Tarifa, la ciudad del viento

Las mejores playas para disfrutar del windsurfing, kitesurfing y todo lo que rodea a ambos deportes

Practicando windsurf en Tarifa Álvaro Ribero

Luis Ybarra Ramíz

Hay una moneda en Tarifa que veraneantes y deportistas echan al aire cada verano. En una de sus caras está el viento que castiga la playa y los paseos. En la otra, la calma que arruina la práctica del windsurfing y el kitesurfing. Es decir, que unos buscan un baño tranquilo sin que salte el temido levante mientras que otros preparan su material para navegar en la marejada. Porque este estrecho es la meca del aire bravo. Una punta en la que profesionales y aficionados procedentes de distintos países de todo el mundo lanzan su moneda para que toque vendaval de altos nudos de velocidad. La costa, cuando esto ocurre, se transforma en un hervidero de velas, puños de espuma y cometas en el cielo. El paraíso de los que llaman a la naturaleza, la aventura y el deporte.

Como en una ciudad en la que conviven dos equipos de fútbol, en Tarifa, la rivalidad se mide en el agua . Unos apuestas por el windsurfing : una vela, una tabla y a zarpar. Otros, sin embargo, se decantan por el kitesurfing : de nuevo, una tabla, pero con una cometa para tomar impulso. Cada ejercicio tiene su espacio y juntos comparten anécdotas en la arena con un pique sano que sobrevuela sus cabezas. A veces, se estorban. También se ayudan. Y, entre todos, crean ese revulsivo de colores que gritan en la boca de las olas y mástiles que afilan de perfil el aire.

El equipo necesario, por su parte, puede alquilarse fácilmente en cualquiera de las escuelas que se asientan en primera línea. Según las condiciones meteorológicas del momento, hay quien trata de tomar las olas mientras que otros se concentran en planear sobre la superficie o saltar a gran altura para hacer los trucos que resultan tan sorprendentes desde fuera del agua . No se extrañen, por cierto, si con la marea baja ven a alguien subido a algo parecido a un monopatín propulsado por una vela. Esta variedad se llama blokart y también tiene sus adepto s.

El municipio cuenta con 35 kilómetros de litoral en los que se extiende una sucesión de rocas y excelentes playas. El buceo , debido a la claridad de sus aguas; el voleibol en la arena fina; el senderismo , que tiene a las ruinas romanas de Baelo Claudia como un punto de referencia; los kayaks y el surfing son algunas de las actividades más habituales, aunque, sin duda, esta zona de la bahía ha hecho del viento su bandera. Y cada playa tiene una serie de normas y particularidades que es preciso conocer.

En la mayoría de ellas, el área para la práctica del windsurfing y kitesurfing está delimitada . En otras, tan solo se puede navegar en una de estas dos modalidades. Es el caso de Bolonia , donde además de amantes de la fotografía y turistas que buscan el encanto de la duna también hay windsurfistas, y Río Jara , en la que gobiernan los kitesurfistas en solitario. Algunas de las mejores opciones para disfrutar de ambos pequeños universos están en Valdevaqueros, Punta Paloma y Los Lances , que se vuelve más salvaje cuando nos acercamos al norte.

Todo ello ha provocado que Tarifa goce de un ambiente especial. Desenfadado pero perfectamente medido. Fresco pero familiar. Por eso, existe la conocida Playa Chica frente al paseo marítimo y también calas mucho más retiradas donde practicar el nudismo . Es la misma orilla pero desde distintas localizaciones. Hay furgonetas camperizadas en las que las puertas se disfrazan de verano, camping plagados de comodidades y chiringuitos atrapados en el son de la música «reggae» y «chill out» . ¿Conocen Arte y Vida, Pachamama, Mandala, Ozu bar o La Cabaña?

El Mediterráneo se hace océano desde el Parque Natural del Estrecho hasta la playa Dos Mares. Al fondo, África se puede tocar con los ojos y queda un pasillo de agua por el que todo ha de pasar: barcos, ventoleras, aves e incluso manadas de cetáceos que han causado otro atractivo turístico: el avistamiento desde embarcaciones especializadas . Una alternativa perfecta para los que quieren conocer y observar orcas y delfines a poca distancia. Si la furia del levante lo permite y aún hay plazas libres, esta es una de las mejores formas de evitar la playa sin dejar de mirar al mar.

El viento, tan incómodo y denostado en otras zonas costeras, ha esculpido la Tarifa surfera que conocemos hoy día. Lo observamos en las insignias piratas deshilachadas en sus astas, las pulseras al tobillo, los mojitos en la mano y la multitud compuesta de padres y niños que se reúnen alrededor de la ceremonia del deporte al aire libre . Más que una cuestión de edad, aquí pesa la actitud. Así se define este pueblo gaditano. En una Bolonia de anuncio, la Playa Chica tan cercana como familiar y Los Lances, donde el ejercicio extremo y la dominación de la ventisca se han vuelto una cultura.

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