OCIO

Comienzan las Olimpiadas Rurales de Añora, en la provincia de Córdoba

La competición deportiva de juegos tradicionales se celebra en la localidad de Los Pedroches cada cuatro años

Participantes en la carrera de sacos de las Olimpiadas Rurales QUERCUS/EFE

Julia López

Cada cuatro años la llama olímpica se ilumina y el mundo se sumerge en la cita deportiva más importante de cuantas se suceden. En Añora , hace ya más de una década que esa llama ve luz cada año, cuando la pequeña localidad de Los Pedroches se convierte en un gran estadio por donde desfilan unos deportistas que por delante tienen que enfrentarse a los juegos tradicionales y populares ,  transmitidos de generación en generación. Las Olimpiadas Rurales de Los Pedroches llenan las calles de color, música, diversión y espíritu competitivo.

Este año se ha creado una analogía con la lucha de la saga literaria y serie de televisión «Juego de Tronos» . Cuarenta y ocho equipos luchan desde el viernes por el trono y la lucha no se reduce a los tres días de competición. De aquellos primeros años de algo de improvisación se ha evolucionado a unas Olimpiadas donde la mayoría de los equipos se preparan en entrenamientos y buscan a la persona que mejor pueda adecuarse a cada prueba.

De eso saben mucho los componentes de un equipo mítico, los Arrimaizos, que cada año son fieles a esta cita. «Nosotros somos un equipo que nos lo pasamos bien, pero somos competitivos y atletas y después de un fin de semana agotador la sensación de ganar es indescriptible», relata una de sus integrantes, María José Gómez.

Para subir a lo más alto del cajón hay que tener velocidad en la prueba de «a piola» o la carrera de sacos, medir la fuerza en el garrote o la soga, poner a punto la precisión en el pingané, la puntería en los mizos, la sincronización en la comba o el equilibrio en el porteo de cántaros , una de las pruebas más especiales porque, aunque manden los tiempos y el agua que cada equipo consigue «salvar», no hay equipo que se salve del dictado de un jurado que lo es sin serlo. Esas mujeres mayores que durante su vida han tenido que portear más de un cántaro y que nada más ver la decisión de los equipos saben si es acertada o no.

Sucumben centenares de personas que reservan este fin de semana. Es el caso de Augusto Romero y Elisa Quirós , un joven matrimonio natural de Pozoblanco , que reside en Madrid. «Es importante tener este vínculo estando fuera de nuestra tierra. Es además una fecha para pasarlo bien con nuestros compañeros , es muy bonito cuando acabe una prueba de equipo y nos abrazamos, dando igual el resultado», explican. Ellos pertenecen a los Masmorcillas, un equipo que lleva once Olimpiadas a sus espaldas, donde debuta en esta edición Luna Ugart que se confiesa «muy contenta y con muchísima ilusión, porque es complicado hacerse un hueco».

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