SOCIEDAD

«Madres coraje» contra los narcos en La Línea

Soledad Martín, una de las fundadoras de las Madres de los Pañuelos Verdes, protagonizó un movimiento contra los narcotraficantes igual al de las madres gallegas

Soledad Martín, a la derecha, junto a la presidenta de Despierta, Isabel Rodríguez. SORAYA FERNÁNDEZ

SORAYA FERNÁNDEZ

Soledad Martín fue una de las fundadoras de las Madres de los Pañuelos Verdes, mujeres de La Línea de la Concepción que se echaron a la calle a finales de los ochenta para denunciar lo que les estaba ocurriendo a sus hijos por culpa de las drogas y que se encararon a los narcotraficantes y a los bancos en una época en la que la heroína dejó centenares de jóvenes muertos.

Soledad Martín se pone nerviosa cuando ve una grabadora. Esta mujer, de La Línea de la Concepción, a sus 79 años, no es consciente de su coraje y valentía por enfrentarse a los narcotraficantes a finales de los ochenta y principios de los noventa en una ciudad en la que la heroína causaba estragos y dejaba a centenares de jóvenes fallecidos.

Con voz temblorosa cuenta cómo comenzó su lucha y la de otras madres linenses. Recuerda cada detalle, cada manifestación, incluso que fue ella la que tuvo la idea de elegir el color para los pañuelos que estas mujeres llevarían en sus protestas, imitando así a las madres argentinas. «Verde esperanza. Por eso elegí ese color», comenta.

También recuerda que fue su hija la que confeccionó la primera pancarta para las concentraciones que estas mujeres iniciaron cada sábado en el centro de la ciudad y lo que rezaba en la misma: «Las madres, contra las drogas».

Emociona escucharla cantando lo que se convirtió en el tema de sus protestas. Incluso a ella se le saltan las lágrimas al hacerlo: «Aquí estamos los Pañuelos Verdes, que a la calle hemos salido, a luchar contra la droga que nos mata a nuestros hijos. Lucharemos, todas juntas, para poder acabar con esta maldita droga y que no se mueran más».

El origen

«Mi hijo se metió en la droga con 16 años . Fue su padre el que se dio cuenta. Yo estaba ciega y le decía al padre que estaba loco. Entonces no sabíamos nada de la droga. Micaela Pérez -ya fallecida- acudió a un programa de radio para denunciar lo que le estaba pasando a su hijo y pedir ayuda. Lo encontraron tirado y desmayado en el baño. Ese programa lo escuchaba mucha gente. Era mi vecina y me llamó. Ella, una prima y yo comenzamos a llamar a madres y a tener reuniones. Así empezó todo. Luego nos empezamos a concentrar cada sábado en la calle Real y cada vez fuimos más», comenta.

Soledad reconoce que fueron tiempos muy difíciles: «Morían muchos jóvenes por culpa de la heroína y no había nada para atenderlos . Al principio nadie nos escuchaba y mucha gente miraba para otro lado. Queríamos salvar a nuestros hijos. El mío lo superó, pero otros muchos no pudieron».

A estas madres no les tembló el pulso para enfrentarse a los narcotraficantes y se plantaron frente a sus casas, en la barriada de La Atunara y en el temido Callejón de la Muerte de esta zona de La Línea para gritar que allí se vendía droga. «No tenía miedo. Sabíamos dónde vivían. Una vez un coche nos atacó cuando salimos de una reunión, pero no pasó nada. No teníamos miedo de salir a la calle para luchar por nuestros hijos», explica.

Soledad ha visto la serie de televisión «Fariña» , lo que le ha hecho rememorar aquellos tiempos. De hecho, una vez ya agrupadas en las Madres de los Pañuelos Verdes y posteriormente, en la coordinadora contra la droga Despierta, conocieron a las madres gallegas y a Carmen Avendaño, con la que fraguó amistad . «Claro que conocí a Carmen, era mi amiga. Las madres gallegas nos invitaron y fuimos a verlas porque querían conocernos», explica.

Tampoco les tembló el pulso para enfrentarse a las entidades bancarias , ante las que protagonizaron sonadas protestas. «Entonces no era como hoy. Los narcos iban con bolsas de basura llenas de dinero y los recibían sin problema », señala. «Fuimos incluso a la prisión de Huelva y a la de Alhaurín», añade.

Teatro de la provocación

Las Madres de los Pañuelos Verdes crearon además el "Teatro de la Provocación» para despertar conciencias y con el que escenificaban su lucha. Recorrieron toda Andalucía.

Pese a todo, Soledad reconoce que no se ha hecho justicia con las Madres de los Pañuelos Verdes: «Somos conocidas sí, pero no creo que se haya hecho justicia con nosotras. Ya quedamos muy pocas , pero fue mucho lo que conseguimos. Antes no había nada para atender a los drogadictos y no había información alguna sobre la droga. Ahora sí. Además, seguimos trabajando a través de la coordinadora Despierta».

A Soledad le da rabia que les reprochen que ahora no salgan a la calle a protestar por la complicada situación que vive el Campo de Gibraltar debido al narcotráfico y a la escalada de violencia de los narcos: «Ahora nadie se echa a la calle por nada. A las protestas de los jubilados aquí apenas va gente. Nosotras conseguimos muchas cosas que antes no había y lo volvería a hacer».

Sobre la situación actual, Soledad confiesa sentirse muy preocupada y es pesimista: « Ahora hay mucha más violencia. Es otro nivel. Los narcotraficantes tienen mucho dinero y mucho poder. No creo que ahora se gane la batalla».

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