Varios ciudadanos se bañan en las frías aguas del río Ruhr
Varios ciudadanos se bañan en las frías aguas del río Ruhr - JOCHEN TACK

Las aguas del Ruhr se abren a los bañistas

El río vuelve a ser de los ciudadanos tras una inversión millonaria desde los años 80 para hacer frente a la contaminación

CORRESPONSAL EN BERLÍN Actualizado: Guardar
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«Estamos devolviendo a nuestros hijos algo que les pertenecía y que la contaminación les había arrebatado, es un acto de justicia generacional y estoy emocionado por ello». Con estas palabras expresa Sebastian Prenzel su satisfacción por la apertura oficial de la zona de baño de Baldeneysee, en el río Ruhr y a la altura de la ciudad de Essen. Sebastian recuerda haber escuchado a su padre historias y anécdotas sobre las aventuras en el Ruhr, durante los veranos de su adolescencia de posguerra, pero desde 1971 la prohibición impidió los baños por motivos de protección de la salud y hoy, demasiado mayor para adentrarse en las todavía frías aguas de fondo azul grisáceo, disfruta como espectador, viendo cómo su hijo y su nieto se zambullen con alborozo en la piscina natural de 50 metros de largo habilitada para que los baños no interrumpan el tráfico fluvial.

«La calidad de las aguas seguirá siendo controlada constantemente y el baño será prohibido de nuevo si se detectan elementos contaminantes o si las lluvias densas arrastran metales peligrosos», advierte Markus Rüdel, el portavoz de la Asociación Ruhr, que lleva décadas luchando por la rehabilitación de este río. «La situación higiénica del resto del río es muy similar a la de estas aguas», dice Rüdel, «por lo que confío en que dentro de no mucho tiempo veremos más zonas de baño como estas y, créanme, es un sueño hecho realidad».

Considerada en su día «la mina de carbón de Alemania» y uno de los mayores núcleos urbanos de Europa con cinco millones de habitantes, la Cuenca del Ruhr ha pagado el duro precio medioambiental de la explotación indiscriminada. De ser un río en el que solo estaban situados unos pocos molinos y empresas de artesanía, el río se convirtió con la revolución industrial en la gran ruta de transporte del carbón y en piscina de desecho para las aguas residuales industriales. Ha sido necesaria una millonaria inversión continuada desde los años 80 para lograr la eliminación de las aguas residuales que, bajo el nombre de proyecto «Safe Ruhr», ha desarrollado también un sistema de alerta temprana tiene en cuenta los estándares de higiene de la UE para nadar en el agua y que advierte sobre cualquier modificación.

Un gran día

La temperatura del agua, 19 grados de media durante esta semana, no ha acobardado a los lugareños, que pueden contar solamente con entre 35 y 50 días de baño al año debido a la hostil climatología. «El agua está fenomenal», asegura Tilo, de 12 años de edad, antes de lanzarse de nuevo al recuperado Ruhr. «Hoy es un gran día para nosotros», añade el alcalde de Essen, Thomas Kufen, que se ha remangado el pantalón y, mucho más prudente, permanece en el borde remojando solo los pies.

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