La letra de la comparsa «Los niños sin nombre» a la mujer que se ha convertido en un icono de este 8-M

El joven grupo gaditano se gana la admiración de público y crítica por un pasodoble contra el acoso en el que muestra a los hombres cómo debe ser un piropo

La joven comparsa gaditana «Los niños sin nombre» Nacho Frade

R. Vázquez

«Este pasodoble merece de por sí un premio», comentaron muchos aficionados cuando en la fase de cuartos de final del Concurso Oficial de Agrupaciones de Cádiz, la comparsa «Los niños sin nombre» cantó un letra dedicada a la mujer. En pleno Carnaval gaditano y a las puertas del 8-M, este pasodoble dirigido a aquellos «machitos» que se consideran galanes por «piropearlas» se ha convertido en un icono. Al menos en internet, donde todo se expande y globaliza. La reproducción de sus vídeos ya se cuentan por millones.

«Los niños sin nombre» se había hecho un hueco ya en el Carnaval de Cádiz por su juventud, frescura y amor a un estilo de comparsa que recuerda a una de las épocas dorada de la modalidad. Con letra y música de Antonio Jesús Pérez, El Piru, y Sergio Guillén Bancalero, «El tomate», este grupo surgido de la cantera alcanzó las semifinales del Falla en su primera participación en el concurso de adultos, logrando una más que meritoria quinta posición.

Pero el mayor premio lo están recibiendo en la calle, donde estos días es una de las comparsas más buscadas. En parte por su letra «Escucha un momento», conocida por la del piropo. Una vuelta de tuerca al tema del acoso que tanto se ha cantado este año a raíz de desgraciados casos como el de la joven profesora Laura Luelmo. Una lacra que, denuncian, empiezan con micromachismos como el del falso halago.

«A ver si te enteras, machito de turno, /lo que es un piropo/ porque aunque tú creas que las vuelves locas / sólo sienten asco/ por cada basura que suelta tu boca», narra el pasodoble viralizado.

«Escucha un momento machito de turno/ Que el mundo ha cambiado/y te toca callar [...]», le exhorta a los hombres la letra de El Piru y Tomate para hacer reflexionar sobre lo que debe ser un piropo:

«Es agarrar las manos blancas de tu mare/y sin que te des cuenta notar/que se te escapa un te quiero/piropear es recitar/las coplas que salen del alma/y cantarle a Cai/ delante de tu pueblo/piropo es el poema/Que en una servilleta/cada sábado el abuelo/Con faltas y borrones/Le escribe a su nieta/piropos en la cama/rendidos y extasiados/Cuando amaina el deseo/y contemplo la diosa/Que descansa a mi lado».

Tras los consejos, vienen los reproches. De forma contundente, la copla recrimina algunos comportamientos denigrantes para la mujer.

«Le falta el amor, la ternura/la pasión, el cariño/Y le falta el respeto/Le falta la decencia/Le faltan modales/Y el consentimiento/Le faltan tantas cosas/Que más que un piropo/Solo es rebuznar/»

Y termina relatando el miedo que sienten las mujeres ante el acoso. Un miedo que a veces, tristemente, se convierte en terror fundado:

«Es hora que entiendas/Que cuando tu murmullo/Las asalta en la noche/Las piernas le tiemblan/El miedo las invade/Y corriendo a su casa/Lo único que piensa/Es no ser otra más/En la lista de nombres/Que ya no regresan».

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