ANÁLISIS

«Knack», entre la sencillez y la monotonía

Este título exclusivo para PlayStation 4, con texturas como de plastilina, deja un regusto un tanto indiferente, aunque resulta entretenido

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Con aires retro y queriendo transportarse hacia los viejos tiempos, este título no deja de ser uno más para pasar el rato. Entretenido, sí; vibrante, no. «Knack» es uno de los primeros títulos exclusivos que han venido a acompañar al alumbramiento de la nueva consola PlayStation 4. El jugador controla a una pequeña criatura compuesta de piezas, capaz de transformarse en un engendro cada vez mayor gracias a su capacidad de imantar nuevos elementos encontrados en el transcurso de su misión.

Su jugabilidad, sencilla y básica, le traslada a uno a años anteriores donde las consolas no eran tan potentes, pero le falta ese punto de geometría para alcanzar el éxito. Desarrollado por Japan Studios, se trata de una aventura de acción en tercera persona con la que este simpático ser, que va creciendo y creciendo conforme va recibiendo piedras especiales que le fortalecen los poderes y la energía, tratará de luchar contra el Mal.

Durante el transcurso del juego, Knack también descubre que puede aumentar sobre su propio volumen de forma masiva utilizando incluso fragmentos de hielo, madera o metal.

El personaje principal fue creado para ganar la guerra contra el ejército goblin. La originalidad de sus poderes es uno de los pocos aspectos ciertamente destacables, lo que pudiera comprenderse por el público al que, en teoría va dirigido, un público más bien joven comparado con el resto de títulos ya disponibles para la consola.

Adornada con fantasía, la línea argumental resulta un tanto plana, insípida, carente de profundidad y, hasta en ocasiones, reiterativa hasta casi rozar la indiferencia. Le falta un empuje de emoción para arrancar las ganas de más y de cautivar al jugador. Pero un cierto divertimento está asegurado, sobre todo, para los más pequeños. Ese es su punto a favor.

Sendas y caminos te llevan por donde quieren y no se puede improvisar o experimentar por zonas alternativas. Vas por donde te toca, y punto. Todo el juego en sí rezuma lo básico por los cuatro costados, un aspecto que a más de uno defraudará. Enmarcado en una cámara situada en tercera persona, juego comienza con un ataque en territorio humano. Con todo, deciden poner a prueba los poderes de Knack, que va derrotando fácilmente a los enemigos si uno se concentra un poco.

Se pueden encontrar zonas ocultas en donde habitan cofres que contienen componentes para una creación posterior de objetos que sirven para actualizar a Knack en todas sus formas, aunque es posible que estén demasiado bien escondidos. Manejar al muñeco no repercute gran dificultad. Saltar, andar, golpear y evadir un ataque son sus acciones, ampliadas con la magia que desprende ataques especiales como una onda expansiva que destrozan por completo a los enemigos. Este poder se genera recogiendo piedras solares que se va encontrando a lo largo del camino. Cuando el bicho se imanta de piedras y objetos para aumentar su tamaño el controlador «DualShock 4» responde con sonidos que le otorga una atmósfera sensacional para tratar de meterse en la historia.

Los gráficos, mejorables, se quedan algo cortos y, en ciertos sentidos, no da una imagen que estemos ante un juego de nueva generación. Entornos y reflejos dan una pequeña muestra de lo que la potencia gráfica de la nueva generación de consolas es capaz sin llegar a demostrarlo. En su conjunto, las texturas de personajes y paisajes parecen hechos como de plastilina. La historia, aunque apenas notable, puede sujetar a ese público más joven ávido de entretenimiento.

Ver los comentarios