Una imagen de los túneles de Bodegas Valduero
Una imagen de los túneles de Bodegas Valduero

ENOTURISMOCómo exprimir tres días en la Ribera del Duero en Burgos

Un recorrido de bodega en bodega por Aranda de Duero y sus alrededores

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Ribera del Duero, en su vertiente burgalesa. Mambrilla de Castrejón, pueblo más al oeste de nuestro recorrido. La Vid, pueblo más al este. Y como centro de un viaje de tres días y dos noches, entre mañanas espléndidas y calurosas tanto como tormentosas las tardes, Aranda de Duero y sus alrededores. Se pueden escoger varias posibilidades para dormir, y optamos por un hotel rural llamado Kinedomus a unos cinco kilómetros de Aranda, por la carretera N-122, ya casi en Fresnillo de las Dueñas. Más allá de Fresnillo, por esa carretera que te lleva hasta Soria, existe un pueblo llamado La Vid que es dominio de El Lagar de Isilla, bodega, hotel, restaurante y tienda. Conviene visitar al menos la tienda y el restaurante.

Mientras, en Mambrilla de Castrejón estuvimos en Bodegas Mambrilla, más conocida por su marca comercial: Alidis. Una familia muy agradable y vinos que suben de nivel poco a poco. Sin pausa.

Entre ambos municipios, visitas a unas cuantas bodegas con dos caminos distintos cada día. Uno, desde Aranda, por la carretera provincial BU-1102, por la que se atraviesa La Aguilera y Gumiel del Mercado y llega hasta Sotillo de la Ribera. Muchas bodegas por el camino, con distintas experiencias. En Dominio de Cair, por acudir sin cita previa no pudimos realizar una visita y tampoco catar vinos. Pocos kilómetros más allá, en Bodegas Valduero (poco antes de Gumiel), también sin cita previa, la visita fue una delicia. Saber y sabor, con túneles y túneles donde descansan los vinos en barrica y una atención espléndida. Y en Sotillo de la Ribera pasamos primero por Bodegas Ismael Arroyo, donde nos permitieron catar tres vinos, con un precio venta al público de las tres botellas que nos abrieron igual al que nos cobraron por su cata. Eso sí, las botellas se las quedó la bodega. Luego acudimos a Félix Callejo, con una cata muy agradable de cuatro de sus vinos.

Día grande el último, con visitas concertadas previamente a Viña Sastre, Bodegas Balbás y Bodegas Figuero, dos dentro del pueblo de La Horra (una frente a la otra) y la tercera citada a las afueras, camino de Roa. Vinos de inmensa calidad, con un gran paso al frente de Balbás en los últimos años y nuevas maneras de elaboración. Viña Sastre, absolutamente consolidado con sus brillantes Pesus, Regina Vides y Pago de Santa Cruz y un sorprendente crianza de la añada 2013. Y Figuero cada día más alto, con una línea desde el Figuero 4 hasta el Tinus para todos los públicos y todo tipo de bolsillos. Les recomiendo que soliciten cita previa en todas las visitas que realicen a bodegas en Ribera del Duero. Imprescindible si pretenden viajar en fin de semana, como es lo lógico.

De comer, Aranda de Duero fue nuestro refugio casi permanente, aunque siempre deben tener en cuenta al restaurante Nazareno, en Roa, y sus lechazos. Por nuestra parte, de picoteo en La Cruz Blanca, una cena en el restaurante La Raspa y la espléndida comida final en el restaurante 51 del Sol.

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