CONTRAMIRADAS

María José Llergo: «En España no se puede cantar lo que uno quiera»

Su voz es terciopelo. Y sus palabras son dinamita. He aquí un diamante de Pozoblanco pulido en Barcelona

Aristóteles Moreno

En la distancia corta, María José Llergo (Pozoblanco, 1994) desprende una energía sin filtros. Directa, combativa y transparente como agua de otoño, con solo tres sencillos editados se prepara para agitar el siempre convulso océano del planeta música. La crítica especializada la saluda como un fenómeno que eclosiona dentro de las coordenadas del nuevo flamenco. Pero Llergo se revuelve contra las etiquetas. «Eso son cosas vuestras, de los periodistas». Reivindica la autenticidad, la libertad creativa y, por encima de todo, el legado inmemorial de sus raíces.

¿Qué es el flamenco?

Es la expresión de un pueblo oprimido. La expresión del pueblo andaluz en todas sus vertientes. Nuestra sangre es el resultado de todas esas mezclas y el flamenco es nuestra sangre.

¿Y qué es el nuevo flamenco?

No lo sé. Es que no sé por qué os inventáis esas cosas. Yo sé que hay quien interpreta el flamenco a su manera. Yo canto y ya está .

«El flamenco es la expresión de un pueblo oprimido. La expresión del pueblo andaluz en todas sus vertientes»

En efecto. María José Llergo canta y ya está. Como una extensión natural del universo de olivos y tierra seca en que se crió. Aprendió las coplas que cantaba su abuelo en el campo mientras manejaba el ganado y vareaba aceitunas. «Recuerdo una infancia preciosa. Mi abuelo, si no canta, se muere. Es su alegría. Y era una escuela para mí. Él cantaba por serranas pero no sabía que eran serranas. Ni farrucas. Ni peteneras». La joven Llergo se matriculó en violín en el Conservatorio de Pozoblanco . Y con 19 años se trasladó a Barcelona con una beca para estudiar música y educar la deliciosa voz que años después ha madurado en su garganta.

En Barcelona ha crecido como cantante. Y ha puesto en orden todos los palos flamencos que su abuelo tatareaba bajo el sol ardiente del Valle de los Pedroches . Sus tres videoclips alcanzan las 300.000 visitas y en mayo se subió al escenario del Primavera Sound , una de las citas de referencia del circuito nacional. Sony la acaba de fichar y en enero lanzará su nuevo trabajo.

He leído sobre usted lo siguiente: «Llamada a protagonizar una revuelta en el flamenco». ¿Está usted preparada?

Yo no me identifico con eso. Simplemente sigo mi camino en el arte y en la vida y ahora lo estoy compartiendo con los demás. Antes no lo podía hacer. No podía ir a un estudio de grabación y pagarlo. Ahora puedo grabar y compartir. Y soy igual de feliz. Yo no puedo revolucionar el flamenco aunque quiera . El flamenco es una revolución en sí mismo. El hecho de que un pueblo oprimido cante y exprese sus sentimientos en forma de belleza es lo más revolucionario que hay.

¿El nuevo flamenco es el flamenco sin rabia?

No lo sé. Yo tengo mucha rabia .

¿Por qué tiene rabia?

Es humano sentir rabia. También siento amor, alegría y, a veces, siento que me muero, como en las seguiriyas .

Usted ha dicho: «Soy salvaje. No me han podido domesticar». ¿Quién le ha querido domesticar?

Todos los días intentan domesticarnos a todos privándonos de información y de libertades. En España no se puede hoy cantar lo que uno quiera . Existen leyes que lo impiden. Si tú cantas contra el Estado que está para protegerte puedes entrar en la cárcel.

Usted canta lo que quiere.

Yo sí. Pero si mañana quiero cantar sobre una ley que me parece injusta, más me vale medir mis palabras, porque puedo ir a la cárcel . Eso es propio del medievo.

Y usted no se va a callar.

Yo nunca me callo . Tengo un problema con eso.

¿Contra qué se rebela?

Contra las injusticias, sobre todo. Pero también contra la falsa creencia de que la sensibilidad es signo de debilidad. La sensibilidad es un poder enorme y te da un margen de conciencia muy elevado.

