Pueblos de interior con encanto y sin mucho calor
Localidades españolas para descansar lejos de la playa
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1234567891011Boborás (Orense)
Las vides, los prados y los bosques de coníferas y frondosas se mezclan en Boborás, en el noroeste de la provincia de Orense. Un paisaje idílico y tranquilo bañado por tres ríos (Arenteiro, Avia y Viñao, reconocido coto de pesca) y por las aguas termales de Brués, no explotadas comercialmente. La arquitectura románica se mezcla con la naturaleza en una localidad pujante en la Edad Media, zona de asentamiento de órdenes religiosas y militares, con ejemplos en iglesias y construcciones civiles.
Miranda de Castañar (Salamanca)
Un paseo por la villa condal de Miranda de Castañar, en el sur de Salamanca, es un regreso al pasado medieval. La antigua muralla, abierta por sus cuatro puertas conservadas, da paso a la zona histórica, con el castillo de carácter militar como imponente monumento del paisaje. Su plaza de toros está considerada una de las más antiguas aún en pie. La rica naturaleza de la Sierra de Francia, frontera con Cáceres, envuelve la loma recorrida por las mismas tranquilas calles en un tiempo pisadas por judíos y moriscos.
Graus (Huesca)
El emplazamiento de Graus (Huesca) impulsó la localidad como núcleo comercial. La prosperidad durante siglos dejó huella en sus notables construcciones: desde recuerdos del románico a la renacentista basílica de la Virgen de la Peña (s. XVI), el gran símbolo de la localidad. Las ferias en su rica plaza mayor porticada celebradas desde hace siglos son todavía seña de Graus, tanto como su lengua aragonesa y la calidad de sus longanizas. En pleno valle del río Ésera, salpicado también por el río Isábena, respira el aire de la distante naturaleza pirenaica.
Castellar de Nuch (Barcelona)
El espectacular nacimiento del río Llobregat en Castellar de Nuch (Barcelona) define un rico entorno natural que marca el estilo montañés de toda la localidad. Las calles empedradas entre casas de piedra y construcciones de estilo románico conducen hasta los extensos prados de alta montaña, y los bosques recorridos por ciervos, zorros, jabalíes, sobrevolados por buitres, búhos y mirlos.
Rascafría (Madrid)
El alto Valle del Paular recoge la tranquila villa de Rascafría, de origen medieval, un enclave despejado recogido entre las montañas de la Sierra de Guadarrama. El Monasterio de El Paular (siglo XIV), aún habitado, aporta la historia y patrimonio a la localidad con unas casas de marcada arquitectura serrana. El entorno de gran riqueza natural invita a actividades al aire libre y al turismo rural.
Puebla de Alcocer (Badajoz)
Puebla de Alcocer es una de las localidades de La Siberia extremeña, un singular paraje en el noroeste de la provincia de Badajoz. Antiguamente un lugar incomunicado e inhóspito, La Siberia es un asombroso paisaje de grandes embalses, poblados bosques, extensas dehesas, fauna, ríos y sierras. Un entorno notable para actividades acuáticas, senderismo y turismo rural. Puebla de Alcocer destaca entre los pueblos de la comarca por su castillo (s. XIII) y la iglesia de Santiago Apóstosl (s. XII), antes una mezquita.
Potes (Cantabria)
Ríos y arroyos surgidos de las montañas circundantes confluyen en Potes, la principal villa de la histórica comarca de Liébana, en la Cantabria occidental. El casco antiguo, con monumentos y edificios con siglos de historia, casonas y palacios señoriales, puentes de piedra y callejuelas, está vigilado por la Torre del infantado, una firme construcción del siglo XV. El rico entorno natural es ideal para deportes y actividades al aire libre.
Balmaseda (Vizcaya)
Balmaseda creció en el suroeste de Vizcaya, de camino a Castilla y Cantabria, como enclave estratégico de artesanos y comerciantes en la Edad Media. La actividad comercial dejó su huella en el rico patrimonio cultural, con bellas iglesias, puentes y palacios; acompañados hoy por parques y jardines que sirven de nexo paisajístico con la naturaleza, en un entorno de montes ayudado por rutas y senderos.
San Martín de Oscos (Asturias)
Los valles de San Martín de Oscos son suaves y las montañas accesibles para recorrerlas. Los ríos, arroyos y los coloridos bosques forman un paraje natural acompañado por casas solariegas y construcciones como el Palacio de Mon (s. XVIII), levantado a partir de una torre medieval. Las aldeas cercanas rodeadas de vegetación completan un paisaje sereno y húmedo.
Pampaneira (Granada)
El legado morisco en la Alpujarra granadina permanece intacto en Pampaneira, encajada en las laderas de Sierra Nevada, en el sureste de la provincia de Granada. La altitud suaviza el calor de la zona entre sus estrechas callejuelas recorridas por casas de arquitectura bereber, muchas de piedra y encaladas. Los típicos «tinaos», espacios semicubiertos en las calles, refrescan el ambiente tanto como sus fuentes naturales.
Tragacete (Cuenca)
De la llanura manchega rota por la Serranía de Cuenca surge Tragacete, un pueblo serrano en el valle del inmediato nacimiento del río Júcar, escalado por alturas montañosas de casi dos mil metros. Cañones, ríos, arroyos, valles y hoces repletos de vegetación forman un bello paisaje acompañado por una arquitectura local de balcones enrejados y viguería de madera.