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Córdoba y el Corazón de Jesús

«Sobrevivió el monumento a la tragedia de la Guerra Civil que se llevó por delante otros similares»

Monumento al Corazón de Jesús en las Ermitas RAFAEL CARMONA
Juan José Primo Jurado

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LA naturaleza bendijo a Córdoba con su inmediata sierra que históricamente le ha dado agua, alimentos, madera y buen clima. También dosis de paz y espiritualidad. Esa sierra mística desde San Jerónimo al santuario de la Virgen de Linares , con las ermitas de Córdoba, los conventos de Santo Domingo de Scala Coeli y de las salesas, el desierto del Bañuelo , la casa de cursillos de San Pablo , las casas de espiritualidad de San Antonio y Betania y los antiguos noviciados de La Aduana y Maimón , entre ambos. Incluso cabe citar el desaparecido monasterio de San Francisco de la Arruzafa . Pero si hay un punto que llama la atención a los cordobeses en su sierra es el monumento al Corazón de Jesús .

Esta devoción fue fuertemente impulsada por la Iglesia en el mundo a partir de la segunda mitad del siglo XIX , como una forma de contrarrestar el laicismo y el materialismo que empapaban la sociedad. Se volvía a recordar, dos siglos después del comienzo de la devoción, el gran amor representado por el Corazón de Jesús. Los católicos franceses fueron pioneros al proyectar el resurgimiento nacional bajo su protección. Por suscripción popular elevaron en Montmartre la basílica del Sacre Coeur , cuya primera piedra se colocó en 1875 .

Fue en España y Latinoamérica donde el éxito resultó espectacular. La imagen se recibía con amor en las familias, luciendo placas en las puertas e imágenes en el salón de la casa. En muchas ciudades se levantaron estatuas: Cerro de los Ángeles , Getafe (1919), Jerez de la Frontera (1922), Murcia (1925), Bilbao (1927), Córdoba (1929), Palencia y Rio de Janeiro (1931), Barcelona (1935), Priego de Córdoba (1941 ), Tucumán (1942), Lucena (1945), Sevilla (1948), San Sebastián (1950), Cali (1953), Cuenca (1957), Lisboa (1959), Guayaquil (1973) y Lima (2011) como principales. Estas entronizaciones públicas respondían también a los ideales del reinado social.

Córdoba fue de las primeras. La devoción estaba arraigada desde la llegada de los jesuitas a San Hipólito en 1878 y la iniciativa partió en 1925 en una visita a Pio XI del obispo Pérez Muñoz , quien escogió la ubicación, las ermitas de Córdoba, en consonancia con los lugares donde se alzaba en el resto del mundo. El escultor, Lorenzo Coullaut Valera , realizó, «un Jesús mostrándonos su corazón, un Jesucristo completo , absoluto, amante, doliente, Dios y hombre, varonil, enérgico, delicado y hermoso, artístico y popular, figura atractiva a todos». La bendición, ante un público multitudinario y enfervorecido, tuvo lugar el 24 de octubre de 1929. En el pedestal del monumento se colocó la inscripción:

«Corazón de Jesús manso y humilde, víctima de amor a los hombres, arcano insondable de sabiduría, fuente de misericordia. Para expiación de sus pecados, reparación de sus olvidos y recuerdo perenne de devoción sincera, dedica este monumento la Diócesis de Córdoba. En la fiesta de san Rafael , XXIV de octubre del Año del Nacimiento del Señor del MCMXXIX ».

Desde entonces, el monumento se convirtió en lugar de peregrinación de numerosos cordobeses que suben a admirarlo y contemplar la impresionante vista que de la vega del Guadalquivir y de la campiña se tiene en la amplia explanada construida a sus pies. Y se ha erigido en un faro para los cordobeses, muchos de los cuales hemos dirigido nuestra vista más de una vez hacia él cuando paseamos por la ciudad o entramos y salimos de ella. Ahora, en su 90 aniversario, la Diócesis de Córdoba , el Apostolado de la Oración y la Asociación de Amigos de las Ermitas , se han unido para la celebración del Año Jubilar de la consagración de Córdoba al Sagrado Corazón de Jesús.

Sobrevivió el monumento a la tragedia de la Guerra Civil , que se llevó por delante otros similares. Nunca debió de servir el Corazón de Jesús, símbolo de amor, como elemento de confrontación entre españoles, pero así fue en otra locura más de aquella España fratricida . Hoy, su verdadera devoción se refleja mejor en los versos de Paloma Franconi : «Decidles a todos que vengan / a la fuente de la vida. / Hay una historia escondida / dentro de este corazón. / Decidles que hay esperanza, / que todo tiene un sentido. / Que Jesucristo está vivo, / decidles que existe Dios ».

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