino, descubres también cosas sobre ti misma ».

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