Un vino notable de las Rías Baixas

Granbazán Ámbar es una muestra estable de lo que se puede esperar de este tipo de vino blanco: tiene sentido y calidad

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Nueva añada de los vinos de Rías Baixas, después de un 2013 ciertamente sin brújula, desnortados blancos, carentes de sentido, de aromas marinos y frescuras. Juveniles retoños desaparecidos, perdida la inocencia incluso antes de llegar a la edad de la inocencia. Cierto que todo es relativo y la excepción que confirma la regla acabó por ser plural, pero esto es lo que fue y por fortuna no lo que hay. Abrimos por fin las puertas al 2014, que lo siento distinto, vivo de nuevo, cercano. No atiende más que a deseos livianos, pero al menos son recuerdos atlánticos, desenvuelto dentro de una acidez lógica y semejante a cualquier albariño del año. Granbazán Ámbar es una muestra estable de lo que se puede esperar de este tipo de vino blanco.

Y por estable, y hasta notable, entiendo que acepta con soltura vivir en la mesa con distintas conservas como huevas de erizo, tanto como para convertirse ambos en uno. O unas sardinillas felices en la boca con este albariño dichoso, dichoso por supuesto también con una tapa de anchoas. Creo que todo vino debe ser examinado en su soledad. Y en su soledad, y con la brújula de nuevo por instrumento, tiene sentido y calidad.

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