Semana Santa en Cádiz 2019

Un Viernes Santo histórico en la Semana Santa de Cádiz 2019

La salida en la tarde de Descendimiento y los aniversarios de Siete Palabras, Expiración y Buena Muerte, marcan la jornada

Antonio Vázquez

Ana Mendoza / Jesús Mayone

Tenía este Viernes Santo de 2019 un carácter muy especial. Por un lado, por la incorporación a esta jornada de la cofradía de Descendimiento y por otro, por las tres cofradías que celebran efemérides, Buena Muerte, Siete Palabras y Expiración. A ello había que añadir además la posibilidad de contemplar ya en la calle sobre su paso la espléndida imagen del Cristo de Expiración que ha sido restaurado recientemente .

Con todos esos alicientes solo quedaba que el tiempo respetara para poder disfrutar de este día de la Semana Santa. Numerosas personas se han acercado hasta el centro de Cádiz para seguir los desfiles procesionales. Y las hermandades no han defraudado. Grandes crucificados antes del fin. Rigurosidad, luto, respeto y silencio. Un Viernes Santo que es historia por cuanto ha supuesto para cada una de las corporaciones y para los propios cofrades.

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Antonio Vázquez

Siete Palabras (La Sed)

En la Merced se preparaba el cortejo de La Sed instantes antes de la salida procesional. En el templo del barrio de Santa María se encontraba el misterio de esta corporación de Viernes Santo . Una jornada en la que el sol se abrió finalmente paso entre las nubes. A la hora prevista se abrieron las puertas de la iglesia y empezaron a salir los penitentes que precedían a este paso que se encuentra en proceso de ejecución y que se vio por primera vez en la calle en la Semana Santa de 2017.

Las imágenes de González Rey lucían con sus ropajes. Estrenaba la cofradía los de la Virgen, el San Juan y Magdalena, en la línea de las imágenes originales que se encuentran en la Santa Cueva. Y el cuidado exorno floral también llamaba la atención con tonalidades en rosa pálido, morado y verde. Siete Palabras demostraba una vez más que está en pleno cambio y crecimiento. Justo este año cumple su 75 aniversario , una efemérides que La Sed empezó a celebrar el pasado 19 de marzo y que vivirá uno de los momentos más especiales con la extraordinaria del 31 de agosto.

Era Viernes Santo y la hermandad lo encaraba con mucha ilusión. Por la mañana la Imagen del Cristo de la Sed había estado en el altar mayor de la iglesia para el Sermón de las Siete Palabras .

A las seis de la tarde el capataz Francisco Molina daba las órdenes a la cuadrilla para que el paso se aproximara a la puerta. Superado el dintel se subió la cruz de forma que el Señor tomó altura. En esta ocasión el crucificado estrenaba las potencias que han sido donadas por la cuadrilla de cargadores. Y a partir de ahí comenzó el caminar de este misterio, primero por su barrio, con sus vecinos. Luego más tarde, y como homenaje a esos 75 años de historia la corporación realizaría una ofrenda floral en la Santa Cueva ante los titulares originales. Un Viernes sin duda para el recuerdo y la historia.

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Expiración

Santa María volvía a ser el centro de atención con otra salida procesional en el último día de la Semana Mayor con más de una cofradía en la calle. La Hermandad de Expiración , temporalmente en el templo que acoge a Jesús Nazareno por las obras en la iglesia Castrense, abría la jornada de un día que, al contrario que sucedió ayer, no daba ningún susto climatológico a los cofrades gaditanos.

Con puntualidad británica se abrían las puertas de Santa María, sobre la que se habían agolpado centenares de personas que esperaban a una de las hermandades más insignes del Viernes Santo . Las diferentes secciones de hermanos penitentes bajaban la rampa montada para la ocasión y, de primeras, observaban el radiante sol que iluminaba la Cárcel Vieja y el resto del Campo del Sur.

La de este año era, además, una salida tremendamente especial para la Hermandad puesto que está de celebración. Y es que el 75 aniversario (fue fundada en 1944) se ha conmemorado, entre otras cosas, con un banderín diseñado por Juan Carlos Romero. Sin embargo, el estreno más importante era la restauración del Cristo, realizada por Pilar Morillo y Álvaro Domínguez.

Precisamente con el paso de misterio se vivió uno de los momentos de la jornada cofrade en Cádiz. Por tercer año consecutivo salió de Santa María y, cómo no, con una maniobra complicada que los cargadores deben realizar con sumo cuidado y, además, con el Cristo tumbado. Una vez fuera, un mecanismo en el interior de la mesa permite elevar la cruz y devolverlo a la posición con la que procesiona y en la que permanece todo el año.

Con el primero de los pasos mirando ya hacia la Catedral en pleno Campo del Sur llegó el turno de la Virgen de la Victoria . Esta vez la salida era aún más difícil para una cuadrilla dirigida por José Antonio Montero y que tuvo que sacar el paso sin las caídas debido al poco hueco existente entre el lateral de la mesa y la puerta de Santa María.

Por si fuera poco, cuando aún no estaba finalizada la maniobra al completo comenzó la banda de música puertorrealeña Virgen de la Estrella a interpretar los sones del Himno Nacional , quedándose el paso paralizado hasta que volviera a hacerse el silencio para que los cargadores pudieran escuchar las instrucciones del capataz. A pesar de ello, y tras mucho esfuerzo y una saeta, el paso de palio de la cofradía de Expiración pisaba los adoquines del Campo del Sur para comenzar su recorrido procesional en medio de una gran marabunta que caminaba tras los pasos de la Virgen de la Victoria.

