Detalle de Aple Pay, el sistema de pago ideado por Apple
Detalle de Aple Pay, el sistema de pago ideado por Apple - ARCHIVO
análisis

El reto de cambiar plástico por pantallas

Grupos tecnológicos y bancos pugnan por hacerse con el control en los pagos por móvil, considerado el futuro

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

La digitalización de la información amenaza con llevarse por delante numerosos elementos que forman parte del quehacer diario de muchas personas en la actualidad. La tarjetas de crédito es uno de ellos. Fabricada en plástico y con una banda magnética, se ha convertido en uno de los métodos de pago más extendidos del mundo. ¿Tiene los días contados? Los teléfonos móviles amenazan con desterrarla. Mientras la tecnología avanza, el sistema financiero y los grupos tecnológicos se enfrentan a la exigencia de la movilidad extrema. Y cada sector promulga sus propias soluciones.

Los sistemas de pago por móvil toman posiciones. Crecen, sí, pero desde hace varios años se habla de que forma parte del futuro que hay que construir. Se resisten, parece que nunca nos acercamos lo suficiente a ese sueño.

Los intereses en este ámbito (el económico) son muchos. Alterar un modelo como el actual, ya consolidado y asumido por todos los agentes implicados en un proceso de compra, condiciona su crecimiento.

Queda patente que el «smartphone» -teléfono móvil inteligente- no solo es un miniordenador que alberga toda nuestra vida, sino que pretende convertirse en un monedero virtual. Los vaticinios de los expertos lo constatan. Según revela el estudio World Payments Report, realizado por Cap Gemini y Royal Bank of Scotland, los pagos por móviles son cada vez más habituales. Poco extendido aún, se estima que aumentará su uso en un 60% en dos años en detrimento de otras formas que van perdiendo interés. Unas cifras que, junto al estudio de Forrester Research («el 13% de los españoles utiliza su móvil para pagar»), demuestra el cariz que va cobrando el comercio electrónico.

Tecnología en movimiento

Los grupos tecnológicos han irrumpido en el mercado financiero con nuevas plataformas de creación propia, insistiendo en la idea de que el dinero es cada vez más virtual y aprovechando que móvil lo tiene la mayor parte de la sociedad. La demostración de Apple durante su presentación esta semana de su primer reloj inteligente, el Apple Watch, anima a vislumbrar un futuro en donde el consumidor final será capaz de pagar, de forma inmediata y con total seguridad (esa es la promesa) solo con pasar este dispositivo por un terminal que domine la tecnología Near Field Communication ( NFC, por sus siglas en inglés), que transmite datos de manera inalámbrica.

Esta idea refuerza el interés de la compañía americana con Apple Pay, su propio sistema de pago anunciado hace unos meses. Arrancó en octubre solo para EE.UU. -se implantará en Eurpa en los próximos meses- y funciona en el 90% de los comercios. Un sistema de autentificación promete una mayor seguridad que incluso las tarjetas de crédito. Google hizo lo propio con Wallet, que almacena los datos de las tarjetas. Y, otra empresa que tampoco da puntadas sin hilo, Samsung, ha introducido en su recién presentado Galaxy S6 su propia alternativa.

Los proveedores de tarjetas

Estos métodos de pago contrastan los ofrecidos por los proveedores de tarjetas bancarias. Por un lado, Visa, ha actualizado sus plataformas mediante un sistema llamado «tokens», que consiste en sustituir la transmisión de datos en el proceso del pago a través de un código que lo autoriza pero sin revelar datos de las cuentas.

Desde Mastercard, por otro lado, han desarrollado un sistema de pagos digitales en la nube que se ajusta a todo tipo de infraestructura «contactless» (sin contacto), presente en más de seiscientos mil establecimientos en España. «Lo que se está viendo en estos momentos es una sustitución de los formatos tradicionales de pago, en este caso, la tarjeta de plástico por los dispositivos inteligentes. Al largo plazo, esta tendencia crecerá. Vemos que otras modalidades como las plataformas de pago, o carteras digitales están adquiriendo protagonismo con un 24% de uso entre los internautas españoles», asegura Paloma Real, directora de Desarrollo de Negocio e Innovación de MasterCard.

Reacción en los bancos

Pero si hablamos de dinero son las entidades bancarias a las que estos métodos les afecta de una manera u otra. No obstante, firmas como CaixaBank o LaCaixa también han reaccionado en los últimos tiempos aportando soluciones. Con casi cuatrocientas mil descargas su primer año, BBVA Wallet se ha erigido como la punta de lanza de una nueva estructura financiera en la que los terminales móviles se han convertido en un monedero digital.

Esta herramienta en concreto ofrece a sus clientes una nueva forma de gestionar las transacciones de sus tarjetas de manera rápida a través de una aplicación móvil. Se trata, por tanto, de una especie de mando a distancia de las tarjetas, lo que convirtió al BBVA en la primera entidad que ofrecía este tipo de servicios en España. Además, ofrece una función interesante como es la posibilidad de diseñar su propia financiación a la hora de comprar. «Es transparente porque en la pantalla del móvil da información y muestra las posibles cuotas de financiación y los intereses», explica Javier López Chicote, responsable de Banca Digital de BBVA, quien asegura que «el 47% de las financiaciones que se hacen en BBVA de compras se hacen ya por el móvil».

Los principales escollos

No todo son esperanzadoras promesas. La falta de un estándar definido y de una infraestructura establecida son, junto a la percepción de inseguridad por parte de los usuarios, los principales frenos para convertir los pagos por móvil en un hábito real. Los fraudes son otras de las cuestiones a corregir por parte de las empresas implicadas.

La solución de Apple, por ejemplo, ya ha provocado casos de operaciones fraudulentas. Determinados delincuentes han aprovechado agujeros en su seguridad, aunque, tras conocerse los casos, la empresa ha insistido que su sistema es seguro y protege los datos personales. También una posible manipulación de la información por el hecho de acceder a datos confidenciales o la instalación de código malicioso en el controlador NFC son otras de las amenazas del «m-commerce».

Ver los comentarios