«DiRT 4»: un rally accesible, equilibrado y abierto

Recreándise en un entorno árido de ardua orografía, conducir un coche en un rally no es tan fácil como parece. La técnica, la experiencia en los pasos por curva, dominar los derrapes son pilares fundamentales para llegar a buen puerto. Sin embargo, no suele despertar tanto el interés entre el público como los bólidos que queman ruedas sobre asfalto. De cara a dejar de ser una competición de nicho, el videojuego «DiRT 4» pone el acento sobre los conductores noveles con un sistema de carrera y una conducción accesible, aunque también ofrece buenas experiencias en la simulación y los expertos del género.

El título, heredero de la serie Colin McRae, no se centra únicamente en las carreras todoterreno, sino que en esta entrega se ha dado un paso más incluyendo otras disciplinas de rallycross, así como nuevos vehículos como camiones y buggies.

Con más diversión que pasión en estos casos, no obstante, porque lo más probable es que el videojugador se centre en desear controlar los potentes caballos de marcas como Mitsubishi, Ford o Subaru.

En total, hay unos cincuenta modelos, algunos de ellos clásicos. El sistema da la posibilidad de conducir en dos tipos de conducción bien diferenciados, uno más arcade para aquellos que desean más bien pasar el rato y divertirse sin demasiada complicación, y otro de corte simulación en la que las físicas y las mecánicas juegan un papel decisivo, demostrando entereza y un realismo bastante logrado en el comportamiento del coche. Se trata de un sistema más exigente y todas las pruebas se convierten en un desafío permanente.

El juego contempla varias modalidades de juego, en solitario, cooperativo y multijugador online. La fase destinada a completar carreras es muy amplia y tiene mucho contenido. Para acceder hay que crear un piloto, personalizar los vehículos o buscar patrocinadores, los cuales ofrecen ciertas exigencias y desafíos. Se empieza desde lo más bajo de la categoría, con vehículos de poca cilindrada que, conforme avanzamos y completamos pruebas, obtenemos puntos canjeables por nuevos coches.

En cuanto a las localizaciones se han trabajado las clásicas carreras contrarreloj se pasean por cinco regiones (Míchigan, Australia, Suecia, Gales o, incluso, Tarragona). Todas ellas están bien diseñadas y definidas con un n aspecto artístico muy realista al igual que los detalles de iluminación y texturas. Un gran resultado. Todo en su conjunto, con la excepción del público y las animaciones, se ve alucinante. Pese al obvio esfuerzo, se echa en falta más trazados.

Además de este aspecto tradicional, «DiRT 4» ofrece nuevas disciplinas de rallycross y landrush en donde el reto es ser rápidos y completar carreras cortas de distintas ubicaciones de tierra, que obliga al jugador a ser cauteloso porque la estabilidad y control de vehículos es más delicado. Parte de la gracia de este juego es el trabajo que hay detrás para dotarle de un cierto realismo en las físicas y comportamiento de los coches. Daños, choques, incidentes y otros aspectos externos pueden alterar profundamente el control y el manejo.

De hecho, las inclemencias del tiempo pasan factura y se puede apreciar una gran fidelidad cuando se conduce por terrenos de grava fina o barro. Afortunadamente, el juego viene doblado al castellano con lo que las indicaciones que nos brindan se reciben con gran alegría. Dado que el rally es una competición tan desafiante, no podía faltar otros detalles como la configuración de ciertos parámetros y reglajes del coche para ajustarse al tipo de trazado y el nivel de pilotaje.

Además, se incluye un sistema, «Crea tu circuito», por el cual se pueden diseñar algunas rutas personalizadas. Es fácil hacerlo y en pocos pasos se consigue dejar algo bastante apañado. El editor permite que cualquiera pueda definir algunos parámetros como la longitud, la dificultad y la climatología. La banda sonora también es digna de destacar, puesto que mientras uno intenta concentrarse para no empotrarse contra un árbol se pueden deleitar sus oídos con temas de Queens of the Stone Age, Wolfmother o Chemical Brothers. Temas que imprimen ya de por sí energía.