¿Qué le debe Andalucía al pueblo gitano?

Muchas cosas. La lengua que hablan, por ejemplo. Muchas palabras vienen del caló. Seríamos muy imprudentes de no reconocer esta riqueza.

¿Qué busca en Barcelona una niña de Pozoblanco?

Acceso a la educación. Me dieron una beca para canto moderno y jazz, y era una disciplina que no podía estudiar aquí. No había canto en mi pueblo. En mi familia, que es gente del camp o, un título universitario se valora mucho.

«Me rebelo contra las injusticias y contra la falsa percepción de que sensibilidad es signo de debilidad»

¿Se reconoce en Rosalía?

No. Lo siento. Yo me reconozco en mi madre y en mi abuela, aunque esto no me impide valorarla como profesional. La respeto mucho. Fuimos compañeras de clase en la Esmuc [Escuela Superior de Música de Cataluña], me alegro por ella y le guardo mucho cariño. Hace tiempo que no hablamos. Ella sacó su disco y se fue a hacer giras.

¿Qué admira de ella?

Su compromiso con la música, perseverancia y trabajo . Es una trabajadora nata. Y tiene una voz preciosa.

¿Le da vértigo el éxito?

No tengo ninguna pretensión. Sé que suena raro. Solo quiero compartir lo que hago. Soy igual de feliz cantando ahora que cuando cantaba en el campo . El éxito para mí es que mis padres canten mis canciones. O mi prima pequeña. El éxito es muy relativo. Para la gente del campo, el éxito es que salgan bonitas las rosas.

¿Qué puerta ha venido a abrir en la música?

A mí la música me abre puertas . ¡Es tan inmensa! Yo no soy ninguna diosa. Estoy al servicio de la música. Que haga conmigo lo que quiera y me prestaré.

Le gusta el jazz, el blues, la música negra. ¿Son todas músicas hermanas del flamenco?

Yo creo que todas las músicas son hermanas entre sí. Los seres humanos se expresan de una forma bella utilizando el sonido.

Después de seis años afincada en Barcelona, María José Llergo se acaba de instalar en Madrid, donde prepara su asalto al mercado discográfico. La entrevista tiene lugar en un banco de hierro forjado de la Plaza de la Magdalena. Una y otra vez, la cantante de Pozoblanco regresa al sur y abandera la identidad mestiza de la que se declara heredera. « Cuando escuché a los negros cantar por primera vez pensaba que escuchaba el flamenco de los negros. Tienen esos sonidos negros a los que se refería Lorca. Los sonidos negros de la supervivencia y de la lucha de pueblos no comprendidos todavía ».

Usted siente eso.

Yo siento que el pueblo andaluz ha estado luchando desde que existió porque ha sido ocupado muchas veces y ha sacado recursos para sobrevivir. Al final, acabas desarrollando el arte de la resistencia. Es una raíz tan sumamente fuerte que es difícil que se rompa con las leyes. Las leyes son más débiles que el temperamento de los andaluces. Yo siempre me defino como Andalucía: cristiana, judía, negra, mora y gitana. Mestiza y paya . Soy de todo. Como Córdoba.

¿Y qué poeta tiene ahora entre manos?

He terminado de leer a Quevedo .

¿Por qué Quevedo?

Tiene de todo. Estoy buscando la parte del alma de los poetas. Qué piensan sobre el alma. Quevedo tiene salmos que tratan cuestiones súper existencialistas.

Usted busca el alma.

Me fascina. Creo que es la esencia de cada cosa. Para saber dónde vas debes saber de dónde vienes. También estoy leyendo «Tierra de mujeres», de María Sánchez . Me encanta.

Para usted, feminismo y flamenco están ligados.

Claro. Son la libertad, la igualdad.

En el flamenco ha habido mucho machismo.

Claro. En la sociedad ha habido mucho machismo y el flamenco es un reflejo de la sociedad . No tiene sentido que escriba yo cosas machistas siendo feminista. Intento buscar la igualdad siempre.

Y se siente libre.

Cuando canto me siento la mujer más libre del mundo .

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