ENTREVISTA

«Me sorprenden las cofradías y la devoción popular que hay»

El religioso madrileño, que lleva destinado un año y medio en Cádiz, compagina su labor en el Cefot 2 con la de vicario parroquial de la iglesia Castrense

El pater Carlos Vera Blanco

A. MENDOZA

Sacerdote y militar. Carlos Vera Blanco forma parte de la curia castrense desde el año 2012. En septiembre de 2016 le destinan al Centro de Formación de Tropa del Ejército de Tierra (CEFOT) de Camposoto. Es bachiller en Teología y Filosofía por la Universidad de Estudios Eclesiásticos y actualmente está terminando la licenciatura en Derecho Canónico. Su llegada ha sido muy importante para quienes forman parte del Ejército puesto que ha conseguido transmitir la fe cristiana incluso a personas que nunca antes se habían acercado a ella. Vera Blanco se ha adaptado rápido a su nuevo destino. Pese a que tiene la consideración y asimilación de deberes de Capitán él siempre quiere ser uno más entre sus compañeros.

–¿Cómo es que da el paso para convertirse en capellán castrense?

–Ingresé en el Ejército en 2005 y era soldado pero vivía los sacramentos. La misa de domingo no me faltaba. Iba a diario al Ejército del Aire en autobús desde Alcalá de Henares rezando el rosario... En aquella época, siendo soldado, me entró la vocación y fue el actual Vicario General, don Carlos Jesús Montes quien me lo propuso. Cuando fui soldado profesional yo no dejé de estudiar. Saqué la selectividad y por lo menos aproveché para estudiar y luego ingresé en el seminario.

–¿Su familia influyó cuando tomó estas decisiones?

–Soy hijo de familia numerosa, pero no por arraigo cristiano. Antes de ir al ejército me integré en un grupo de jóvenes de una iglesia pequeña en Alcalá de Henares y me confirmé porque me integré en ese grupo y me bauticé también siendo mayor con once años. Por lo tanto en mi caso es una vocación natural. Estuve en un colegio público. No había recibido formación, lo que sabía era lo que me enseñaban las clases de religión católica. Yo sabía quién era Jesús porque me lo había enseñado la profesora aunque yo no le veía mucho sentido ir a religión y no estar bautizado. Despues nadie quería coger religión y yo la cogí porque estaba convencido. Había empezado a ir a misa era una decisión más mía como adulto. Una fe y vocación naturales. En mi casa causaba extrañeza sobre todo entre mis hermanos porque nunca les ha llamado la atención. Ninguno de ellos están confirmados. No van a misa... y el irme voluntariamente como soldado profesional tampoco lo entendieron porque no había nadie en la familia ni nada. Fui un caso raro.

–¿En qué consiste el arzobispado castrense?

–El arzobispado castrense responde a las iglesias particulares que se recoge en el canon 368 del código. Es iglesia particular y diócesis pero de acuerdo con la Constitución somos una diócesis que abarca a toda España y también a los militares desplegados en zonas de operaciones.

–Explíqueme su trayectoria en las Fuerzas Armadas.

–Primero estuve en Madrid en la Base de Cuatro Vientos, y también en la parroquia castrense que está fuera de la base. Allí estuve de vicario parroquial. Me dieron la iglesia mas importante después de la Catedral castrense. Y a los ocho meses me enviaron a Afganistán. Las misiones internacionales tienen prioridad por encima de los demás destinos. Luego están las de fuerzas, las academias, el centro de formacion de tropa que llevaba años sin atenderse. Despues de Afganistán vuelvo a Cuatro Vientos y la parroquia de Santa María de la Dehesa. Y en septiembre de 2016 me incorporo a Cádiz.

–¿Cómo fue esa misión internacional?

–Como soldado no había salido antes. Fue una experiencia innovadora. Hay que atender al personal que esta desplegado. Durante el tiempo que yo estuve por suerte no ocurrió nada. Solo concelebré un funeral pero no tuve quqe acudir a dar ninguna unción a pie de pista. Yo no me vi en esa situación. En las misiones internaciones hay más espiritualidad. También en los barcos y en la prisión militar... En los sitios cerrados la entrega, la fe y la dedicación es mayor que cuando la gente viene y se va a sus casas. En las misiones internacionales el capellán es una persona de consuelo puede apoyar a alguien pero hay que destacar que si tú anímicamente no te encuentras bien, te tiene que tratar el especialista. Esta ciencia nosotros no la hemos estudiado desde la medicina por lo que requiere un tratamiento especial.

–¿Y desde que está en Cádiz, qué destacaría?

–Además de estar en el Cefot, soy vicario parroquial en la Castrense. Destacaría la comunidad parroquial que la verdad que es castrense pero atendemos a la gente del barrio de la Viña ya que ahora estamos en Santa Catalina y me ha llamado la atención las hermandades y cofradías, la Semana Santa y la procesión con Expiración. La devoción popular y todo el trabajo que conlleva tener cofradías y hermandades... son cosas que a mí me han resultado muy novedosas. En el CEFOT 2 me he encontrado lo que esperaba en cuanto al Regimiento de Artillería. En cuanto al Centro de Formación de Tropa les imparto Deontología en el bloque de psicopedagogía. He estado en una ocasión de maniobras y la experiencia muy bien: Vas con una tienda a las marchas con ellos, celebras una misa de campaña. Haces marchas de 25 kilómetros. Cada compañía hace una y me hice mis 60 kilómetros en tres días pero vale la pena. Los compañeros no deben ver un sacerdote que celebra misa sino una persona normal.

–Desde su llegada, muchos se han acercado a la práctica religiosa...

–El grado de practica religiosa en el Ejército varía en los ciclos. Es similar al de hace quince años. Ni ha subido ni ha bajado. Antes la gente estaba bautizada y confirmada. Ahora hay algunos que no saben nada y les tienes que explicar. Efectivamente se han confirmado veinticinco. Las catequesis las dí allí. Creé un grupo de whasapp con ellos para avisarles de los actos que teníamos y han puesto mucho interés han puesto por asistir y formarse y se han ido contentos a las unidades.

–¿Por qué existe esa falta de fe?

–Como dijo Benedicto XVI vivimos la dictadura del relativismo, en la era de las ideas liquidas. En la fe hay una falta de formacion en general no sólo en los jóvenes sino también entre la gente de calle, aunque al menos en Andalucía existe la piedad popular tan extendida con las cofradías que a mí me ha sorprendido.

–Una de sus mejores experiencias como capellán castrense sería...

–La verdad es que destacaría la labor que realizo con los alumnos. Eso ha sido lo que más me ha llenado de momento porque son chicos y chicas que quieren aprender, que tienen muchas inquietudes, reciben los sacramentos entusiasmados... En definitiva son muy agradecidos y eso es una satisfacción enorme .

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