CÓRDOBA CF

Piovaccari y su maleta con ruedas

El delantero italiano, todo un trotamundos del fútbol, encuentra la estabilidad en Córdoba

Piovaccari, durante el partido ante el Rayo Majadahonda Valerio Merino

A. D. Jiménez

Hay una frase hecha en el mundo del fútbol profesional que viene a decir que la vida es como «una maleta con ruedas» , porque nunca se sabe el siguiente destino pero éste puede ser al día siguiente. Y uno de los que mejor se han aplicado ese cuento es Federico Piovaccari .

El delantero del Córdoba (Gallarate, 1984) lleva casi 16 años de un sitio para otro con la obligación de aportar goles . Por su historial, se puede decir que es un nómada del balón. En 2002 destacó como juvenil con el Pro Patria y a partir de ahí comenzó un camino que le obligó a pasar por todas las categorías de su país. La Serie D le abrió las puertas de la profesionalidad con el Castellettese y de ahí pasó a la estructura del Inter de Milán para su equipo «primavera», que es como se denomina a los filiales en el país transalpino.

Pero su sino parecía seguir estando a préstamo . Estuvo en el V ittoria (Serie C), Treviso (Serie B) y el San Marino (Serie C) . Su impronta eran los goles y por ello iba dando pasos por distintos equipos del fútbol italiano. Pasó por la Triestina antes de regresar al Treviso, aunque en esa segunda ocasión ya en propiedad, si bien el club terminó quebrando lo que le llevó al Rávena. En esa fase vivió uno de sus mejores momentos al aportar 14 goles que evitaron el descenso a la tercera categoría italiana.

De hecho, abrió una fase de esplendor en su carrera. Porque a la temporada siguiente con el Citadella aportó 23 goles, lo que le sirvió para ser traspasado a la Sampdoria por la nada despreciable cifra de 3,5 millones. Sin embargo, en Génova no tuvo continuidad lo que le obligó a salir de nuevo como cedido en el mercado de invierno de la temporada siguiente. Brescia, Novara y Grosseto fueron sus siguientes destinos .

Pero a Piovaccari le tocaba buscarse nuevos retos y entendió que debía salir del «Calcio». Un grande de Europa como el Steaua de Bucarest le estaba esperando. Y allí consiguió dos títulos, una Liga y una Supercopa. Incluso, en su palmarés registra un gol en la previa de la Liga de Campeones frente al Vardar.

Una temporada más tarde, Piovaccari aterrizaba por primera vez en el fútbol español. El Eibar era su destino y se pudieron ver sus características de delantero potente, físico. Sin embargo, pasada esa temporada se tuvo que buscar acomodo en Australia, donde le esperaba el Western Sydney Wanderers . Después, regresó a España y lo hizo en el Córdoba , donde llegó después de quedarse en el paro y estar entrenando con el Sabadell. Esa circunstancia y el hecho de que Rodri era el delantero fichado para hacer olvidar a Andone le hicieron que tardara en entrar en el equipo.

Con todo, acabó bien la temporada y se metió al cordobesismo en el bolsillo. Prueba inequívoca de ello es que quería continuar y contaba con el beneplácito de la afición. Sin embargo, no entró en el proyecto del curso siguiente y se vio obligado a emigrar de nuevo a China .

Tras una corta experiencia, de nuevo estaba en el paro y con la Selección de la AFE a la espera de ofertas. Pero en su mente estaba el Córdoba. Por cierto, también en la de su familia, ya que estaban encandilados con la ciudad . Y el caso es que Piovaccari se ajustó a las exigencias de los rigores económicos del verano para el Córdoba y ahora, dentro de la suspenso generalizado, presenta números decentes al cierre de la primera vuelta. Es el máximo goleador y podría acabar la temporada por encima de los dobles dígitos en esa faceta. Con todo, a él no se le escapa que la maleta con ruedas siempre debe estar preparada.

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