Fiesta de todos los santos

Cádiz revive el Milagro del Maremoto: «El 1 de noviembre es alegría y agradecimiento a la Virgen de la Palma»

La Viña encara su jornada más especial con la Función Votiva que, por el 270 aniversario del Terremoto de Lisboa, será en la calle de la Palma y la posterior procesión con un novedoso itinerario

El 1 de noviembre no es un día cualquiera en Cádiz. En el corazón de La Viña, la jornada de Todos los Santos es mucho más que una fecha litúrgica, es una cita con la memoria, con el prodigio y con el amor de un pueblo a su Madre.

Declarada Bien de Interés Cultural en 2023, esta conmemoración recuerda el Milagro de la Virgen de la Palma aquel 1 de noviembre de 1755 cuando, según cuenta la tradición, el mar, embravecido tras el gran terremoto de Lisboa, se detuvo ante las murallas de La Caleta cuando el párroco alzando el estandarte de la Palma, pronunció las palabras que aún hoy estremecen al recordarse: «¡Hasta aquí Madre mía!». Y las aguas se detuvieron.

Desde entonces, La Viña no ha dejado de darle gracias a la Virgen de la Palma, a la titular de Gloria de la archicofradía del Lunes Santo. Año tras año, el barrio entero revive aquel gesto de fe y gratitud en una jornada que, como afirma el hermano mayor Pedro Bueno «es la fiesta por excelencia de La Palma y de La Viña. Da sentido al barrio, a la parroquia y a la hermandad. Nadie puede imaginar lo que mueve este día. Hay que vivirlo para entenderlo».

Triple efeméride

Este 2025, la celebración adquiere un brillo aún mayor. La Archicofradía de la Palma conmemora tres aniversarios históricos: el 270 aniversario (1755-2025) del Milagro del Maremoto, el 250 aniversario (1775-2025) de la concesión del título de Archicofradía, y el 50 aniversario (1975-2025) de la creación de la Misa Típica Gaditana que canta la fe de Cádiz con acento de barrio y compás de tango.

Durante los días previos la hermandad ha celebrado la Novena acompañada de un ciclo de conferencias sobre el Maremoto desde los distintos ámbitos: histórico, científico, religioso y cultural.

Pero es este sábado 1 de noviembre cuando todo culmine. Desde primera hora de la mañana, la Viña se transformará en un templo abierto al cielo. A las 8:30 se celebrará la misa en la parroquia de la Palma y después el tradicional rosario cantado que recorrerá las calles del barrio hasta las murallas de La Caleta donde el director espiritual, el padre Daniel Robledo, procederá a la bendición del mar, recordando aquel gesto de fe que salvó a Cádiz hace 270 años.

El regreso al pequeño templo viñero será hacia las 10:30 horas con parada ante el cuadro de la Virgen en la calle de la Palma y a las 11:15 horas la Virgen saldrá en su paso, bajo la cúpula tal y como ha procesionado los dos últimos años. Quedará sobre unas plataformas que ha dispuesto el Ayuntamiento para la posterior celebración eucarística. La Reina de la Viña se muestra ya radiante, vestida con su terno bordado en tisú de plata del siglo XIX.

Además luce su corona de oro de la Coronación Canónica y su cetro de oro y entre sus joyas llevará corales y otras de su ajuar, regalos nacidos del corazón de los vecinos de la Viña, de gaditanos y devotos que han querido de esa forma mostrar su fe por Ella. Cada coral, cada broche, lleva una historia, una promesa, una oración. Sobre su pecho luce con orgullo la Medalla de Oro de la Ciudad de Cádiz otorgada en 1987 como símbolo del amor y reconocimiento de todo un pueblo.

A las 12:00 horas, y de forma excepcional tal y como sucediera hace veinte años, se celebrará la Función Votiva en la calle de la Palma. Estará presidida por el obispo Rafael Zornoza. Será una misa solemne pero profundamente popular, cantada por el Coro parroquial de La Palma, que interpretará la Misa Típica Gaditana.

En el altar, junto a la Virgen, se renovará el voto de agradecimiento a Nuestra Señora de la Palma, ininterrumpido desde 1755. «Ese voto es el corazón de todo lo que somos», señala Pedro Bueno. «Cada año, cuando el obispo lo proclama, el barrio entero siente que vuelve a vivir aquel momento en que la Virgen detuvo el mar».

La celebración contará con la presencia de autoridades civiles, militares y religiosas, hermandades de Cádiz, Sevilla, Córdoba y otras localidades, además de representantes de la corporación municipal y de las cofradías de Cádiz. En la calle se dispondrán hasta 400 sillas para acoger a todos los que quieran asistir a esta Función Votiva.

En torno a las 13:15 horas la Virgen regresará brevemente al interior del templo antes de su salida procesional a las 17:30 horas. En esta ocasión, y gracias a la colaboración de la Universidad de Cádiz, el cortejo volverá a entrar en el antiguo Hospital de Mora, actual sede de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales. Será un momento de especial emoción, un homenaje a los enfermos, gaditanos y sanitarios que, hasta 1989, esperaban la visita de la Virgen cada 1 de noviembre igual que el Lunes Santo la del Santísimo Cristo de la Misericordia y María Santísima de Las Penas. «Allí se vivían momentos impresionantes», recuerda Pedro Bueno. «Por eso queríamos volver. Gracias al rector, podremos orar por todos los que pasaron por aquel hospital y ya no están entre nosotros».

Y otro momento especial de esta procesión de alabanza será la visita a la parroquia de San Lorenzo en la calle Sagasta con motivo del 300 aniversario de la misma y de la cofradía de los Afligidos. La Virgen de la Palma entrará en la iglesia hasta el altar mayor donde se realizarán unas oraciones antes de seguir el camino de vuelta a su templo.

Abrirá paso al cortejo de la procesión la banda de cornetas y tambores de la Vera-Cruz de Utrera que es la que acompaña al Señor en Semana Santa y tras el paso, con la Virgen, irá una vez más la banda de música Julián Cerdán de Sanlúcar. La cuadrilla de hermanos cargadores, dirigida por Antonio Valero, llevará el paso con la elegancia y devoción.

La recogida está prevista en torno a las 22:15 horas, momento en que el barrio se fundirá con su Virgen entre aplausos, lágrimas y cantos de tango. Porque el 1 de noviembre, como dice Pedro Bueno, «es alegría y agradecimiento. Es el día en que todo el barrio se encuentra. Desde que amanece hasta que anochece, no hay descanso: solo emoción, vivencias y recuerdos. Cádiz se hace uno con su Virgen de la Palma».

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