Twitter, principal red de micromensajes
Twitter, principal red de micromensajes - AFP
ANÁLISIS

Twitter: estamos los que somos, somos los que estamos

La red de «microblog», que este año cumplirá diez años, pierde por primera vez seguidores y se enfrenta a una profunda crisis de identidad

MADRID Actualizado: Guardar
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Podrían contarse pamplinas acerca de la estrategia de Twitter para captar nuevos usuarios. Lo cierto, pues, es que todas las fórmulas adoptadas en los últimos tiempos, habidas y por haber, no han logrado atraer a ese público masivo que convertiría a esta red de micromensajes en una plataforma más relevante.

Nadie duda de su importancia. Ni lo transgresor de su filosofía. Ella solita ha logrado crear una nueva forma de acceder a los contenidos informativos y subyace esa visión acerca de «segunda pantalla» de los programas de televisión. Se dice que ha servido incluso para derrocar gobiernos. Y los que allí se cuece refleja la opinión de la masa social. ¿O no? No por ello ha logrado llegar al gran público.

En su esencia, esta red social tracciona a base de los pasos andados por una sociedad hiperconectada. Ama al pajarito azul, incluso más de uno aseguraría que no podría vivir sin ella.

Pero seamos sinceros. Twitter es, desde hace mucho tiempo, una gran empresa. No es aquella «startup» incipiente que daba sus primeros pasos en 2006. Tampoco aquella que, alrededor del 2009 generó una tremenda explosión de seguidores al verse reforzado por la «moda» adoptada por muchas «celebrities» de desembarcar en los mundos virtuales como cualquier cosa. Muchos famosos la abandonaron; otros muchos han sacado un jugo delicioso a su uso como mecanismo de llegar a sus fans. Y, este escenario, ayudó a que melómanos y fans ingresaran en la red para ver qué es que lo hacía su ídolo. Desde hace tiempo los «tuits» de los famosos aparecen por doquier en multitud de diarios digitales. ¿Para qué estar en Twitter si los programas de televisión y la prensa digital ya se encargan de distribuir lo más reseñable?

La decisión más difícil

Aquella fórmula de «Mientras tú no estabas» -ahora ampliada si cabe con un nuevo cambio que rompe la cronología de las publicaciones- intentó reforzar la idea de «oye, no puedo estar todo el día pendiente de esto, Twitter cuéntame lo más importante». Pero este algoritmo tiene su doble cara, puesto que muchos usuarios con perfiles pobres en número de usuarios si lo comparamos con los miles de los famosos se quejan de que sus mensajes, a partir de ahora, no llegarán a la gente. Es una situación difusa, pues los seguidores que tienes te seguirán viendo pero si tu máxima preocupación es ganar número de usuarios igual no sirve de la misma manera publicar una foto de tu perro con un sombrero. Es la oligarquía «tuitera» ya existente la que marcará la pauta. Estamos, en cualquier caso, de una crisis de identidad que debería hacer reflexionar aún más a la empresa norteamericana.

No es fácil la decisión. Si se cambia un ápice la plataforma, cuya sencillez ha sido una de sus señas de identidad desde el principio, puede provocar una espantada de usuarios veteranos. Y estos hay que cuidarlos como los fans de los grupos de rock que acudían a sus primeros conciertos en salas de barrio. Mantener las raíces son importantes. Pero si no se modifica, Twitter corre el riesgo de quedarse en un servicio solo para unos pocos. Y eso está pasando. Por primera vez en su historia no ha incrementado su número de usuarios. Aunque, insistimos, es una red muy popular, con personalidades famosas formando parte de ella, sigue sin calar suficientemente hondo en las personas «normales».

Crecimiento plano

Su crecimiento se ha ralentizado. Es más, no es que se haya ralentizado, es que incluso está perdiendo en número de usuarios. Esto es más preocupante, puesto que en el último balance de resultados presentado esta semana se observa que la marca vuelve a acumular 320 millones de seguidores. Que no son pocos, es cierto, pero sí se va quedando atrás respecto a otras plataformas más especializadas si cabe como Instagram (400 millones de usuarios) o esa aplicación de mensajería efímera llamada Snapchat (200 millones de usuarios), que es la que está, digamos, de «moda» entre la población más joven. Si a estas cifras, le restamos los usuarios que hacen uso de la plataforma por SMS, Twitter presenta unas cifras aún menos esperanzadoras: 305 millones de usuarios, dos millones menos si lo comparamos con el trimestre anterior.

«Tenemos algunas reglas muy extrañas alrededor de las conversaciones, en torno a las respuestas y el formato de nombre que nadie entiende. Tenemos que arreglar eso», explicó el consejero delegado de Twitter, Jack Dorsey, en la conferencia de presentación de resultados. «Estamos centrando gran parte de nuestro esfuerzo en redefinir el producto principal y mirando lo que se siente como confuso en el servicio». En ese trabajo, la empresa se plantea cinco retos para este año: mejorar el servicio básico, potenciar los vídeos en directo, apoyar a los creadores de contenido, reforzar la seguridad e invertir en los desarrolladores.

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