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Antonio Vázquez

Descendimiento

La cofradía del Descendimiento era la protagonista de este Viernes Santo porque regresaba a la tarde, a una jornada que se había quedado solo con tres hermandades y que ahora ganaba enormemente con la presencia de esta corporación de negro que cuenta sin duda con uno de los misterios más extraordinarios que hay en la Semana Santa de Cádiz .

En San Lorenzo los hermanos de la cofradía guardaban silencio a la espera de que se conformara el cortejo. El hermano mayor, Antonio Macías, daba algunas indicaciones antes de la salida procesional. Entre ellas recordaba que tras ellos venía Buena Muerte y que se apagarían las luces . Pedía por supuesto respeto y silencio durante toda la estación penitencial. Posteriormente el padre Jesús García Cornejo invitaba a «no perder nunca la esperanza y rezar pidiendo por lo que están aquí y los que no han podido venir».

En la calle Sagasta la expectación aumentaba conforme se acercaba la hora prevista de salida. A las 18.15 horas se abrieron las puertas del templo . Iniciaban el cortejo dos hermanas vestidas a la federica y una muñidora. Empezaron a salir los penitentes con sus túnicas negras y los nuevos cinturones de esparto que ha incorporado la cofradía.

En la presidencia iba representación de la Guardia Civil y la Policía Nacional y también el hermano mayor de Ecce-Homo , Ramón Sánchez Heredia, que quiso acompañar nuevamente a esta corporación que además próximamente estará hermanda a la suya. El paso se acercó entonces a ruedas hasta la salida. Unas guías de hierro en los escalones de San Lorenzo ayudarían a esta compleja y delicada maniobra . El capataz David Alejo se estrenaba con el martillo. Hubo cierta dificultad para superar el dintel de la puerta debido a la altura de las imágenes que se encuentran casi suspendidas en las escaleras que van junto a la cruz. Tras algunos minutos de espera y distintos arreglos para restar altura al misterio, la cuadrilla se empleó a fondo y el paso de misterio vio la calle. Era un momento histórico. Descendimiento a plena luz del día. Fue entonces cuando lució aún más si cabe este paso exornado con lirios y romero así como las cuidadas vestimentas de sus imágenes, este año con bordados.

Fue entonces cuando Carmen Olmedo interpretó una saeta ante el silencio de todas las personas que en ese instante se dieron cita en Sagasta. Y es que Carmen es nieta de Antonio Velázquez, autor de este precioso paso que justo ha cumplido cuarenta años. Tras los aplausos comenzó el caminar del Santísimo Cristo del Descendimiento con el acompañamiento musical de la capilla Caligaverunt de San Fernando. Iría hacia la Plaza de las Flores y después tomaría por Columela.

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Antonio Vázquez

Buena Muerte

Un silencio absoluto es lo que se respiraba en San Agustín para la salida de la última hermandad de un Viernes Santo ideal para los gaditanos. Desde una hora antes los más madrugadores del lugar abarrotaban la céntrica plaza gaditana para esperar a una de las cofradías más espectaculares debido a la suspensión de la luz eléctrica por las calles por las que va pasando.

Pasaban cinco minutos de la hora prevista (21.25h) cuando las puertas de la iglesia comenzaron a abrirse. Pronto se puso la Cruz de Guía en la calle y, entonces, el silencio reinó en un lugar en el que se rendía culto a Jesús fallecido en la cru z. Una Hermandad de luto en el que ni el propio capataz, Pablo Lacave, alzaba la voz para indicar a su cuadrilla.

En el debe del público, sin embargo, hay que señalar el inexistente respeto que guardó una vez que el paso de misterio abandonó la plaza en dirección a la calle San Francisco. Y es que, a medida que avanzaban los penitentes de María Santísima del Mayor Dolor, el murmullo y algún que otro grito irrespetuoso resonaban ante la mirada atónita de otra parte de los allí presentes , que pedían silencio una y otra vez sin demasiado éxito.

A pesar de todo, sí se logró a cada paso que el palio se aproximaba a la calle. Con la imagen delante, y mucho esfuerzo de los devotos, la plaza volvió al silencio que nunca se debió perder.

En aquel momento tan sólo restaba una levanta a hombros para retirar los patines, necesarios para abandonar el templo gaditano, y colocar las patas.

La sobriedad del paso de palio, negro en su totalidad salvo los detalles bordados del manto y los borlones de las bambalinas, resaltaban a la perfección la tristeza de una Hermandad que representa un momento trágico en un día, Viernes Santo, de luto y oración. En el apartado de estrenos de la cofradía, poco que resaltar además de la restauración de los incensarios.

Sí destacó, por otra parte, el regreso de la Hermandad a su templo. Y es que el itinerario presentaba un cambio sustancial con respecto al año anterior, en el que volvió a San Agustín por el Callejón del Tinte. Este año, sin embargo, la vuelta se realizó por la calle Rosario donde, con la luz apagada, se vivieron instantes mágicos de un recogimiento absoluto para todos los devotos allí presentes.

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