«Dynasty Warriors 9»: el clásico videojuego ahora quiere reconquistar toda China a espadazos

Uno de los juegos más icónicos del género «musou» llega con nueva entrega, en la que Koei Tecmo y Omega Force se han animado a probar con la opción de mundo abierto

Vea unos minutos de juego de «Dynasty Warriors 9» ABC

P. BIOSCA

Al hablar de «musou», ese género de videojuegos en el que un héroe con poderes sobrenaturales se enfrenta a hordas de enemigos casi sin despeinarse, es imposible no citar a una de las sagas más longevas: Dynasty Warriors . El reciente lanzamiento de la novena entrega de la franquicia, que vuelve a basarse en la novela El Romance de los Tres Reinos (es decir, al historia convulsa de los últimos años de la Dinastía Han en China ) para argumentar las batallas sin fin, ha supuesto un soplo de aire fresco al introducir el modo de mundo abierto . Pero tampoco aporta demasiado más a un juego que, en realidad, versa en su simpleza su mayor disfrute : espadazos por doquier sin demasiada complicación, combos espectaculares y una historia que resulta más que entretenida.

Nada más empezar, nos encontramos con Cao Cao , un ambicioso guerrero que será el líder que sofocará la Rebelión de los Turbantes Amarillos y que quiere derrocar a la Dinastía Han. Al principio solo podremos escoger a este personaje para jugar, si bien pronto podremos desbloquear más actores (y actrices) hasta los 83 combatientes , cada uno aportando su visión de la historia y con sus propias ambiciones personales (y características a la hora de afrontar la guerra). A partir de aquí, tienes toda China por reconquistar: intrigas, traiciones, misiones, campamentos base, avanzadillas, retaguardias y lucha, mucha lucha por delante.

El modo de juego es simple y no necesitamos demasiada destreza para conseguir combos impresionantes . Los movimientos sencillos ya otorgan gran espectacularidad, pero además con fáciles combinaciones de botones (cuyas instrucciones en español se nos dan a medida que avanza el juego, por lo que el tutorial tampoco es demasiado necesario) podemos conseguir barrer a decenas de enemigos de una tacada. Es importante tener en cuenta los avisos que aparecen , pues existen determinados jefes con los que solo se puede acabar utilizando determinadas maniobras (incluidas las mágicas), pero que tampoco nos lo pondrán demasiado difícil una vez hayamos dado con la clave.

Sin embargo, como en muchos otros videojuegos, subir nivel es básico para ir plantando cara a los enemigos y ganar más porción de tierra. Aquí entra en juego la experiencia. Por otro lado, están las diferentes armas, que equipadas y mejoradas a base de gemas con los cuatro elementos básicos (fuego, aire, tierra y agua) aumentan los parámetros y estadísticas, y los objetos obtenidos a lo largo del juego, ya sea a través de misiones (hay casi en cada esquina) o comprando a los mercaderes que vayamos encontrando.

Las misiones es una de las partes más refrescantes, pues nos darán tregua de las encarnizadas batallas para proponernos desde que encontremos una medicina para un soldado que lo pasa mal a las puertas de la fortaleza a infiltrarnos en un castillo de forma sigilosa sin entrar como un elefante en una cacharrería, como de costumbre. Además, nos será muy útil en el tortuoso camino el caballo , una opción que en la anterior entrega se quedaba casi en anécdota, pero que ahora, teniendo un mundo que explorar, nos ahorrará largas y pesadas caminatas . Al principio es algo complicado de dominar, pero en breve se convierte en un recurso vital, si bien aún así puede haber recorridos que se hacen largos (existe la opción de llegar directamente al destino, aunque para ello tenemos que tenerlo localizado).

A nivel visual , es correcto en las batallas, donde se puede disfrutar de elaborados escenarios que mantienen muy bien el tipo a pesar de los cambios de cámara. El problema viene en las distancias cortas : poco detalle, mucha arista y caras de personajes que recuerdan a títulos de los noventa, no de 2018. Y no es cuestión de equipos, pues el resultado se aprecia igual en pantallas grandes y lo que es muy preocupante, en pequeñas.

Se trata de una de las deficiencias más notables del juego, que evoluciona con la propuesta de mundo abierto, si bien al final se convierte en su mayor hándicap al no estar acompañado de mejora técnica , afeando el título que prometía ser un punto de disrupción en la saga. Conclusión: batallas épicas, enemigos a mansalva, gráficos que desmerecen una historia entretenida que debería ser tratada con mayor mimo.

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